Comúnmente un juego, cualquiera, evoca la idea de competición, por ser uno de los elementos claves del mismo. Aunque esta acción no sea necesaria para definir al concepto, es cierto que le confiere una dimensión especifica; una dimensión agonal.
Los videojuegos nacen bajo esta concepción del juego. Por su simpleza, los videojuegos de conducción (de autos) son el género que con mayor facilidad evoca la experiencia de la contienda, aunque no por ello deja de tener su nivel de profundidad. Las carreras sólo requieren acelerar y llegar antes que el resto a la meta. Pese a esto, existen importantes matices que distinguen a los diferentes títulos de carrera en el mundo vídeo lúdico, entre los cuales destaca “Mario Kart”.
A diferencia de sus competidores, más sobrios en su planteamiento, “Mario Kart 8” balancea de manera elegante su perfil fantasioso y su referente en la realidad para ofrecer una experiencia agonal bastante superior al resto, al menos de su competencia actual. La saga “Forza Motosport”, dedicada a la simulación de conducción, dista bastante de ser una experiencia accesible, pues su grado de exigencia al conducir fuerza una jugabilidad precisa y más restringida, que empate con el deporte al que representa. Lo mismo se podría decir de la saga “Gran Turismo” o “F1”.
Por su parte, “Forza Horizon” apunta notablemente al lado opuesto, apelando a la potencia de los vehículos con pistas abiertas que permiten aumentar la velocidad considerablemente, abusar del derrape y manteniendo al margen las limitaciones del terrenos para simplemente sacar provecho a una disputa visualmente llamativa. Siendo también está la fórmula de juegos como “Need for Speed” o “The Crew”.
En tanto, “Mario Kart” opta por ambas formas sin adscribirse por completo a ninguna, y aportando una capa de surrealismo que concede más profundidad al desafío. Por una parte, el juego nos coloca en pistas que poco tienen que ver con la realidad, y que sólo afectan a la conducción acelerando o disminuyendo la velocidad de nuestro móvil. No obstante, eso no quiere decir que la conducción quede de lado, ya que el manejo de los giros, el control de la velocidad y, recientemente, la tracción, la aceleración y la estabilidad, siguen siendo los protagonistas para la competición.
Como cereza del pastel, “Mario Kart” aporta pistas que ponen a prueba la destreza y el ingenio del jugador, además de una serie de elementos externos que precisan estar más atentos a nuestros contendientes. La introducción de power ups, merma el realismo de la carrera, pero impulsa su factor competitivo a un nivel difícil de alcanzar. Mientras que en el resto de los juegos el primer lugar no deber preocuparse más que de mantener el ritmo, en “Mario Kart” es casi seguro que un caparazón azul te dejé en último lugar. No se puede bajar la guardia, la necesidad de estar atento al escenario y de los competidores está siempre presente en el corredor.
“Mario Kart 8” es el título más pulido de esta genial y entretenida fórmula. Como ya se resaltó, posiblemente existan los jugadores que prefieran una experiencia más cercana al deporte de la conducción o aquellos que sean más adeptos de la adrenalina y el glamour de la velocidad. Pero resulta claro que en cuanto a vídeojuegos y competición se refiere hay un indiscutible primer lugar.
lg
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