Innovación

Videojuegos: The Last Guardian

Acomodar el concepto de arte a todos los criterios parece una tarea cada vez más imposible. Pero, remitiéndonos a una concepción sencilla en la que arte es una actividad en la que el hombre recrea, con una finalidad estética, un aspecto de la realidad o un sentimiento en formas bellas valiéndose de la materia, la imagen o el sonido, queda claro que el videojuego es capaz de entrar en esa categoría.

Mientras la polémica sigue en el aire, los creadores prefieren pasar de ella y emplearse a fondo para llevarnos a lugares maravillosos. Referente claro de ese espíritu creativo es Fumito Ueda, quien en 2005 impactaría al mundo de los videojuegos con su brillante obra ICO, para en 2005 trastocar de nueva cuenta el medio con su legendaria Shadow of the Colossus.

Mucho tiempo tuvo que pasar para que nos volviéramos a encontrar con el universo de Fumito Ueda, pero la recompensa ha sido más que satisfactoria. The Last Guardian es un videojuego hermoso, que brilla en cada aspecto por separado y deslumbra como conjunto. Una historia de amistad que habla sobre el viaje, el descubrimiento y la sensación de cercanía que forjamos con aquellos que entran en nuestras vidas.

Interpretamos a un niño que se encuentra cautivo, bajo extrañas circunstancias, en unas ruinas que quizá les parezcan familiares a los jugadores de las anteriores entregas.  En nuestro intento por escapar, nos encontramos con Trico, una enorme y curiosa criatura semejante a un grifo que le acompañara en su camino. La trama no cuenta más historia porque no la necesita.

The Last Guardian es una obra que desea ser jugada, y más que ser jugada quiere ser vivida. Las mecánicas son medios excelentemente pensados para nuestra interacción con Trico, y con el medio que nos rodea. Trico no es sólo una herramienta de avance, sino que está planteado como un ser orgánico, con intereses propios, miedos y acciones motivadas por su medio.

Los escenarios y la resolución de nuestro camino es un brillante guía resuelto a que entremos en un mundo de fantasía y seamos protagonistas de una aventura cautivadora.

Desde sus torres de marfil los argumentos pueden seguir con su conflicto. Mientras tanto, son obras como las de Fumito Ueda las que dan buen ejemplo del enorme potencial narrativo del videojuego como medio independiente de expresión.

Habrá por el camino algunos que busquen, como Uncharted 4 o The Quantum Break, ser la inevitable evolución del cine, y eso está bien, porque habla de diferentes formas de contar una historia. Pero si podemos detenernos y pensar en las sensaciones que hemos vivido más que en la historia que hemos recorrido, habremos ganado más que una satisfacción pasajera.

lg

Copyright © 2024 La Crónica de Hoy .

Lo más relevante en México