Que la Fuerza te acompañe... y te cuide de temblores. Se trata de una noche memorable, por distintas razones: ha terminado una espera de más de 10 años desde el lanzamiento del Episodio III La venganza de los Sith (19 de mayo de 2005), será exhibido por vez primera para el mundo entero el Episodio VII El despertar de la Fuerza y, por si fuera poco, el estreno tiene, obviamente, un toque tapatío.Las entradas se han agotado meses atrás para la función de medianoche. Los complejos de cine se frotan las manos. Aquí todos ganan: tremendo negocio para los empresarios, pero mayor la emoción de centenares de fanáticos que acuden a lo que no se le puede llamar misa, aunque sí se le presencia con la misma devoción. Star Wars está de regreso. Guadalajara lo sabe.Aparecen los disfraces en el estacionamiento. Sólo en Día de Brujas sería “socialmente permitido” tal atrevimiento. En cualquier otra fecha, se les vería como “tipos raros”, con esa ligereza de juicio común en nuestros días. Pero esto, dicho está, es el estreno mundial. Hoy todo se vale.Un Darth Vader meticulosamente ataviado se toma fotos con todo el que se lo pida por aquí. Un Obi-Wan Kenobi sonríe por allá. Decenas de caballeros Jedi. Un piloto del Escuadrón Rogue. Alguna princesa Leia. Un Kylo Ren, que aunque apenas será presentado durante la proyección, ya tiene sus fans (del lado oscuro, por supuesto). Y algo que con mucha imaginación pareciera ser un ewok... insisto: con mucha imaginación. Hoy todo se vale.Las filas son interminables. No por boletos, vendidos meses atrás. El tapatío necesita de palomitas, nachos, bebidas en vasos de edición especial con figuras de BB-8 o de Stormtrooper. No se le ve fin. Por eso, algunos optan por ir directo a la sala. Ya habrá tiempo para comer.Primera ovación. Suenan la icónica música de John Williams. El tema que abre Star Wars y que ha marcado generaciones. Por eso los tapatíos no van solos al cine. Llevan a sus hijos. El culto es una herencia. Tan simple como eso. Muchos de los presentes ni siquiera habían nacido cuando se lanzó el Episodio IV Una nueva esperanza (25 de mayo de 1977), pero poco importa eso. La saga es un desafío constante a Cronos. No sabe de tiempo. Trasciende. Así, sin más.Es Guadalajara. Y si nadie llegara tarde, no lo sería. Un caballero Jedi se aproxima por el pasillo. Ay “comper”. Pásele, que para eso le acompaña la Fuerza. La túnica café le cubre de cabeza a pies. En la manga se asoma la camisa de vestir. Por el cuello se distingue la corbata. Del trabajo a la sala. De “Godínez” a Jedi. De la vida a la magia de Star Wars... al estilo tapatío.Y ese es, probablemente, el mayor aporte de la saga: la capacidad de escapar de la realidad para hundirse en un mundo fantástico, que ofrece, en esta séptima entrega, lo suficiente para satisfacer el apetito de los fans, incrementado a lo largo de una década. Conserva esa nostalgia del mundo creado por George Lucas, mezclado con la imponente tecnología de nuestros días.Los gritos y aplausos suceden a lo largo de la proyección. La aparición de íconos como el Halcón Milenario, Han Solo, Chewbacca, R2-D2, C-3PO o Leia, provocan la exclamación generalizada. La película no ofrece respiro. Acción continua de la que es mejor omitir detalles para evitar desagradables spoilers.Pero a Guadalajara le gusta ser única. Se trata del estreno mundial. ¿Por qué hacerlo como todos? Momento cumbre de la proyección. Confrontación directa entre el bien y el mal. En el momento preciso del desenlace, el piso se sacude. Momento, esto no es una sala 4D. “Será que la Fuerza no resistió ver esto”... “No ma... ¡está temblando!”. Y qué más da. De aquí no se mueve nadie.La película continúa. Otro momento de tensión. A 10 minutos del final, todos se aferran a sus lugares. Aprietan los dedos. La proyección se interrumpe. “Ahhhhhh”. La furia casi lleva a la sala al lado oscuro de la Fuerza. Se encienden las luces. Se ordena evacuar. La indicación es casi inadmisible.- Vengan mañana con su mismo boleto.Pero el tapatío es astuto.- Oiga, señorita, pero ya están vendidas todas las entradas del primer fin de semana.- Pero abriremos más salas.- Si empiezan a construirlas ahorita no las terminan para mañana...Ella no estaba “programada” para tal cuestionamiento. “Por favor, acérquense a la salida”. Algunos obedecen. Otros, mayoría abrumadora, se quedan. Alguien ordena, 10 minutos de protesta más tarde, el regreso. A correr. La sala está ahora casi llena. “Vemos el final y por mí que se caiga el cine después”, grita alguien en la oscuridad. Recibe aplausos.En su asiento, cobijado por la túnica café, el Jedi-Godínez luce satisfecho. Podrá ver el desenlace. Qué alivio: mañana hay que trabajar. Que la fuerza te acompañe... y te cuide de temblores.mac
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