Peter Hook and The Light y la nostalgia de lo que nunca se ha ido en el Pabellón Oeste
COBERTURA. El bajista, cantante, y autor británico, miembro de las bandas de culto New Order y Joy Division se presentó en el escenario alterno del Palacio de los Deportes en un concierto que se sintió como dos
música
Desde las 20 hrs que se abrió la puerta principal del Pabellón Oeste la gente enfundada en su mayoría en tonos negros se apresuraba para ingresar a la que se auguraba una noche de mucho postpunk al estilo de Peter Hook que se encargó de transportar a miles de melómanos a los años 80 y recordar a bandas como New Order o Joy División, en un concierto de casi tres horas.
Un hora más tarde, entre gritos ensordecedores y cobijados por una atmósfera musical el músico británico salió al escenario no sin hacerse esperar unos segundos y dar la bienvenida con un sencillo “Buenas noches” en un clarísimo español y siguió inmediatamente con “Hurt” y “Touched by the Hand of God”, demostrando claramente lo que sería la noche, una velada dividida en dos tiempos entre los recuerdos de New Order y el poder de Joy Division.
Hooky y New Order
Desde los primeros arpegios y melodías la gente presente que abarrotó el Pabellón Oeste se mostró entusiasmada de escuchar a uno de sus músicos favoritos en vivo, aunque es uno de los más sonados en lugares icónicos de la ciudad como el famoso Uta en el centro histórico.
El músico oriundo de Lower Broughton, Salford, Reino Unido prosiguió con “Crystal” ante decenas de cámaras de smartphones y otros miles viviendo el momento como en otra época, tema seguido por “Ceremony”
“Everything's Gone Green”, “Temptation” y “Blue Monday” fueron algunas de las más ovacionadas de la noche y hasta un rito de “no mames” de incredulidad se hizo resonar entre la gente, una voz replicada entre la masa amorfa de fanáticos, coronada al final con un “a webo que chingón” entre la multitud.
En este primer tiempo igualmente sonaron “Confusion”, “Thieves Like Us”, “The Perfect Kiss”, “Sub-Culture”, “Shellshock”, “State of the Nation”, “Bizarre Love Triangle”, “True Faith”, demostrando porque los clásicos nunca mueren además que la sustancia y lo esencial de bandas fundadoras de un sonido que todavía resuena en varias venues y que además sigue prendiendo como en su época más álgida.
Luego de este primer tiempo y de una locura total que se convirtió el Pabellón Oeste la banda salió del escenario para tomar un respiro igualmente que los aficionados que corrieron a los servicios y al clásico refill, algunos simplemente buscaron un sitio donde descansar las piernas de tanto baile ochentero. Incluyéndome.
La intensidad emocional de Joy Division
Así pasaron algunos minutos entre charlas sobre lo vivido, la incredulidad se había despejado de las voces y era una sensación de exaltación, mientras la lluvia no daba tregua al exterior del recinto, cosa que poco importaba realmente. De pronto la banda regresó al escenario y como si fuera el inicio del concierto la gente parecía renovada lista para seguir escuchando y viendo a Peter Hook and The Light y este segmento dedicado a Joy Division.
La desesperación antes de su segunda salida se estaba incrementando y algunos desesperados exigían continuar pero se apaciguaron y transformaron el eufóricos gritos al iniciar con “No Love Lost”, “New Dawn Fades” y “Novelty” en una atmósfera mucho más oscura de una década de intensidad emocional de la banda como lo reflejó al interpretar “Disorder”.
El músico británico de 68 años dio cátedra musical de lo que es una gran show “fue como haber ido a dos conciertos diferentes”, dijo Sofía de 38 años, y totalmente en lo correcto estaba pues prosiguieron con “Warsaw”, “Leaders of Men”, “Digital” y “Autosuggestion”.
El clímax de la segunda parada de esta locura de concierto llegó en “Transmission” y “She’s Lost Control”, lo cual auguraba un el final de la velada que cabe mencionar hizo recordar a el vocalista de Joy Division Ian Curtis en específico en el tema “Atmosphere”.
Finalmente el set fue completado con la mítica rola “Dead Souls”, así como con “Shadowplay”, “Incubation” y “Love Will Tear Us Apart”, en la que Hook quedó totalmente impresionado por la forma en que el público hizo retumbara el Pabellón Oeste y con la que terminó el concierto, sólo cabía la duda cuando se le volvería a ver en tierras aztecas aunque el músico británico dijo que sería la última vez, pero nunca digas nunca.