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‘Lady Di’: La obsesiva necesidad social de una representación mediática

CORTE Y QUEDA. Han pasado 25 años de la trágica pérdida de Diana de Gales, un huracán mediático dentro del contexto monárquico del Reino Unido, que conmemora el cineasta Ed Perkins con un documental indispensable para conocer su historia

cine

Con el recién estreno de 'Lady Di' en salas mexicanas, regresan las reflexiones sobre la familia real y su impacto en la sociedad británica.

Con el recién estreno de 'Lady Di' en salas mexicanas, regresan las reflexiones sobre la familia real y su impacto en la sociedad británica.

Cortesía

La enorme complejidad que existe en el intento de medir el impacto que tuvo una figura como Diana Frances Spencer, en un mundo donde las voces autorizadas han perdido terreno ante el abrumador fenómeno de las opiniones perecederas construidas por las redes sociales, solo denotan nuestra nula evolución como colectivo funcional, siendo el documental de Lady Di (2022) un puente cinematográfico que aterrizará aquellas obsesiones sociales que irrumpen generacionalmente, utilizando un evento coyuntural en la historia de la corona británica.

Han pasado 25 años de la trágica pérdida de Diana de Gales, conocida popularmente como Lady Di, quien se convertiría en un huracán mediático dentro del contexto monárquico del Reino Unido. Con la existencia de muchos trabajos audiovisuales que han abordado la historia de la princesa de Gales, el nuevo documental de Ed Perkins se une a un grupo de investigaciones que se adentraron a lo que para muchos fue un cuento de hadas que evolucionó a una pesadilla de alcance mundial.

‘Lady Di’: La obsesiva necesidad social de una representación mediática Video

Con el recién estreno de Lady Di en salas mexicanas, regresan las reflexiones sobre la familia real y su impacto en la sociedad británica. Fue un 31 de agosto de 1997 donde ocurrió el accidente que terminaría con la vida de una de las mujeres más influyentes de su época, dando pie a múltiples especulaciones y teorías sobre su fallecimiento.

Ya sea con biografías cinematográficas, series documentales o investigaciones escritas, Diana se ha quedado en el imaginario colectivo, lo cual brinda una oportunidad para presentar su historia de diversas maneras, como lo es la propuesta del propio Perkins, quien, a través de una compilación de documentos periodísticos, así como un minucioso montaje, narra la llegada de la princesa de Gales a la vida pública en 1981, hasta las ceremonias fúnebres celebradas por parte de la corona en 1997.

Diana de Gales se ha quedado en el imaginario colectivo

Diana de Gales se ha quedado en el imaginario colectivo

Cortesía

El trabajo construye una lectura de maltratos e indiferencia por parte de la familia real hacia la llamada “princesa del pueblo”, aunado a la exhaustiva vida de una figura pública, el acoso constante de los medios de comunicación y el desbordamiento pasional por parte del propio pueblo británico. Si bien la cinta no presenta material nuevo o desconocido para la audiencia, el ritmo que se construye a través de los documentos audiovisuales atrapa al espectador y lo invitan a una profunda reflexión sobre la caótica y obsesiva necesidad de las masas por identificarse con una figura mediática cercana a sus necesidades y estilos de vida, sin importar el impacto que pueda desarrollarse en dicho icono.

La incursión de las voces del pueblo en las esferas monárquicas a través de la presencia, casi sin vida desde un parámetro emocional, de Diana Spencer, se transformó en una proyección comunal donde el alto linaje bajaba a los niveles donde el ciudadano común buscaba constantes respuestas sobre sus representantes reales.

Lacinta atrapa al espectador y lo invita a una profunda reflexión sobre la caótica y obsesiva necesidad por identificarse con una figura mediática

Lacinta atrapa al espectador y lo invita a una profunda reflexión sobre la caótica y obsesiva necesidad por identificarse con una figura mediática

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Sin un narrador, o entrevistas hechas por parte del realizador o su equipo, usando solo la tensión encontrada en el material montado, miradas ahogadas en infiernos personales, telefotos intentando devorar verdades a medias de una obra teatral disfrazada como cuento de hadas, son las herramientas que el director utiliza para rodear a la figura de Lady Di, pasando por su ascenso mediático que opacaría a la corona británica, hasta llegar a la influyente mujer que solo buscaba representar a los que le rodeaban, a pesar de los defectos propios que también fueron evidentes a lo largo de su vida.

El documental se percibe siempre como una mirada externa, un punto de vista viciado por la vida de glamour y lujo de un personaje que se pretendía como secundario, pero que acabó como la protagonista de una historia de intriga, drama y política que escaló a niveles mundiales.

Si bien, estructuralmente, el largometraje no escapa de los estándares académicos de un típico esquema documental, no dista de ser un producto atractivo para aquellos que fueron testigos, casi presenciales, de todo lo acontecido, además de percibirse como un mecanismo informativo efectivo para adentrarse a la vida de Diana Spencer, quien siempre luchó por mantener una línea de ecuanimidad, a pesar del foco multitudinario que abrumaba su camino.