En 1981, Carlos Prieto comenzó un periplo musical cuyo punto vital es estrenar obras para violonchelo que le fueron dedicadas o compuestas. Una travesía que llega este 11 de enero de 2016 a un puerto anhelado: la presentación mundial de la pieza número 100 titulada Canto a la música, de Samuel Zyman.De este corpus musical único, formado durante 35 años con títulos de autores de México, Estados Unidos, Europa, India y países latinoamericanos, el violonchelista dice: “Tengo la esperanza que de estas 100 piezas, algunas se vuelvan obras maestras. Con eso estaría satisfecho”.En entrevista con Crónica en su estudio ubicado en San Ángel, Carlos Prieto Jacqué, —a quien Yo-Yo Ma llama “paladín del violonchelo”, o Edith Eisler dice que “es un hombre del Renacimiento”—, cuenta la historia de cómo inició este corpus que tiene obras para un violonchelo, para dos, o con orquesta y coros.— ¿De dónde nace este deseo de estrenar obras para violonchelo?— Cuando decidí dedicarme a la música de manera completa, era un poco tarde. No obstante, después de un tiempo de trabajo en 1981 realizaba muchas giras en el extranjero y en algunas ocasiones me pedían que tocara algún concierto mexicano para violonchelo. A lo anterior, respondía que no había muchos, es más, se contaban con los dedos de una mano y sobraban algunos.Esa fue una de las razones, pero la otra, comenta, fue que como inició tarde su carrera de violonchelista, tuvo que proyectar otra meta: “Tenía que hacer algo diferente, no sólo era dominar el repertorio clásico que había para violonchelo, sino intentar algo y entonces salió este camino de estrenar obras para el instrumento. Primero fueron de mexicanos, luego latinoamericanos, después españoles y finalmente del resto del mundo”.Parte de este trabajo artístico se encuentra en su libro Apuntes sobre la historia de la música en México y algunas notas biográficas y de forma completa en una lista que marca 1981 como el inicio de los estrenos con las obras Sonata para violonchelo solo, de Blas Galindo; y Concierto para violonchelo y orquesta, de Ricardo Castro.Sobre la pieza de Ricardo, cuenta Carlos Prieto, que se trata de la primera obra para violonchelo de un mexicano. “Fue escrita en 1890 y estrené en 1981, un siglo después”.Por qué le cuento esto, dice el también escritor de libros como Las aventuras de un violonchelo, porque existe una tardanza en estrenar obras debido a que no había quién las tocara. Eso desanima a los compositores mexicanos a componer conciertos para orquesta y violonchelo o con otras estructuras.Ante este panorama, cuenta que se puso en contacto con los compositores mexicanos para estrenar sus obras. Así empecé con este viaje musical para violonchelo que está a punto de llegar a su obra número 100. Y estas piezas fueron compuestas por mexicanos, después amplió su labor a compositores de América del Sur, España y el resto del mundo.Carlos Prieto, Premio Crónica 2014, hace una digresión para resaltar que en México hay grandes compositores que se conocen y sus obras se interpretan en el mundo. “Están Carlos Chávez, Silvestre Revueltas o los danzones de Arturo Márquez, pero hay muchos otros que no se conocen y, en mi apreciación, merecen ser más valorados y hoy están haciendo un gran trabajo artístico”.Aquí recuerda la historia de cómo encontró una obra para violonchelo de Chávez. “Alguien me dijo que él había compuesto una y que debía conseguirla. Yo les dije que él no tenía nada de eso. Entonces fui a hablar con Anita, la hija del maestro Chávez, y le conté lo anterior. Ella dijo que no, e incluso me mostró las partituras que tenía guardadas y la sorpresa fue cuando las revisamos, una se cayó al piso y era el concierto para violonchelo, pero estaba inconcluso. Esa partitura era el primer movimiento terminado, el cual estrené en 1987 en la Sala Nezahualcóyotl, luego se grabó el disco”.En otra ocasión, cuenta Carlos Prieto, el compositor Manuel Enríquez me dijo que no tocaba nada de Silvestre Revueltas, a lo que le respondí: “Él no compuso nada para violonchelo”. Tres meses después de esta plática trajo tres piezas para violín y piano de Silvestre, que adaptó para violonchelo y piano.Éstas son algunas de las obras que Carlos Prieto estrenó, pero la lista de compositores nacionales y extranjeros es vasta. De los mexicanos están Mario Lavista, Federico Ibarra, María Teresa Prieto, Eugenio Toussaint, Manuel Enríquez, Joaquín Gutiérrez Heras, Alexis Aranda, Luis Herrera de la Fuente, Arturo Márquez...y de Latinoamérica están el boliviano Alberto Villalpando; el colombiano Emilio Atehortúa; el cubano Leo Brouwer; el español Joaquín Rodrigo; el estadunidense Peter Child; el indio Lourdino Barreto; el irlandés John Kinsella, entre otros muchos.— ¿Cuáles son los dividendos de este camino?— El principal es enriquecer el repertorio del violonchelo con obras de compositores, primero de mexicanos y después del resto del mundo. Hoy existen muchos grandes músicos pero sólo tocan obras de Beethoven, Schumann, Chaikovski u otros clásicos. Son especialistas en unos cuantos compositores y esto también es un camino para que estos violonchelistas se interesen en otras obras.Es la historia de la conformación de este corpus musical único para violonchelo, el cual no termina en la pieza 100. Para marzo, Carlos Prieto estrenará la pieza 101 de su repertorio. También es de Samuel Zyman y se trata de Concierto número 2 para chelo y orquesta.Para finalizar Carlos Prieto adelanta que a fines de marzo de 2016, estará una semana completa en Sonora, donde ofrecerá una plática sobre un libro y concierto cada uno de esos días, además de que su libro, Las aventuras de un violonchelo se va a traducir al chino.cr
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