Frente al Lago de Chapala, en su versión vista desde Jamay, con menos lanchas pero no menos lirio, en medio de la carretera que va de Ocotlán a La Barca hay una zona de restaurantes típicos casi abandonados. Todos tienen vista al lago calmo, lo que los hace ideales para los días de calor. Uno de ellos se llama La Charaliza, haciendo alusión a la típica botana, y, como el conjunto que recorre el litoral rumbo al pueblo, se encuentra a unos kilómetros antes de entrar la cabecera municipal de Jamay.Aquí se preparan platillos típicos, carnes, pollos y principalmente pescados, pescados ribereños. El plato principal y del que más presumen los jamaitecos es la Birria de pescado. Este platillo junto con la Faustina, una bebida con grandes cantidades de alcohol y jugo de granada, es el que representaría a Jamay rumbo al nombramiento de Pueblo Mágico, por el Consejo de Restauranteros de la zona.Se trata de un caldo con pescado, con un adobo que no dista mucho del que se prepara normalmente en la birria de chivo o de res. Tiene, igual, toques de chilacate, jengibre, ajo y jitomate, pero quizá este es menos dulce y más picosito. El pescado que se utiliza es el típico de la región Ciénega, el bagre, y se sirve con el pescado completo, dos piezas casi siempre, y no desmenuzado, se acompaña con cilantro y cebolla, orégano y unas deliciosas tortillas recién torteadas de color rosa, por sus toques de betabel. Además para acompañar, te sirven una salsa de chile de árbol picosísima.Don Ramón Rodríguez dirige La Charaliza, aquí no sólo se prepara la Birria de pescado, uno puede degustar varios platillos de esa región como la Hueva de pescado —el caviar mexicano, como también le llaman—, el caldo Michi estilo Jamay, el Mole de pescado, los Charales y otros platillos tradicionales de la zona. Tampoco es este el único restaurante que los prepara, tampoco me atrevería a decir que es el mejor. No los conozco todos. Lo cierto es que La Charaliza, es el más longevo.En otros tiempos, esta zona restaurantera se conformaba tan solo por un puesto pequeño, y antes de ser un puesto pequeño, inició (hará unos setenta años o más) con una comidilla comunitaria entre pescadores de Jamay y otra gente que pasaba por el camino rumbo a Jamay en sus burros y carretas, según contó Don Ramón, pues el negocio inició con su madre, una mujer que llevaba la comida a su esposo, pescador del lago, y la birria le salía tan bien, que otros pescadores le pedían un taco, que luego pudo vender.Poco a poco el negocio creció hasta formar este legado de comida tradicional, tan grande como los grandes restaurantes de la ciudad, pero estilo Ciénega.Pese a este delicioso platillo y otros atractivos turísticos como zonas arqueológicas, balnearios, monumentos y casas coloniales, Jamay, que es un pueblo con más de 100 años de existencia, se encuentra en un parcial estado de abandono turístico; el turismo que da el Lago de Chapala es redituable apenas para algunos municipios, Chapala, principalmente, opacando otros poblados con gran potencial como este y Poncitlán o La Barca, por mencionar sólo algunos.mac
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