Escenario

José Eduardo Castilla y ‘Aguacuario’, “lo más importante del cine, es que se pueda ver”

ENTREVISTA. Crónica Escenario mantuvo una charla con el cineasta mexicano por su participación en el Festival de Cine de Berlín en la sección competitiva Generation KPlus dedicada al público joven

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Fotograma del filme.

Fotograma del filme.

Cortesía

Aguacuario, cortometraje realizado por estudiantes del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) fue seleccionado para formar parte del Festival Internacional de Cine de Berlín, que se realiza del 15 al 25 de febrero de 2024, en Alemania. Dirigido y escrito por José Eduardo Castilla con producción de Carolina Maciel es una de las 32 producciones que forman parte de la sección competitiva Generation KPlus dedicada a películas que, en sus narrativas y lenguajes cinematográficos, toman en serio a las y los jóvenes.

Aguacuario narra la historia de un niño que debe decidir si cumple con las tareas asignadas en el negocio familiar o si se embarca en una pequeña aventura sobre tres ruedas. El corto fue filmado en la ciudad de Coatzacoalcos, Veracruz. El proyecto recibió el apoyo del gobierno municipal de Coatzacoalcos y su Departamento de Cultura, así como del Centro de Capacitación Cinematográfica.

En Crónica Escenario tuvimos la oportunidad de charlar con su director por esta participación.

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Fotograma de ‘Aguacuario’ de José Eduardo Castilla Ponce.

¿Cómo surge la idea de este cortometraje?

El corto Aguacuario, nace a partir de una purificadora de agua que mi abuelo tenía hace mucho tiempo en Coatzacoalcos, Veracruz. Yo soy de Puebla, pero la familia de mi mamá es de Coatzacoalcos y yo crecí en ambos lugares. En esta purificadora yo tuve como los recuerdos más bonitos que he tenido en mi vida, o sea, en esta purificadora, pues a mis hermanos, a mis primos y a mí, a todos nos tocó en algún momento chambearle. La verdad, tuvimos experiencias súper lindas y la verdad, fueron súper importantes para las personas que nos convertimos. Con esa purificadora hasta mi mamá y mis tíos fueron a la universidad. Fue una purificadora como muy importante para todos nosotros y que, pues bueno, después como por la violencia y toda la inseguridad en Coatzacoalcos, se rompió.

En 2019 yo estaba saliendo de la prepa y creo que estaba experimentando una especie de nostalgia hacia mi niñez, pero pues justo fue ahí donde empecé a revisitar un montón de recuerdos y fue donde empezó a nacer como la idea de hacer Aguacuario. Como tal, no es una historia autobiográfica, sin embargo, sí hay como la esencia, un poco los sucesos y todo eso. Fue hasta la pandemia en 2021 que surgió como la oportunidad de filmarse. En la pandemia todos nos la estamos pasando bastante mal, yo personalmente estaba teniendo muchos temas de ansiedad, de depresión, y ese corto se volvió mi salvavidas, la verdad, ese corto hizo que me saliera de ahí. Un amigo me motivó a retomar ese corto y de repente estaba ya en Coatzacoalcos viviendo con mis abuelos, preparando todo. Fue un proyecto que empezamos a levantar literalmente entre mi abuelo y yo. De pura ayuda de la gente, conociendo, preguntando, hasta que unos meses después fue posible realizarse, después nos tomó otros dos años terminarlo y así es como llegamos.

Fotograma del filme.

Fotograma del filme.

Cortesía

Realmente los cortos que hablan de este paso de la pubertad a la adolescencia son complicados porque muchas veces los chavitos están experimentando esto, pero no saben llevarlo a pantalla. Tú muestras una gran mano con tus dos actores, quienes están entre esta inocencia y también entre esta coquetería que se da entre la adolescencia y la pubertad. ¿Cómo fue trabajar con ellos dos?

Fue increíble. Yo tenía muy claro que quería trabajar con niños de Coatzacoalcos o de la zona, y eso venía de la mano con trabajar con niños no actores, ya que en Coatzacoalcos y en esta zona no hay realmente escuelas de actuación ni nada por el estilo. Hicimos un casting abierto ahí por toda la zona. Nos llegaron niños de Allende, de Minatitlán, de Coatzacoalcos y fue como llegamos un poco a estos dos chicos, la verdad fue un proceso bien divertido y también interesante porque fue la primera vez que yo dirigía a niños no actores y, en general, era la primera vez que dirigía. Fue estar probando con mucho juego, mucha búsqueda como los tres. Ellos dos se entregaron completamente al corto y creo que la mayor virtud de ese cortito es justo que la dinámica que se vuelve entre ellos, que fue como una cosa que estuvimos trabajando durante semanas, que fue muy lindo porque ellos empezaron a dar un montón de ellos mismos y entre todos empezamos a construir nuevamente a estos personajes, y de repente es muy lindo porque ahorita ya pasaron años, ahora sí ya son unos adolescentes de verdad y se siguen siendo amigos, se siguen mandando TikToks y todo eso la verdad me parece muy bonito. Entonces fue un proceso de entre todos estar buscando y de mucho juego con ellos, de también explicarles cómo era la dinámica de un set, que se firma en desorden y entonces el guion lo reescribí como si fuera un cuento y lo estuvimos trabajando más bien como un cuento porque sentía que el guion de cine era muy técnico. También me fui haciendo de mis mañas y de ciertas herramientas que fueron ayudando un montón. 

