Interpretar una obra literaria o cinematográfica a través de un medio digital como los son los videojuegos, es una labor complicada, pero que ha dado resultados cuando menos interesante. Frictional Games tuvo muy en cuenta el horror cósmico de la literatura lovecraftiana a la hora de desarrollar “Soma”, al igual que todo “Alan Wake” nace como tributo al estilo de Stephen King. Existen juegos que dan un paso más allá e inspiran sus tramas o ambientan sus universos en alguna cultura específica, como lo hace “Never Alone” con la tribu Iñupiaq de Alaska.
En 1998 LucasArts, bajo la dirección del veterano diseñador de videojuegos Tim Schafer, crearon “Grim Fandango”, una aventura gráfica (ampliamente recomendable) que combinaba la mitología mexicana del Día de Muertos con elementos narrativos del film noir. Varios años después, el relativo éxito del juego para Xbox 36 “Viva Piñata”, expondría otro elemento de la cultura mexicana, pero sin sacar mucho provecho de él.
Partiendo de este corto bagaje, la desarrolladora canadiense DrinkBox Studios se dio a la tarea de revisar nuestro folklore para crear “Guacamelee!”, un divertido beat 'em up que tiene como protagonista a un luchador, como antagonista a un charro calavera, y como escenario una tranquila villa de México.
Como excusa para la aventura, la historia nos pone en el papel de Juan Agave, un agricultor de agave que está enamorado de “El Presidente's Daughter”. La desgracia ocurre cuando la doncella mulata es secuestrada por el charro del inframundo Carlos Calaca y sus mariachis. Al intentar rescatarla, Juan es enviado a la tierra de los muertos en donde un misterioso luchador llamado “Tostada”, le entrega una mascará que le concede los poderes para rescatar a su amada.
Si el lector ha logrado rescatar algún recuerdo de aquellos domingos matutinos en los que su monocromático televisor presentaba las improbables aventuras de Capulina contra los monstruos, o los heroicos enfrentamientos del Enmascarado de Plata contra las momias de Guanajuanto, que no se sienta extraviado, pues de eso se trata precisamente.
“Guacamelee!” no es una revisión a la cultura mexicana, sino a los elementos pop que de ella se desprenden. Los elementos icónicos de nuestra cultura toman presencia en un juego que no tiene mayores pretensiones que ser una experiencia entretenida y divertida.
A su favor se cuenta, también, un extenso número de referencias al mundo de los vídeojuegos, trazando así un arco entre el pasado y el presente, entre la cultura de antaño y el videojuego contemporáneo. Aderezado de aguacate, este plataformero sí cumple con el aumento en lo lúdico.
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