Cronomicón

Al igual que Trump, a Salinas Pliego le gusta hacerse leer en las redes sociales, siendo su favorita la de Musk, X

LETRAS REBUSCADAS: El dueño de TV Azteca, Salinas Pliego, y su cruzada interna contra el lenguaje inclusivo

El neoconservadurismo va por la revancha tras años de progresismo campante y triunfante. Donald Trump ganó la contienda electoral por la presidencia de su país. El empresario inmobiliario neoyorquino mandará en la aún primera superpotencia mundial. Algo de su derechismo se hará sentir en la globalidad; esto es casi un hecho. De momento, ya contribuyó a que el progresista primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, dimitiera. En ese mismo tenor, Bob Iger, el CEO de Disney Company, muy oportunamente decidió ponerle punto final al adoctrinamiento woke filtrado en las películas y series de la “Casa del Ratón”.

En México, a pesar de que con la presidencia de la Dra. Claudia Sheinbaum hay continuidad con el proyecto de nación conocido como Cuarta Transformación (4T), bien se sabe que, muchas veces, gobierno e iniciativa privada no necesariamente van de la mano. Los regímenes de izquierda son más bien antagonistas con los dueños del capital. Bien pregonaba el expresidente Andrés Manuel López Obrador: si con la Reforma del siglo XIX se gestó la separación Iglesia-Estado, con su 4T el objetivo sería acabar con la plutocracia o gobierno de los ricos. Y si hay un magnate en franca rivalidad con el régimen, ese es Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca y del Grupo Elektra.

Sin ser Elon Musk, Salinas Pliego ya desde hacía tiempo ha hecho manifiesto su neoconservadurismo. Recordemos su disputa en redes sociales con la exsenadora morenista Citlalli Hernández, en la que terminó siendo acusado de gordofóbico y misógino. ¿Cómo olvidar que se solidarizó con Alejandro, el motociclista que, en plena manifestación por el Día Internacional de la Mujer, quiso atravesar un contingente de féminas en protesta con su moto? La provocación derivó en una trifulca de él contra todas; le destrozaron el vehículo. Salinas Pliego, que también es dueño de Itálica, le ofreció reponerle la moto con una mejor de su marca.

El dueño de TV Azteca nuevamente es noticia por razones similares. Al igual que Trump, a Salinas Pliego le gusta hacerse leer en las redes sociales, siendo su favorita la de Musk, X, en la que recientemente publicó, a manera de comunicado para todos sus colaboradores que trabajan de frente a las cámaras de su televisora, que dejen de usar lenguaje woke. Y lo dijo claro y directo en su cuenta de X: “A mis colaboradores que salen en pantalla quiero decirles que ser ‘diferentes’ en un mundo lleno de insensatez… es valentía. No caigan en tratar de encajar y ser normales”.

Por lenguaje woke hay que entender ese lenguaje no discriminatorio, progresista e inclusivo cuyos hablantes pretenden visibilizar a todos en razón de su género, autopercepción, raza o cultura. El expresidente Vicente Fox fue pionero en su uso cuando, en sus discursos, hacía mención a los “chiquillos y chiquillas”. El famoso “todes” para referirse a cualquiera de los géneros, incluidos los que se perciben como no binarios, es un ejemplo de este lenguaje.

Sus partidarios se esfuerzan por normalizar su uso, pero, de momento, no han tenido el éxito que desearían. Las lenguas cambian, eso es un hecho evidente, y lo hacen como si fueran entidades vivas o, más bien, dinámicas y autorregulativas que se transforman acorde con los tiempos y contextos culturales. Sin embargo, sus transformaciones suelen ser pausadas, en largos tránsitos generacionales, en los que surgen nuevos usos en el habla, la mayoría de ellos espontáneos y consensuados.

Nunca faltan comunidades lingüísticas minoritarias con sus formas particulares de habla. Véase, por ejemplo, el lenguaje barrial de ciertas pandillas, conocido como caló, que muy difícilmente logra generalizarse. El lenguaje woke es, de momento, un habla de este tipo: minoritaria, pero con la particularidad de tener una carga ideológica progresista, por no decir de nueva izquierda, que incomoda o suscita rechazo entre los neoconservadores, que, como bien dijimos, están pasando por un buen momento o renacimiento.

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De momento, en Ventaneando y el noticiero Hechos no vamos a escuchar lenguaje inclusivo, porque así lo dice Salinas Pliego. Lo sugirió, o mejor dicho, lo ordenó en una carta en la que empleó dicho lenguaje de manera irónica, y que se volvería tendencia en la red X:

Carta/Carto a mis colaboradoras/colaboradores:

Los televidentes y televidentas, a través del dueño y la dueña de TV Azteca/Azteco, les solicitan a los productores y productoras de noticias y noticios que den instrucciones a sus presentadores y presentadoras de pantalla y pantallo... QUE DEJEN DE USAR DE INMEDIATO EL ‘LENGUAJE WOKE’.

Aplausos y abucheos virtuales se llevó el dueño de TV Azteca en esta moderna Torre de Babel que son las redes sociales. Cualquier elogio o reafirmación siempre son bien recibidos. Para sus detractores progresistas, sacó lo más categórico e imperativo de su perorata:

Ayer vi a varios 'progresistas' ofendidos porque en mi empresa yo establezco las reglas. No estoy en contra de la libertad de cada quien para percibirse como desee; solo pido, por favor, que también se respete mi libertad de percibir a las personas como realmente son y listo.

Finalmente, ensayándose como filósofo o antropólogo de la sociedad y la cultura modernas, Salinas Pliego sentenció:

Lo políticamente correcto está destruyendo el sentido común y distorsionando la realidad. No se ofendan, cálmense y comiencen por aceptarse a ustedes mismos tal como son; luego, si quieren, luchen para que los demás los acepten como les gustaría ser.

Como todo buen patrón, que solo muestra humildad ante el contador de la empresa, hizo valer su condición de propietario en la decisión que tomó: “Mi empresa, mi dinero, mis reglas”.

 

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