Cuando Perla Suez se enteró de que había ganado el Premio Sor Juana Inés de la Cruz para escritoras de habla hispana, estaba conduciendo en una concurrida avenida de la Argentina. Después de la noticia, ya no le importó el tránsito. Los cláxons sonaron furiosos y las groserías de otros conductores, por su distracción, se hicieron presentes. Un hombre desde su ventanilla le gritó por su imprudencia y ella le contestó: “Sí, señor, usted tiene toda la razón pero usted no se acaba de ganar el Sor Juana”.Así, la escritora originaria de Córdova, Argentina, fue la ganadora este año del galardón ofrecido por la FIL para fortalecer a la literatura femenina hispana, que consta de 10 mil dólares y la traducción de una obra, y que se entrega en el marco de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara. La novela ganadora, escrita por Suez y publicada el año pasado se llama “El país del diablo”, y consta de la historia que remite a la Argentina del siglo XIX, al Sur, a la Patagonia, al que el general Roca, presidente de ese país en aquel tiempo, decidió llamar así: el país del diablo. Ahí habitaban los indios Mapuches y dicho general, creó una política para exterminarlos y acabar, de una vez, con ellos. “Argentina hubiera sido un país mucho más rico y maravilloso de lo que es si en lugar de tratar de exterminar otras culturas hubiésemos decidido convivir con ellas, pero somos mucho más dolorosamente terribles que las bestias.“A la literatura no le interesan los tiempos esplendorosos, sino momentos difíciles y contradictorios. La sumisión, no es tierra de escribir para mí”, comentó Perla Suez en su discurso de recepción del premio ayer, rodeada de los escritores miembros del jurado, Antonio Ortuño, Eduardo Antonio Parra y Martha Cerda, así como Raúl Padilla, Marisol Schulz y Tonatiuh Bravo.“No creo en las guerras aunque existen, no creo en las conquistas de otras tierras aunque eso ocurre, no creo en muchas cosas, pero sí creo, que nuestros indios, como todos los indios de nuestra tierra, tienen derecho a construir su vida”, dijo además, y se mostró agradecida por recibir el premio, cuyo título le otorgó Raúl Padilla, director de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, dentro del evento.“En una guerra siempre hay un sobreviviente que cuenta, en esta novela, esa sobreviviente se llama Lu, una niña de 14 años, mitad india mitad blanca, que hace lo mismo que hace un hombre cuando tiene que tomar decisiones: lucha contra la violencia de la que es víctima. El sentido de escribir es preguntarnos, una y otra vez por nuestra identidad y seguir buscándonos.La ficción puede contar precisamente la historia que nunca se contó, puede escarbar la tierra hasta encontrar los huesos, la escénica de una cultura que se quiso escapar. La palabra hueso es muy importante porque habla de lo que somos, cómo los indios araucanos desenterraron a sus muertos y nosotros seguimos buscando a nuestros desaparecidos, uno en el trabajo de las palabras buscamos contar nuestra historia”, concluyó la escritora para exhortar a la escritura a hacerle frente a estos tiempos convulsos.mac
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