Desde antes de iniciar el evento tan esperado, decenas de personas ya esperaban formadas frente a las puertas del Instituto Cultural Cabañas, por lo que a las 20:30 horas, hora del arranque de la presentación, la mayoría de los asientos montados en el Patio Mayor del espacio patrimonial ya eran ocupados por niños, jóvenes y adultos.
El escenario que daría vida a “El Jorobado de Nuestra Señora de París” portaba dos gárgolas y una campana gigante que terminó empapada por una fuerte tormenta que cayó de repente. Entre la llovizna apareció una mujer con un bebé en brazos que caminaba a las afueras de la Catedral de Nuestra Señora de París; entre el ir y venir decide abandonar a la criatura, convencida de que la acogerían hasta la vida adulta.
Y así fue. Entre el desplazamiento de una esquina a otra, o entre el hundimiento al centro del escenario (conforme al ritmo de S. Rachmaninoff), Quasimodo vestido en tonos café y verde olivo, se caracterizó ante el público por su gran joroba y cara amorfa, detalles por los que archidiácono Claude Frollo decidió asignarle de por vida el campanario y el cuidado de la Catedral.
Eran tiempos de Carnaval; las mujeres portaban vestidos de tres cuartos de largo, medio vuelvo y de colores pastel; la parte superior mostraba ligeramente sus hombros, aquellos que por sus movimientos sutiles paseaban a ritmo de Tchaikovsky o Moniuszko, acompañadas también de hombres que se prestaban al baile y a la alegría que este desprendía.
Con pasos constantes y lejos de parecer un ballet clásico, como lo mencionó el coreógrafo Dariusz Blajer, lo contemporáneo tomó lugar, incluso, cuando el jorobado decide bajar del campanario para formar parte de la celebración que todos con vehemencia atendían.
Lo nombraron Rey del Carnaval, sin su consentimiento hicieron mofa de él, sin ovación recibió desde una distancia y sobre el aire docenas de plátanos, manzanas y verduras lanzadas por los mismos del pueblo que tuvieron como testigo al público que miraba atento y sin distracción la crueldad, la falta de humanismo y respeto hacia los otros.
Oportunamente aparece Esmeralda, aquella mujer que se implantó en los ojos de Quasimodo hasta el enamoramiento; justo por su valentía al defenderlo, detonó una persecución por ambos; primero por ella, quien es acusada de robo por Frollo en venganza por su rechazo, lo que la condenó a muerte.
El jorobado se encuentra con su defensora, quien en paños menores recibe el vestido verde agua que luciría en una danza para dos, un baile de ternura y delicadeza, compasión, amor y agradecimiento llevado a ritmo por el escenario entre vueltas y saltos bien ejecutados que al instante se vería interrumpido para capturar a la sutil gitana que se salvaría por el sacrificio del fiel Quasimodo.
Luego de unos segundos de pirotecnia se atenuaron las luces (como final de la presentación) hasta que el elenco se perdió en la oscuridad; todos los bailarines salieron al escenario y recibieron con agradecimiento las ovaciones de los espectadores.
Nuevas fechas de El Jorobado de Nuestra Señora de París
Viernes 28 y sábado 29 de abril a las 20:30 horas
Instituto Cultural Cabañas (Calle Cabañas 8)
Costo
Boletos de $120 a $300
emgg
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