Escenario

La marea negra de Lamb of God se apropia del Palacio de los Deportes

COBERTURA. La icónica banda de trash metal compartió una noche memorable junto a otras como Parkway Drive y Knocked en el Domo de Cobre

música

Lamb of God en el Palacio de los Deportes.

Lamb of God en el Palacio de los Deportes.

Mayumi Suzuki

El público capitalino disfrutó durante cuatro horas de un show sin precedentes, en donde el metal australiano de Parkway Drive y el americano de Lamb of God y Knocked Loose compartieron un mismo escenario.

El cartel contemplaba que la banda Knocked Loose saliera a las 19 horas, para después darle paso a Parkway Drive y que Lamb of God cerrara el evento.

Lamb of God es, desde 1994, un ícono del trash metal, metalcore y death metal. Están de regreso en Ciudad de México para promocionar su último lanzamiento discográfico: Omens.

La escenografía, como el arte de este último disco, integró la representación de un esqueleto de un ave en llamas con un fondo azul turquesa claro. Al centro del escenario, el corazón del sonido de la música de Lamb of God: la batería. De esta manera, es que el baterista Art Cruz lidera desde la parte posterior del escenario.

Lee también

Lamb Of God presenta una colaboración con Megadeth

Crónica Escenario
Travis Shinn

Rebotando desde “Memento Mori”, la primera canción del setlist, encontramos las rastas del vocalista Randy Blythe al centro del escenario, haciendo gala del gutural que tanto gusta a quienes disfrutan de las producciones de Lamb of God.

En un muy próximo segundo plano, las guitarras, a cargo de Mark Morton y Willie Adler, entran para reforzar el sonido (también la presencia) de Lamb of God. El bajo de John Campbell también abona a esta energética experiencia.

Lo que se vivió en el Palacio de los Deportes fue un concierto bien ejecutado, del más alto nivel. “Ruin”, “Walk with me in hell”, “Resurrection Man” y “Ditch” corrieron una tras otra, con apenas unas palabras del vocalista como intermedio.

A la presentación de Lamb of God la caracterizó un buen sonido y el mosh pit, pero también el ambiente familiar. Pues el público de este concierto se conformó de pequeños acompañados de sus padres así como de oficinistas de entre los 20 y 35 años. A todos ellos los unió el headbanging que Blythe lideró desde el filo del escenario.

Durante canciones como “Now you’ve got something to die for”, una de las nuevas producciones, el fuego que está inmortalizado en el arte de la portada se hizo presente en el escenario respondiendo a lo que la batería dictaba, con una sincronización orquestada de una manera impecable.

Lee también

Myrath, desde Túnez hasta tierra azteca

Citlalli Luna
Myrath en Foro 28.

Siguió “Contractor”, “Ormerta” y “Set to fail” y desde los laterales de la pista se apreciaban constantemente las baquetas y plumillas que volaban del escenario a las manos de algún afortunado del público.

Pasaron “Omens” y “11th Hour” para darle paso a “512”, una de las favoritas de los capitalinos. La pieza, estrenada hace siete años, no tiene desperdicio. Pues en vivo, el bajo que predomina al inicio de la canción cambia de dimensión, cobra vida. Lo mismo con la batería. Los instrumentos se potencializan, posicionando a lo presencial por encima del estéreo de un auto o de los audífonos inalámbricos.

Ya en el encore, se escucharon “Vigil”, “Laid to est” y “Redneck”. La banda no dejó al público de la Ciudad de México sin antes pedir su cooperación para “sacarle el provecho al costo del boleto” con un mosh pit que todos pudieran recordar.

Al finalizar la última pieza, se prendieron las luces y en una dinámica totalmente distinta, empezó a escucharse “Soy Pura Mexicana”. La banda agradeció y entre banderas mexas y fotos con los fans, la experiencia culminó.