“Es importante decir una cosa, quedó super bien, porque lo que se hizo fue de una forma maravillosa, será una cosa espléndida para mostrarle al mundo”, esa es la promesa que hace Guillermo del Toro durante un conversatorio en línea que se presentó este martes en el marco de la edición 37 del Festival internacional de Cine en Guadalajara (FICG), para dar los primeros detalles de Pinocho, una producción que hizo de la mano de Netflix y que es uno de los proyectos de sus sueños que ha tardado más de 15 años.

Apenas hace unos días se revelaron nuevas imágenes del filme del mexicano quien compartió que una de las fascinaciones por dar una nueva versión distinta de un personaje tan universal radica en su plasticidad narrativa: “Lo que sucede es que hay ciertos personajes, 10 o 15 en la historia de la literatura que puedes hacer tantas variaciones como quieras, y son personajes que incluso la gente que no hay leído las novelas, está familiarizada con los principios del personaje: Tarzán, Sherlock Holmes, Pinocho, Drácula; las versiones de las novelas tienen un nivel de universal”, dijo en la charla.

“A esos personajes los puedes hacer en el futuro, ciencia ficción, en el pasado, en una disertación sobre la mentira o la verdad; un vampiro puede ser una metáfora sobre el capitalismo o puede haber una historia sobre el erotismo; Pinocho puede ser una de esas versiones que admiten esas voces universales”, añadió.

Guillermo del Toro se encuentra muy emocionado por ver materializado el proyecto a unos meses de su estreno, sin embargo no piensa en las expectativas que hay frente al público: “Lo que importa (de Pinocho) es si me conmueve, si me hace reír, me hace llorar, si lo entiendo. No podría ser más personal. Evidentemente tiene que ver con la vida, la muerte, el amor. Qué es comportarse como un títere y qué es comportarse como un ser humano. Situada durante el periodo de Mussolini en Italia. Es preguntarte sobre los humanos que actúan como títeres ¿qué son? y los títeres que actúan como humanos ¿qué son?”, explicó.

“Por ejemplo, a mí me interesaba mucho que no fuera a favor de las buenas costumbres y la estructura que, a partir de otros Pinochos se decía que si eres desobediente es malo. Acá lo que decimos es que es bueno ser desobediente, es bueno no seguir órdenes. La mayoría de los Pinochos dice que si te transformas en niño de carne y hueso entonces eres verdadero, y yo no creo en esa transformación, yo creo que para ser quien eres no tienes que traicionar tu naturaleza. Son cosas muy importantes. Para mí está ligada a El espinazo del diablo, a Nightmare Alley, a El laberinto del fauno… es completamente del imaginario mío”, añadió.

El cineasta ganador del Premio de la Academia, reinventa el cuento clásico de Carlo Collodi acerca de la marioneta de madera que mágicamente cobra vida para reparar el corazón de un tallador de madera afligido llamado Geppetto. Este fantástico musical animado en stop motion dirigido por Guillermo del Toro y Mark Gustafson sigue las aventuras y travesuras de Pinocho en su búsqueda por encontrar su lugar en el mundo, pero tiene un sentido más profundo desde diversos significados, por ejemplo el personal:

“Hace muchos años cuando empecé fue con animación en plastilina en super 8 los primeros cortos, luego con Rigo Mora hicimos cortos de él y animación para comerciales y luego vino una generación muy fuerte que está presente ahorita con elementos creativos de vanguardia”, expresó el cineasta.

Más aún, siente una responsabilidad por mantener viva una técnica de animación tan importante como lo es el stop motion: “Es de las primeras técnicas que se crean cuando nace el cine y se vuelve profundo cuando sale King Kong que es un personaje complejo de emociones y acciones. King Kong es el momento en que esta técnica cuenta historias de mayor tamaño y ambición y luego damos un brinco a Ray Harryhousen, quien es uno de los grandes pioneros de esta técnica, en películas de fantasía de gran vuelo”, comentó.

“Tuve la fortuna de conocerlo y hablar con él, pero además de ahí vienen otros animadores nuevos como Randall Cook y Phil Tippett. De ahí viene también mi codirección con Mark Gustafson, con la creación de plastilina, porque Mark está ahí desde el principio, y eso me atrajo a codirigir con él”, agregó.

En un momento de la charla el cineasta describió lo importante que era animar a 24 cuadros por segundo desde la animación, en busca de conectar con su complejidad: “La técnica es muy sencilla de explicar y difícil de concebir. En un movimiento humano, hay varios vectores (...) Hay que vender gravedad y peso, y a nivel secundario la personalidad. (...) Se trata de darles alma a estos títeres, el ánima, por eso son procesos profundamente complejos. Sus cabezas son como robots de relojería que ajustas con un destornillador o pinzas o algún otro mecanismo”, dijo.

