
Hablar de la importancia de las mujeres en la impartición de justicia en México es abordar una temática de dignidad y persistencia, pues la historia del Poder Judicial evolucionó con las aportaciones de aquellas que abrieron espacios con valentía y resiliencia.
María Cristina Salmorán, primera mujer en integrar el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en 1961, demostró que la justicia se fortalece cuando es equitativa en su composición, a este ejemplo lo siguieron juristas, juezas y magistradas que sembraron las bases de lo que hoy podemos apreciar en la judicatura.
Las mujeres tenemos presencia en salas, tribunales y órganos de dirección, ejemplo de ello es que el recién creado Tribunal de Disciplina Judicial del Poder Judicial de la Federación inició sus funciones presidido por una mujer.
La Reforma Judicial confirió facultades y obligaciones al Tribunal de Disciplina Judicial para ser un organismo de supervisión, pero también para constituirse como un faro ético, pues su objetivo es velar por la integridad, el profesionalismo y la imparcialidad de quienes imparten justicia.
Las mujeres que participamos actualmente en la vida judicial lo hacemos con plena conciencia de nuestra historia, pues tenemos la conciencia de que cada espacio que ocupamos debe ser una plataforma para abrir puertas a las próximas generaciones y la construcción de una verdadera igualdad sustantiva, no sólo en la estructura judicial, también en los cambios que nuestras sentencias pueden generar en la sociedad.
La presencia femenina en el Poder Judicial no es una concesión: es resultado de una larga lucha jurídica, política y social, cuyos avances son plausibles; sin embargo, aún hay desafíos que se deben abordar para garantizar que la igualdad sustantiva se extienda a todos los aspectos de la impartición de justicia.
Por ello, uno de los propósitos del Tribunal de Disciplina Judicial será vigilar con imparcialidad, pero también con sensibilidad. Porque la ética judicial no es solo cumplimiento técnico, es también compromiso con la justicia social. Y ahí, las mujeres tenemos mucho que aportar.