Sin que parezca obsesión, pero aún tengo las reverberaciones de la FIL y quiero compartir algunas observaciones al respecto, sin dejar de recordar que ayer, 10 de diciembre, se cumplen 25 años de la recepción del Premio Nobel de Literatura en 1990 a Octavio Paz. Lo cual a muchos les motiva a criticar los acercamientos de Paz al poder, como si eso demeritara su gran obra. Allá ellos, se pierden de miles de páginas deslumbrantes por su claridad y belleza.En general, muchos se quejaron del pabellón del Reino Unido, pues lo juzgaron carente de imaginación y creatividad, lo cual es cierto, aunque, en lo personal, me quejo de lo poco surtido y variado de los libros a la venta (por cierto, de dar risa la figura de plástico de la reina). Llegaron tarde y no había una sola edición especial de “Alicia en el país de las maravillas”. Aunque sí fue un descubrimiento la poesía de Helen Mort y la narrativa de John Burnside. Hicieron falta los libros de Oscar Wilde, Samuel Beckett, Dylan Thomas y George Orwell, por decir unos pocos.Pero se agradecen las miles de tarjetas postales que regalaron (daba risa también que pusieran un cartel pidiendo que no tomáramos más de 5 postales. Esos británicos siempre tan correctos).Lo que resulta elitista es el Salón de Poesía, que sólo admite 30 personas, que se deben anotar previamente, lo cual fue motivo de que una poeta lo presumiera. No pido una lectura en el Estadio Jalisco, al estilo de lo que hacía Maiakovski en Rusia, pero sí un espacio más amplio para el género literario más marginal. Los aciertos como siempre corren a cargo de las editoriales que realmente hacen descuentos significativos (la UNAM con el 40% en la venta nocturna) y los escritores que son accesibles a la prensa y al público (Irvine Welsh se lleva mi reconocimiento, pues se tomó foto y autografió libros generosamente).La música resultó interesante, el teatro y la danza todavía más, pues no se ven esos grupos por acá seguido, aunque habría que promoverlos previamente para generar mayor presencia, en el caso de los géneros teatrales y dancísticos. Lo que no pude revisar fue el cine británico, con excepción de “Orgullo” (Pride), que tuve ocasión de verla unos meses antes en una sala comercial. A veces parece que el Cine Foro queda lejos de la Expo, aunque en realidad está relativamente cerca.La gran pregunta que me hago, finalmente, es sobre el próximo no-país invitado, pues es Latinoamérica: ¿será una selección, se apuntarán todos o sólo los que muestren interés? Misterio no aclarado, pero esperemos que pronto lo sepamos.mac
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