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Los diálogos de este trabajo son muy naturales, ¿cómo surgen, ya venían del guion o fueron ellos los que te decían así suena más natural?

La base sí fue desde el guion, pero, casi todos los diálogos los fuimos reescribiendo en ensayos, íbamos platicando y era de ¿tú cómo dirías esto? Muchos momentos fueron improvisados. Creo que fue uno de los grandes aprendizajes que tuve, que, al trabajar con actores, luego son los momentos como improvisados o no planeados, los que se llenan como de más vida fue ir cachando esos momentos, la secuencia del barandal, en específico, empezó siendo improvisado y de ahí le dimos continuación en la siguiente toma. Fue todo un proceso pero es mucho de ellos, ellos se apropiaron bien chido de los personajes y creo que gran parte de lo que ellos eran también lo metieron a los personajes y eso les dio un montón de vida, porque justo creo que no se sienten como algo que escribió alguien, sino como son los niños de cómo son.

Me interesa mucho saber lo del personaje del hermano mayor, un personaje que aparece tres segundos en pantalla, cuya sombra rodea toda la película. Es como una sombra no amenazante que cubre todo lo que está pasando hasta llegar a este zape final, que es como un juego entre hermanos. ¿De dónde te viene esta idea de crear este personaje que aparentemente no es importante, pero que sí es muy importante para la dinámica que se da entre los dos actores principales?

Creo que el personaje del hermano es un poco el antagonista de todo esto, en ese ese sentido, el personaje principal sería el niño, Vincent, que está entre estos dos mundos, entre el mundo de la adultez y el mundo de la infancia y de este juego que empieza con la niña. Siento que en el medio esta Vincent y está el hermano mayor de un lado y Viviana del otro, que lo están como medio jalando. Creo que él permea un poco también las decisiones del hermano, porque al final es un poco incluso la razón por la que él no toma la aventura inmediatamente. Creo que simboliza un poco la adultez, o sea, esto que inevitablemente va a sucederle, siento que justo por eso se siente como esta aura como en todo esto del hermano, que igual es muy interesante porque él solo carga garrafones durante todo el corto. Ya ni te cuento cómo estuvo el actor después de que nada más me lo llevé a Coatzacoalcos a cargar garrafones.

Fotograma del filme.

Fotograma del filme.

Cortesía

¿Cómo te sientes con esta proyección que vas a tener en la Berlinale? No muchos pueden presumir de hacerlo, y tú vas para allá.

La verdad estoy súper emocionado. Fue un proceso muy largo este, o sea, creo que desde que lo escribí hasta que lo pude ver finalizado pasaron como cinco años. Este corto, medio me acompañó casi en toda mi carrera y creo que es bien bonito ver todo ese esfuerzo y ese amor de un montón de gente que estuvo en el camino, de repente verse recompensado porque creo que, sobre todo, lo que le va a abrir las puertas al corto, va a poder llegar a más pantallas y se va a poder ver mucho más. Y creo que eso es lo más importante del cine, que se pueda ver, que esté pudiendo llegar a gente y la gente se esté emocionando disfrutando de la película. Yo creo que es más de lo que pude haber pedido. Me emociona un montón. Me ha dado un montón de oportunidades para otros proyectos y otras cosas que he estado preparando, creo que recompensa un montón como todo el esfuerzo de un montón de gente mía, de mis abuelos. Mis abuelos son gran parte por lo que este corto existe. desde la inspiración de la purificadora hasta que ellos eran los que me llevaban a buscar las locaciones. Mis abuelos tienen sus cameos en el corto, cuando habla de los colores ahí salen mis abuelos y también están acreditados como gerentes de producción y como todo esto. Es como un esfuerzo recompensado. Sobre todo, también me hace confirmar que para hacer cine necesitas un montón de paciencia, esfuerzo y constancia. Son procesos muy largos y muy cansados y complicados, yo recuerdo haber llorado, reído, sudado por este corto pero que esté pudiendo llegar a la gente hace que todo valga la pena.

¿Cómo se llaman tus abuelos?

Mis abuelos se llaman Daniel Ponce y Lourdes Toledo.

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Aguacuario. ¿Cómo decides que ese sea el título? Que de entrada nos lleva a muchas, reminiscencias de la importancia del agua, pero también de la gente que vive del agua como se vive de la agricultura.

La purificadora de mi abuelo se llamaba Agua Purificada Acuario y había este grito de cuando ibas en los triciclos para avisarle a los vecinos que estabas pasando vendiendo agua, gritabas “Agua Acuario”. Yo toda mi vida pensé que eso era una palabra junta y a mí me pareció una genialidad, como de qué genios que inventaron una palabra para nombrar esto. A una semana de filmar de hecho descubrí que eso no existía y yo solo pensé que era una palabra imaginaria, inventada, pero sí se volvió la base de todo. El agua como concepto también jugó un papel muy importante en la narrativa, incluso escribiendo el guion la presencia del agua la quise tener, es también lo que va haciendo que la historia avance. Primero con los garrafones, después con el raspado, después con el río, después con el charquito de agua, después con el refresco y después con la playa. Sí me di cuenta que el agua era una constante en todo y al mismo tiempo de que eran estos niños que literalmente se dedican al agua. Sí fue un concepto que metí desde el guion y que terminó redondeando todo esto de la purificadora de agua de mi abuelo.