La profesora Amparo Rubio ocupa un lugar destacado entre los maestros de Jalisco del siglo XX. Su importancia dentro del magisterio y la trascendencia de su labor docente la ponen al mismo nivel de hombres como el profesor Ramón García Ruiz. No sólo fue directora de la Normal de Jalisco. Mujer emprendedora, planteó y apoyó proyectos para mejorar el aprendizaje de la lectura y escritura en los estudiantes de nivel básico.Preocupada también por el mejoramiento y preparación de los maestros del estado, creó la Escuela Normal para Profesores de Primaria con Sistema Abierto (ENPEPSA). Gracias al programa ideado por la profesora Rubio, muchos maestros de la entidad que no terminaron sus estudios, ni disponían de tiempo para hacerlo, completaron su preparación, elevándose, por consecuencia, la calidad de la educación en Jalisco.Desafortunadamente, la Normal abierta desapareció porque las autoridades educativas de Jalisco consideraron que generaría, a futuro, una sobrepoblación de profesores, además, ya no se disponía de los recursos para costearla. La respuesta de la profesora fue casi heroica. Con aire retador le contestó al Jefe del Departamento de Educación Pública, Profesor Ramón García Ruiz: “¿Desea usted que desaparezca una escuela? Entonces nacerán otras”La profesora cumplió su promesa. Con su empeño y el respaldo del magisterio jalisciense surgieron: la Escuela Normal para Educadoras de Arandas, la Escuela Normal para Educadoras de Unión de Tula, la Escuela Normal para Educadoras de Guadalajara, la Escuela Normal Superior de Especialidades de Jalisco y la Escuela Normal Superior de Jalisco.Esta última es, sin duda, la que más esfuerzo le demandó a la profesora, pero también la que le dio culminación a su carrera como educadora y pedagoga. Como la concibió en el proyecto original la profesora Rubio, la institución atendería una necesidad muy específica del magisterio jalisciense. La mayoría de los profesores de secundaria carecían de preparación docente y por tanto adolecían de herramientas y estrategias para impartir clases.La Normal Superior de Jalisco, en su primera etapa, quedó formalmente instalada e inició clases el 1 de octubre de 1973, dentro del edificio de la Escuela Normal. La primera planta docente de la institución la integraron 17 profesores de primer nivel. Ella asumió, como era de esperarse, la dirección.La profesora no estaba del todo satisfecha. Deseaba que sus profesores y alumnos tuvieran su propio espacio, su propio edificio.En su afán de conseguir el terreno y los recursos necesarios, no le intimidó el número de puertas que tuvo que tocar; por aquellos días se le vio con frecuencia por los pasillos y oficinas de los más altos funcionarios y políticos promoviendo su proyecto. Al no recibir la respuesta que deseaba, jugó hasta la última de sus cartas. Se cuenta que esperó en una esquina al propio presidente Luis Echeverría, quien andaba de gira por Jalisco.Lo abordó de improviso y en una breve plática le explicó su sueño. El dignatario mostró interés y ofreció apoyarla. Pasaron los meses. La respuesta no llegó. Una invitación del Partido Revolucionario Institucional para ir a desayunar a los Pinos le abrió la oportunidad de entrevistarse nuevamente con el presidente.Durante el desayuno, la profesora se acercó a la mesa del dignatario; la reconoció y la convidó a sentarse para que terminara de explicarle aquel proyecto del que habían hablado en su primer encuentro.Llamó a Víctor Bravo Ahuja para que atendiera personalmente la petición de la profesora Rubio. Logró que le compraran un terrero ubicado en la colonia Santa Elena Alcalde, donde se construyó el edificio de la Normal Superior de Jalisco. El propio presidente Echeverría encabezó la ceremonia de colocación de la primera piedra.Archivo Histórico de Jalisco: https://www.facebook.com/archivohistorico.dejaliscomac
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