“El animador es como un espía de otro planeta que mira cada movimiento y accidente que quiere recrear en animación. En un momento como este, en que la animación es económicamente viable, especialmente la digital, que atrae a los públicos jóvenes, el stop motion es una técnica tardada y compleja de producir. Estamos filmando en sesentaitantos sets y queremos mantenerla viva. Para mí es la forma más sublime de hacer cine porque estás pintando por completo una realidad que jamás existió: desde la exhalación o el viento lo mueves tú, todo lo haces”, añadió.

Desde luego el lado emocional de Pinocho tiene la herencia de la conexión con otra figura importante de la animación en México como Rigo Mora: “Para mí lo más bonito es recoger la estafeta que se dejó hace muchos años. El vínculo de Rigo Mora con los animadores nuevos, que continúa con otros animadores por dos generaciones más, eso es importante. Guadalajara tiene unos de los talentos de animación más fuertes del mundo y es por esa razón por la que tenemos la beca. Porque creo que la animación es un semillero de ideas importante para México, ahora que el apoyo estatal es mucho más magro, escaso y difícil para el cine. La animación en México puede ser un punto de cambio”, señaló.

Lo que engloba a esta película y hace relevante su producción es que parte del filme se realizó en Guadalajara para dar inicio a las actividades del Taller de Chucho, un estudio de animación que fundó de la mano del FICG, en el cual se realizó la escena más importante que se podrá ver en Pinocho:

“Pensaba que si se crea se pueden traer producciones internacionales y apoyar producciones locales. El taller es independiente a mí pero me da gusto poder estimular la creación del taller con animadores tapatíos. Fue un proceso largo, no fueron solo los locales que estuvimos buscando sino capacitar a la gente para generar armaduras técnicamente actualizadas o tener cosas que no se podían tener en México tan fácilmente”, dijo.

“Hubo un proceso de selección para los títeres, como casting. Quería los titeres los tocaran manos tapatias, que estuvieran con Pinocho, el Grillo y el mundo del más allá que fue la secuencia principal que se hizo en el Taller que fue la de los conejos negros”, continuó el cineasta.

“Quería llevar a animadores a que se capacitaran fuera, como Sergio (Valdivia) en Portland, Oregon, a quien se le permite participar en otras secuencias para que cuando vuelva a Guadalajara tenga más ideas y otros mecanismos de lo que se hace en otro lado. Cuando se puede ayudar a que progrese un elemento como la animación en México creemos que podemos hacer algo muy contestatario, profundo y personal”, complementó.

Dentro de ese equipo creativo de Pinocho que trabajó en Guadalajara se encuentran algunos miembros de la generación de animadores de stop motion más destacada de los últimos años en México que está conformado por René Castillo, Luis Téllez, León Fernández, José Medina, Rita Basulto, Sofía Carrillo y Karla Castañeda.

“Intento mantener esta relación con los siete animadores que conozco a nivel personal. Algunos de ellos trabajaron en la película, no todos. Mi conexión con ellos es porque tienen una animación a nivel plástico muy fina, como de pintor, escultor y poeta, que la manejan tan íntimamente sin interés de comercialización: son autores totales. Lo ves esto en Europa del este y en México, pero en Guadalajara hay un elemento poético-trágico hermoso que me parece fundamental darle continuidad”, mencionó.

Es por eso que Pinocho tiene un impacto más importante que la producción pues se vuelve una semilla para un proyecto ambicioso que lleve al Taller de Chucho a ser un centro importante de producción en animación: “Para mí lo importante era crearlo, visibilizarlo con una primera producción como Pinocho y soltarlo. Los animadores tapatíos son los que le darán continuidad, que la gente que quiera producir o coproducir en Guadalajara ya lo lleve. Yo apoyaré, daré clases o otras cosas pero lo importante era echarlo a andar”, dijo Del Toro.

“En la producción de Pinocho lo más complicado fue para nosotros filmar en Guadalajara pero fue importante para mí, porque el amor que tengo con la animación no es una cosa pasajera: fue mi primer amor en super 8, los primeros cortos eran malísimos stop motions, pero al final lo que se trata de esto: es defender el origen de lo que creía que era el cine. Para mí fue un regreso muy largo”, añadió.

“Al terminar El laberinto del fauno me plantee una idea, que era volver a la animación, pero voy a hacer una curva muy grande, pasando por Dreamworks produciendo películas ahío produciendo a Jorge Gutierrez, porque estoy seguro que si no lo apoyamos El libro de la vida no se hace y Jorge es un talento muy importante para la animación a nivel mundial. Esa curva termina llevándome a Pinocho y más allá, porque quiero seguir dirigiendo animación. Creo que es una labor importante”, concluyó.