Cronomicón

La escritora uruguaya Gabriela Escobar explora los lazos familiares en una novela intensa, publicada por Hachette | Reseña

“Si las cosas fuesen como son”, una mirada íntima a la maternidad y la memoria

Hablar de la maternidad duele. Ya sea desde la perspectiva de la madre o de la hija, es un tema que confronta y remueve. Bajo esta premisa, la escritora uruguaya Gabriela Escobar nos entrega su novela “Si las cosas fuesen como son” (Hachette), donde una mujer regresa a casa después de haberse distanciado del entorno que la asfixiaba.

Si las cosas fuesen como son (Hachette)

La historia entrelaza tiempos y voces: una adulta, una adolescente y una niña que sufren —cada una a su manera— la sombra de una madre autoritaria y enigmática. Una madre apodada “Tumbona”, que es a la vez cataclismo y figura triste, que juega con su hija y que a ratos parece solo necesitar compañía.

La narradora rememora con crudeza el dolor familiar que arrastra desde su infancia:

“Papá es una mala palabra. Mamá lo decidió así. Tengo nueve años y aprendo rápido. Papá es un conjuro que no puedo nombrar”, leemos al inicio del libro, entretejiendo el retrato de una familia marcada por la ausencia del padre y el dominio absorbente de la madre, como una colmena en la que solo existe la abeja reina.

Escobar explora también el trasfondo genealógico: el origen polaco, las guerras vividas, la sordera de los tíos y un dolor que parece heredarse sin remedio. Así, la protagonista reconstruye su historia familiar mediante fragmentos que desnudan los vínculos, los traumas y los afectos rotos que la han acompañado desde niña.

Con capítulos breves y una prosa que roza la poesía, la novela es una lectura ágil que deja imágenes imborrables y un sabor agridulce. “Si las cosas fuesen como son” es una historia que nos invita a confrontar la memoria y comprender que en la familia siempre queda algo que nunca será como quisiéramos que fuera.

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