Cronomicón

Menú dariano

Rubén Darío llega a París en 1900 para quedarse a radicar muchos años. Justo por entonces la comida, su preparación y su degustación, comenzaba a cobrar la gran importancia y popularidad que distinguiría a la “ciudad luz” de entre muchas ciudades del mundo: la comida estaba al mismo nivel que las bellas artes y sus comensales tenían una disposición casi espiritual para degustar.

Para un escritor, cronista y poeta, la novedad se torna en un tema constante en la escritura, varios libros y en varios relatos y hasta poemas, la comida ocupa un lugar especial. Por ello la editorial Trilce, en conjunto con la Universidad Autónoma de Nuevo León y la de Sinaloa publicaron un libro ilustrado en el que el también nicaragüense, Sergio Ramírez hace un gran ensayo sobre la combinación de dos amores que se mezclaron en Rubén Darío durante su trayectoria: la comida y la crónica.

El libro hace un viaje alrededor de la trayectoria del poeta por Francia y por España, y la influencia que tenía el asombro por los nuevos lugares que ocupaba el deleite del paladar en la vida cotidiana de sus ciudadanos y, al mismo tiempo, la inquietud interna siempre viva del escritor por los platillos tradicionales de su país. Ramírez hace un recuento de las obras de Darío sobre la cocina, cuentos, historias y crónicas para los diarios que se reúnen ahora varios libros.

Hacia el final de los ensayos, la parte más interesante es la recopilación de un buen número de recetas de los platillos que el escritor de Azul, incluyó en algunas de las mencionadas obras. Recetas recuperadas de la tradición nicaragüense y española, y otras descritas de manera magnífica para coquetear con el paladar ajeno.

Aquí incluimos un menú de cinco platillos sacados del mencionado recetario.

El menú a la Rubén Darío

La sopa

Sopa Bearnesa

De verduras, con alubias, tocino, queso, más carne de cerdo y especias, la colorida sopa incluida en el libro de Darío Letras y cocina, el poeta dice que es un afamado crítico de arte quien le enseña a cocinar el estofado francés, en español Bearnesa, en francés Garbure. Las alubias tienen un papel especial y la preparación es tan tradicional en la región de los Pirineos, cada primer domingo de septiembre se celebra una fiesta a esta sopa.

Ensalada

Ensalada Tolosana

De ajo brilloso y trufas, la ensalada que “parece española”, tiene un fondo de alcachofas y una vinagreta espesa. Se recomienda salir lo menos posible el día que se come la ensalada.

El ave

Pollo fiambre a la Éboli

La historia de este platillo involucra directamente a una dama bellísima de semblante sombrío: lo sombrío se lo da un parche en el ojo. La receta le fue presentada a Darío a través de un periodista madrileño. Consta, para ser breves, de un pollo deshuesado relleno de tocino, chorizo y anchoas, que se asa y luego se deja enfriar para degustar su jugo con pan.

Carnes

Carbonada Flamenca

Aunque por su título no lo parezca, este es un plato belga. La carbonada consta de un filete de ternera (muy tierna) a las brasas, champiñones y cerveza, aderezado con hierbas aromáticas como el laurel y tomillo. La carne marinada y el toque infaltable de mostaza, hacen de este platillo un tradicional que lleva raíces holandesas y francesas por igual.

Postre

Dulce de crema de boniato

De receta madrileña, el postre está hecho de un tubérculo mesoamericano llamado Boniato o camote que lleva almendras, huevos y leche y que se sirve en una crema espesa y dulce con raspadura de limón. Ideal para el último sabor en la boca.

DATOS:

El libro fue presentado el año pasado en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara. Se encuentra disponible en algunas librerías o en la web de la editorial Trilce. Tiene un precio de alrededor de $400 pesos.

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