Cronomicón

Melomanías: Charlie Parker. Magia, truenos y relámpagos encarnados

Continuamos con los creadores del jazz. En esta ocasión con uno de los más grandes innovadores que cambiaría la historia del jazz para siempre.

Charlie Parker, también conocido por sus apodos “Bird” o “Yardbird”, desde su nacimiento en 1920 tuvo una vida inundada de claroscuros. A sus 11 años descubrió los instrumentos de viento en la banda de su escuela, y fue su madre la que eligió para él el saxofón alto, después de probar algunos otros; desde este momento y en adelante, en su vida sólo habría música, ya fuera escuchando grabaciones de los grandes maestros o sus presentaciones en vivo, como las de Lester Young y Buster Smith, o imitándolos y practicando en ocasiones hasta 15 horas diarias para obtener el sonido que buscaba.

A los 15 años abandonó la escuela y se afilió al sindicato de músicos, para iniciar su carrera en la ciudad de Kansas City. La escena musical local, en tiempos de la Gran Depresión, era un hervidero de músicos buscando trabajo, llenos de esperanza por llegar a ser alguien, por lo que el ambiente se tornaba en una competición inmisericorde para cualquiera que pretendiera formar parte de alguna banda y recibir remuneración.

Viajó a Nueva York y trabajó lavando platos sólo para estar en donde podía ver en vivo a sus ídolos. Se cuenta que en sus inicios fue rechazado porque al improvisar se perdía en la secuencia de acordes, pero con una gran dedicación autodidacta; en tan solo un año desde sus primeros intentos, con tan solo 17 años de edad, debutó con la Jay McShann’s Orchestra y ya era un saxofonista que impresionaba a cualquiera.

Parker sufrió un accidente en auto y en el hospital se hizo adicto a la morfina, de ahí saltó a caer en el abuso de la heroína.

En la Gran Manzana había un restaurante llamado Minton’s, que regalaba la cena a músicos cada lunes, y por las noches, hasta altas horas de la madrugada sólo tocaban interminables sesiones de jamming, experimentando con sus ideas y creando nuevas secuencias y sonidos; fue en este lugar en donde coincidió “Bird” con Dizzie Gillespie (“Diz”), trompeta, y Thelonious Monk, piano; con el primero, Charlie formaría una asociación de muchos años.

“Bird” y “Diz”, como se les conocía en la escena musical, se unieron a la banda de Earl Hines, que tenía la gran virtud de que les permitía total libertad en su expresión musical.

Este par de futuros monstruos del jazz, pero especialmente Charlie, inventaron nuevas formas de crear solos, a través de jugar con todas las notas que componen un acorde y con las diversas escalas que surgen de cada una de estas notas.

A este nuevo estilo de jazz se le denominó posteriormente como Be Bop y básicamente se caracteriza por integrar la influencia de sus raíces afroantillanas en los ritmos, en búsqueda de alejarse de lo “blanco”; esa base rítmica luego simplemente desaparece y el bajo y batería se convierten también en instrumentos melódicos. A cada músico, en lo individual, le corresponde internalizar el ritmo de la pieza y respetarlo; se enfatiza la armonización entre las distintas voces, pero siempre predomina una voz individual, que crea un solo, con tempos muy rápidos y un fuerte predominio de corcheas y semicorcheas, creando diversos riffs (o frases repetidas), escapando libremente y luego regresando a un tema común que permita un nuevo viaje de otro solista en un nuevo solo construido a partir de otra serie de riffs.

Hasta los años 40 comenzó a haber registro de estas nuevas creaciones, pues antes estaban prohibidas por el mismo sindicato.

Continuará…

@jorgehhm

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