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Ejido “El Rosario”: Santuario y cementerio de las Mariposas Monarca

COBERTURA. En Ocampo, Michoacán, se encuentra la mayor reserva de mariposas monarca en el mundo

recorrido

Imagen de las mariposas en el santuario.

Imagen de las mariposas en el santuario.

Mariana Garibay

“Se dice que los colonos se fueron al norte y se convirtieron en mariposas monarca”, explicó el guía del santuario “El Rosario”, Paulino Guzmán González, sobre una de las tantas leyendas que narran la existencia de uno de los insectos más bellos del reino animal.

Sin embargo, los mitos de las monarca se han contado desde el México prehispánico, donde se decía que los muertos viajaban sobre la espalda de aquella criatura que los aztecas asociaban con su diosa de la belleza Xochiquetzal y que en la cultura purépecha recibieron el nombre de Kolombrini parakata.

Con un peso de tan solo dos gramos, una nueva generación de mariposas monarca realiza un recorrido monumental desde el sur de Canadá para huir del implacable frío año con año. Nuevo León, Guanajuato y Querétaro son algunos de los estados de la República Mexicana que recorre esta especie para llegar al que ha sido su lugar de descanso desde hace décadas.

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El interés de proteger a la Monarca radica en que es un indicador de salud de numerosos ecosistemas terrestres que cruza en su migración.

“El Rosario” es el santuario por excelencia de las monarca, quienes desde noviembre hasta marzo, nutren al recorrido circular con un espectáculo visual sin comparación y llenan de vida sus alrededores.

A lo largo del kilómetro y medio que dura el recorrido, los árboles, flores y el mismo cielo es decorado por miles de estos lepidópteros, quienes parecieran a lo lejos hojas otoñales entre el paisaje invernal.

En lo más alto de la montaña, alrededor de 60 millones de las bellas criaturas se resguardan entre los mismos árboles y conforme pasan los meses, comienzan a descender mientras aumenta el calor en la zona, por lo que durante la última etapa de su estadía, es fácil encontrarlas bebiendo desde los riachuelos cercanos a la entrada del recinto.

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Los oyameles ubicados en la zona sirven como una especie de cueva que las resguarda de las variaciones climáticas de acuerdo con Paulino Guzmán: “si llueve, se menea la mariposa; si corre mucho viento, la mariposa queda pegada, entonces la rama del oyamel es como un escudo protector para ella”.

Gracias al vuelo libre de las quetzalpapalotl, febrero podría ser una de las mejores épocas para acudir al hogar temporal de las monarca para admirar en silencio el sonido de sus aleteos al recorrer la zona y su belleza al posarse entre las flores o al confundirse con el follaje.

Si bien la toxicidad de las mismas la convierte en presa de pocos valientes depredadores, “El Rosario” también hace la función de un cementerio al ser el lugar de descanso final para estos seres, como los machos que perderán la cabeza tras la etapa de apareamiento o aquellos que cayeron en algún punto del vuelo en los caminos del recinto.

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“Hay que respetar su colonia, su hábitat natural” reflexiona el guía turístico, quién hizo énfasis en no recoger los cadáveres de las mariposas “hay que dejar que aquí se queden, como en un cementerio, para que el próximo año, las demás generaciones las encuentren aquí”

El recorrido tiene un costo de 50 pesos para niños y 80 para adultos; se trata de una subida no muy complicada, sin embargo, es recomendable llevar algún dulce o bebida en caso de sufrir del llamado “mal de montaña”, el cual consiste en mareos, dolor de cabeza o fiebre por la falta de oxigenación a partir de la altura del sitio, la cual ronda los 3300 metros al nivel del mar.