La tecnología es algo que se va aceptando cada vez más como un paso inevitable en la vida del ser humano, incluso después de que ella acabe. Películas como Terminator invitan a nuestra imaginación a pensar en un apocalipsis orquestado por nuestras mecánicas creaciones, mientras que obras como Autómata, de Gabe Ibáñez, nos hacen pensar que ellos permanecerán incluso después de que nosotros hayamos partido. Precisamente de eso trata la exclusiva de Xbox One: Recore.
Joule Adams es una superviviente de la raza humana en una tierra hostil habitada por robots. En su búsqueda por respuestas en esta locura mecanizada, se entera de un lugar conocido como Far Edén, un lugar en que los humanos son capaces de vivir en paz. En su misión Joule será acompañada por Mack, una IA (Inteligencia Artificial) capaz de reanimar diferentes robots.
Su trama poco inspirada es balanceada, hasta cierto punto, por su jugabilidad. En principio nos encontramos con un muy bien elaborado plataformero que mantiene el desafío de las batallas al mismo nivel del reto impuesto por el escenario para cruzar por determinados lugares. El terreno por el que nos movemos es extenso y nos da espacio a la exploración al mismo tiempo que facilita la estrategia variada en combate con otros robots. La participación de Keiji Inafune se agradece tanto en el diseño de personajes como en el desolado mapeado.
Uno de los pocos elementos que convierte a Recore en un juego destacable es su inherente mentalidad, reflejada en sus mecánicas de juego. Al igual que en Mega Man el desplazamiento del personaje y la resolución de los combates o de diferentes puzzles se ve apoyado por el uso de diferentes gadgets robóticos, adaptados a la protagonista de manera orgánica como extensiones. La tecnología es aquí interpretada como resultado evidente de la evolución del humano, y como recursos indispensables para hacer frente a nuestras contrapartes autómatas.
Lamentablemente la historia no logra el grado de interés que el mensaje en sus mecánicas. La progresión de la trama se ve pausada por misiones repetitivas. Los personajes carecen de cualquier carisma o identidad, imposibilitando al jugador empatar con nuestra protagonista o encariñarse con Mack. Y la fórmula es tan trillada que no puede interpretarse como nada más que una excusa para ponernos en un mundo específico.
En suma, Recore es una cadena de ideas interesantes malamente ejecutada.
Esto no le resta el tiempo, medianamente prolongado, que el juego mantendrá entretenido al respetable.
Definitivamente no es una mala experiencia, pero cuesta trabajo verlo entre los juegos más solicitados en la lista navideña.
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