Aeroméxico acelera su retorno a los mercados con una operación pensada para dar liquidez a sus accionistas, mientras libra en Estados Unidos una batalla clave por su alianza con Delta. El desenlace regulatorio y las señales de política aeroportuaria en México marcarán el tono de la historia para inversionistas.
Tras su reestructura, Aeroméxico prepara (de nuevo) su salida a bolsa en Nueva York. No se trata de un salvavidas financiero, sino de un mecanismo para normalizar su vida pública y, sobre todo, abrir una vía ordenada de liquidez para accionistas que entraron o aumentaron posiciones en el proceso concursal. En la práctica, el mensaje al mercado es claro: el “timing” dependerá de las condiciones; la compañía parece dispuesta a esperar la ventana adecuada antes de fijar precio.
Lo más probable es que la colocación combine una porción secundaria relevante (ventas de accionistas existentes) con algo de papel primario para fines corporativos generales. El énfasis en lo secundario sugiere un retorno al listón para ampliar base de inversionistas y mejorar la formación de precios, no para transformar la estructura de capital de la noche a la mañana.
¿Es el camino para que algunos de los accionistas actuales vendan?
La Oferta Pública abre, sí, una puerta de salida gradual para fondos como Apollo y otros socios de la etapa post-restructura. Pero pensar en una desinversión total e inmediata luce poco realista: Los candados, la absorción del mercado y la propia estrategia de colocación suelen propiciar ventas por tramos. Para lectores e inversionistas, la pregunta útil no es “¿saldrá Apollo?”, sino “a qué ritmo y bajo qué condiciones”.

Delta
Delta no solo es accionista relevante; es socio operativo. La alianza comercial entre ambas —el Acuerdo Estratégico (AE) con inmunidad antimonopolio— enfrenta un revés tras la decisión de la autoridad estadounidense de revocar esa inmunidad. Aeroméxico y Delta han impugnado la medida. Mientras no haya resolución, el escenario base es de menor coordinación que en años previos: Se preservan códigos compartidos y pertenencia a SkyTeam, pero sin la misma libertad para coordinar capacidad y precios ni para compartir ingresos en la franja México–Estados Unidos.
Para los números, esto importa. La economía del corredor (tráfico, asignación de flota) podría resentir presión en márgenes si la alianza opera sin el andamiaje pleno del AE . A nivel red, es razonable anticipar ajustes de rutas y frecuencias conforme se asienten las reglas del juego.
La disputa con el regulador de EU: Posible, pero cuesta arriba
¿Puede prosperar el litigio contra el regulador estadounidense? El resultado es incierto. Por un lado, cambios recientes en la jurisprudencia han reducido la deferencia automática de los tribunales ante decisiones de agencias, elevando el estándar de revisión. Por el otro, la autoridad documentó argumentos de competencia —en particular en el aeropuerto de Ciudad de México— que suelen pesar en corte. Para obtener medidas cautelares y, más aún, revertir la decisión, las aerolíneas deberán demostrar probabilidad de éxito y daño irreparable. Traducido: No conviene basar la tesis de inversión en un retorno rápido y garantizado del AE tal como estaba.
Con AE restituido (plenamente o con alivios cautelares):
Mayor coordinación de capacidad y tarifas con Delta, mejor utilización de flota, ingresos más estables en la ruta México–EU, y potencial optimización de la red bilateral.
Sin el AE (o con resolución tardía/desfavorable al litigio):
Habrá menos coordinación, más competencia “clásica” en precios y capacidad, márgenes bajo presión en ciertos pares de ciudades y ajustes de rutas para preservar rentabilidad.
En síntesis, Aeroméxico se acerca al mercado con una historia de normalización y liquidez, pero en un momento complicado: Lo que ocurra con el AE y la previsibilidad regulatoria en ambos lados de la frontera definirá el tono de su nueva etapa pública. Para el lector y el inversionista, la clave es separar la señal del ruido: medir la empresa por su capacidad de ejecutar (ingresos unitarios, disciplina de costos, uso de flota) mientras se aclara el horizonte regulatorio.
Buena suerte para nuestra aerolínea bandera.
*Mtro. Luis Alberto Güémez Ortiz / Universidad Panamericana (UP)