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La pesca en la Reserva de Zicuirán-Infiernillo, en declive por invasión del pez diablo

Experto en conservación expone los problemas que afectan la pesca en la reserva 

Michoacán

Reserva

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La pesca en la Reserva de la Biósfera Zicuirán-Infiernillo se encuentra en declive por la invasión del pez diablo y el azolvamiento, impactado en la economía de la región; señaló  la Fundación Desarrollo Sustentable y Cambio Climático y la Coordinación de Organizaciones de la Sociedad Civil.

Hugo Zepeda Castro, biólogo y director de la Reserva de la Biósfera Zicuirán-Infiernillo, subrayó  los problemas que afectan a la zona, “la producción pesquera ha disminuido debido al mal uso y manejo realizado por la introducción de especies exóticas como el pez diablo, y aunque como alternativa para seguir en el negocio los pescadores han insertado una tecnología de producción llamada jaulas flotantes, tampoco se salvan porque en temporada de invierno suben las aguas del fondo que carecen de oxígeno por la estratificación normal de los cuerpos de agua y el barro acumulado, que mata a los peces”, expresó.

De igual forma, castro comentó que fue en la primera década de este siglo, cuando por primera vez se detectó en este cuerpo de agua, la presencia de la especie originaria de Sudamérica y la cual es utilizada para limpiar la suciedad en el fondo de las peceras. Asimismo, dijo que el pez diablo, es una especie invasora y de fácil reproducción que ha depredado a las especies nativas.

A su vez, recalcó  el tema del azolvando durante la temporada de invierno, donde el agua del fondo, carente de oxígeno, sube a la superficie y agota el oxígeno, llegando a matar a los peces de la producción en jaulas. “Eso es debido al azolve porque el barro impide la oxigenación del agua en el fondo”,dijo.

Finalmente, Castro destacó  que hace falta voluntad política para echar a andar los instrumentos necesarios para rescatar a los cuerpos de agua y por ende a la pesca.

“La gente que vive en el territorio es la que tiene la capacidad para poder echar a andar las acciones que se necesitan para conservar el espacio. Los que vivimos fuera somos coadyuvantes y no nos alcanza la capacidad para poner los medios que la gente necesita para conservar esos espacios. Nos sentimos abandonados. Hemos intentado entrar a programas como Sembrando Vida y no estamos. Somos uno de los territorios más vulnerables al cambio climático, y a pesar de que en este territorio se generó la tecnología, que después los ingenieros y técnicos responsables del programa vinieron a aprender aquí, sentimos que estamos en un territorio aislado”, concluyó.