La Orden de El Carmen y su convento fueron edificadas entre los años de 1687 y 1690. Según el profesor Mata Torres, el terreno sobre el que construyeron la iglesia y capilla los carmelitas era realmente grande, se extendía desde la actual calle 8 de julio hasta la de Tolsá, por el norte llegaba hasta la calle Pedro Moreno y por el sur topaba con López Cotilla.El predio poseía un huerto que abarcaba de la calle de Escobedo hasta Tolsá. Junto con el terreno, la Orden de El Carmen recibió una hacienda valuada en 45 mil pesos, y el señor Bernardo de Miranda le regaló 30 mil pesos para que comenzaran la edificación de su convento.En este propósito, los carmelitas no estuvieron a la buena de Dios, los tapatíos salieron a su socorro regalándoles materiales de construcción además de objetos para el culto.La actual iglesia de El Carmen corresponde a la capilla del templo original, la cual, dicho sea de paso, fue remodelada entrado el siglo XX. Acerca de la primera construcción, el licenciado Gonzalo Obregón recogió una descripción de Fray Luis del Refugio Palacio. Por el testimonio del fraile sabemos que la iglesia poseía una fachada barroca y sencilla, contaba, además, con dos columnas salomónicas y dos santos de mala talla, entre ellas. Nada de la antigua edificación perduró. Entre 1820 y 1830 se volvió a reedificar por completo con apego a los cánones de la arquitectura neoclásica.Sobre el claustro o convento, el profesor Mata Torres refiere que era de un solo piso o danza de arcos. Contaba con amplios patios, aunque todo el conjunto nunca albergó a más de 20 religiosas.Anexa a la iglesia estaba, como en todas las construcciones carmelitas, un capilla dedicada a Nuestra Señora de El Carmen.El Carmen, vaya la expresión, tuvo una década dorada, entre 1830 y 1840, según lo refiere el propio de Fray Luis del Refugio (citado también por el licenciado Obregón), las familias de alcurnia, las que conformaban “la aristocracia local de la época, frecuentaban el templo carmelita y lo acaparaban para sus celebraciones religiosas, incluidas las cuaresmales, y en especial, las de Semana Santa.Que El Carmen fuera tan socorrida por las clases pudientes tenía una razón. En aquel entonces, el templo fue remozado, con todo lujo y refinamiento, por el prior de la orden Juan Crisóstomo de Nájera. El prior, paradójicamente, tuvo que tomar la decisión de venderle al gobierno local el convento cuyo terreno, de cuatro cuadras, sirvió para la construcción de la Penitenciaria de Escobedo. Su decisión de vender el claustro obedeció a una previsión, hasta cierto punto acertada; el gobierno estaba en manos de los liberales y era cuestión de tiempo para que el edificio le fuera expropiado a la Orden carmelita (como al final ocurrió con muchos conventos y claustros, en general, tras la promulgación de la Constitución de 1857 y al entrada en vigor las Leyes de Reforma).Del convento quedó sólo una pequeña porción. Las obras de urbanización, las demandas de dotar a Guadalajara de más calles y de ampliar avenidas, condenaron a la vieja Iglesia del Carmen. De su construcción original sólo quedó su capilla, que fue remodelada y ampliada para sustituir al templo que, en sus mejores épocas, fue, como ya lo mencionamos, el más socorrido por la clase pudiente tapatía. Como lo precisa el profesor Mata Torres:
La actual fachada del Carmen es muy posterior. Al derribar la iglesia y al hacer de la capilla la nueva iglesia del Carmen, se hizo una fachada en estilo neoclásico demasiado desproporcionada. Las columnas demasiado largas, pero se sacó partido de lo que quedaba. (Mata Torres, 1977:11)
Archivo Histórico de Jalisco
cr
Copyright © 2024 La Crónica de Hoy .