
En 1999, motivado por sus compromisos personales, Carlos Eduardo Bustos emprendió con dos amigos una Casa de Diseño Gráfico e Impresión con el fin de llevar una actividad que le brindara mejores ingresos. Esta iniciativa implicó para los involucrados dedicar tiempo a especializarse y a perseverar en la consolidación de la nueva empresa, por lo cual las actividades de Plenilunio fueron disminuyendo paulatinamente. «Cada vez se volvió más difícil publicar, era más caro, había menos presupuesto. El dinero que yo tenía (ingresos personales) lo estaba destinando para el negocio del diseño gráfico, para sacarlo adelante, comprar equipo».
En esta etapa surge Páginas del mundo como una colección nueva en formato más económico que se ajusta a los presupuestos del proyecto en ese momento. Una novedad es que integra cuento y poesía. La portada aparece en cartulina con fondo blanco ilustrada con un recorte de obras de artistas locales. Se conservó el tamaño (11 x 18.5) pero cambió el papel en interiores a bond blanco. Se omitieron las ilustraciones y las letras capitales. La encuadernación siguió en hot melt y presentó un sello distintivo como colección.
Además de ésta colección, hubo una serie de publicaciones especiales a manera de plaquettes publicadas por encargo de Cecilia Eudave. Cada una contenía un cuento y tuvieron un tiraje de diez ejemplares.
Sobre la colección Páginas del Mundo quedarían dos anécdotas desafortunadas: la del primer título de poesía que tuvo su presentación en la librería José Luis Martínez del FCE «venía de la imprenta y traía las cajas en la cajuela del carro. Hicimos la presentación y le fue muy bien. Al otro día todavía llevaba los libros en la cajuela. Voy a visitar a mi mamá. Cuando salgo: se habían robado el carro. Toda la edición se perdió». La otra es que no salieron todos los títulos que tenían propuestos porque los colaboradores se fueron alejando cada cual ante sus propios compromisos personales. Esta desventura marcó una pausa en la actividad del sello editorial que duró poco más de tres años.
En 2004, luego de cinco años dedicados de manera casi exclusiva al diseño gráfico y editorial, Bustos decide liquidar la casa de diseño y retomar sus trabajos como escritor, pues las actividades que llevaba lo habían alejado de sus proyectos personales. «También hubo una cosa que no me gustó y me fue molestando cada vez más de ser editor: sentía que me robaba mucho tiempo como escritor. Además, cuando proponía a otras editoriales un libro y luego se enteraban que soy editor me proponían negocios y se dejaba de lado (la obra literaria); Iba a un coloquio de escritores y se enteraban de que yo editaba y cambiaba la dinámica, ya me veían como la persona que les puede publicar y eso no me gustó».
En 2005, luego de dedicarse un año sólo a escribir, uno de sus compañeros en Plenilunio y en la casa de diseño, Josué Mariscal, le manifiesta su inquietud por realizar nuevamente un proyecto cultural. De esta propuesta surgió la idea del premio de cuento breve Acento con lo cual la editorial tendría ocasión para publicar un título anualmente, con un formato que a juicio del propio Bustos consolidó el diseño de la editorial. Es el tamaño más grande de todas las publicaciones de Plenilunio (14 x 23cm). Sus interiores fueron en papel bond ahuesado. En su página legal se agregaba un correo electrónico del sello editorial y una página web del premio. En contraportada aparecía el código de barras del ISBN.
El propósito implicó la búsqueda de patrocinadores para dotar con apoyo económico al autor y que la publicación estuviera lista para la entrega del premio. «El concurso comulgaba con lo mismo de plenilunio que era dar a conocer talento nuevo, que los chavos tuvieran un espacio digno para publicar». Sólo hubo tres ediciones del premio. Al cuarto año los patrocinadores ya no invirtieron.
La editorial también contó con página web, la cual estuvo vigente durante tres años. En este periodo participaron Cecilia Eudave como directora editorial y Godofredo Olivares como subdirector editorial y asesor de jurados para el premio. El sello emprendió una nueva colección: Catalejo. Su diseño se unifica con el formato del premio Acento y sus publicaciones ahora eran antologías que convocaban a narradores de Perú, Argentina, El Salvador, Cuba y México. «Cecilia me propuso reanudar la editorial. Contactamos a la editorial Letra Roja de Estados Unidos y le empieza a entrar como patrocinador y la colección catalejo ya fue una coedición».
En 2007 apareció la última publicación de Ediciones Del Plenilunio y fue un título de poesía: Letras sobre tu cuerpo de Lola Torres Bañuls, una poeta de origen español nacida en Marruecos. Fue una propuesta de la editorial letra roja. Para esta edición el formato se redujo (11.5 x 17cm), conservó la portada en cartulina impresa a color y el papel de interiores en bond ahuesado con encuadernación en hot melt. Su tiraje fue de 500 ejemplares.
La distribución de sus publicaciones en estos años siguió funcionando en Guadalajara y para entonces ya contaba con el espacio de librerías Gonvill. «Contacté a Marcial Fernández de Ficticia e hicimos un trueque: él me iba a distribuir todos mis libros en las principales librerías del DF y yo le iba a distribuir sus libros en Gonvill. Durante unos años estuvimos haciendo ese trueque, hasta el 2008».
Bustos recordaba esta experiencia como un pasaje grato y divertido de su vida el cual cerró en 2008. Luego promovería su carrera a través de un sitio web y se dedicó de tiempo completo a la escritura.

*Fernando Toriz es gestor cultural.
DATO
La “Sociedad Fantásmica” es un esfuerzo colectivo por rescatar la memoria del editor y escritor jalisciense Carlos E. Bustos (1968- 2016): Ganador, entre otros, del Premio Nacional de Novela “Jorge Ibargüengoitia”, Premio Nacional de Cuento Corto “Agustín Monsreal”, Premio Nacional de Literatura “Gilberto Owen” y el Premio Nacional de Cuento Agustín Yáñez.