Mis estimados lectores, detractores y amigos, como siempre, es un enorme gusto reencontrarme con ustedes a través de esta columna, nuestro íntimo espacio de diálogo a través de la lectura, que se convierte en un mágico escaparate que permite la democratización de la información y el conocimiento, estar en avant-garde en los ámbitos académicos, sociales y culturales, además de adquirir uno que otro nuevo aprendizaje. El día de hoy, traigo una interesante reflexión sobre dreamers y doers.
Durante mucho tiempo, hemos oído hablar de los dreamers (“soñadores”), esas personas ingeniosas, creativas y con mucha imaginación, que van en una línea de sueños. Pero, ¿qué son los sueños? La RAE define los sueños como “el acto de representar la fantasía”. Dentro de los dreamers, se podría decir que hay mucha fantasía, ya que todo se queda en los sueños y en la mente. Sin embargo, cuando a esto se le añade innovación, creación y acción, los sueños dejan de ser fantasías y se convierten en acciones reales, dando lugar al perfil de los doers.
El perfil de los doers es interesante. Tienen un enfoque pragmático y están fundamentalmente orientados a la acción. Están comprometidos con la tarea que tienen entre manos y cuentan con varias fortalezas, como la habilidad para ejecutar sus labores con determinación, la capacidad de resolver problemas tangibles e inmediatos, y una actitud práctica, organizada y cumplidora. Se enfocan en el paso a paso, siempre siendo eficientes. Suelen resultar muy adecuados para la gestión de proyectos, ya que sus principales habilidades incluyen la planificación, la organización y la ejecución efectiva (en tiempo y forma) el pensamiento en acción. (Sales Business School).
Además de esto, añadiría aspectos como:
Perder el miedo. El miedo es algo natural del ser humano; es esa perturbación angustiosa ante riesgos o daños, ya sean reales o imaginarios (RAE). El miedo es totalmente real, está presente. Sí, debemos darle su espacio, pero también verlo como un reactor o un área de oportunidad que nos invita a actuar, a enfrentar al toro por los cuernos y conocer de frente al miedo, sabiendo que todo pasa. Tengámoslo, pero "perdamos el miedo".
Escucha. En la actualidad, hay un libro que está en boga, titulado “Momo”, una novela de fantasía escrita por Michael Ende. El personaje de Momo es una niña muy especial que posee la maravillosa cualidad de escuchar profundamente, no solo oyendo palabras, sino también percibiendo sentimientos y pensamientos no expresados. Su atención genuina y desinteresada permite a las personas sentirse comprendidas y libres de juicios, lo que la convierte en una confidente y hace que todo aquel que la escuche se sienta bien.
La escucha lleva a establecer relaciones cercanas y a comprender emocionalmente. En esta sociedad acelerada, con la invasión constante de estímulos y distracciones, la habilidad de escuchar genuinamente se vuelve cada vez más valiosa y necesaria para conectar profundamente con los demás.
La actitud. El último punto sería la actitud. Pero, ¿qué es la actitud? La RAE la define como “disposición de ánimo hacia alguien o algo manifestada de determinada manera”. Es la forma en que enfrentamos las cosas, cómo vemos la vida y cómo actuamos.
Soy humano y sé que a veces no despierto con la mejor actitud, pero tengo la oportunidad de crearla diariamente e incluso materializarla. Todas las mañanas despierto y, al abrir los ojos, tengo la oportunidad de elegir la actitud que tendré ese día. Siempre trato de empujarla hacia el positivismo, hacia lo que transforma y lo que enseña y aprende, incluso aprendiendo a materializarla. En cuanto abro los ojos, imagino que llega a mí un rayito de luz (como el emoji de WhatsApp) lleno de un shot de amor, luz y bienestar, que me invita a tener buena actitud, ánimo, reciprocidad, empatía y amor.
Ese rayo es el que me permite ser un dreamer: soñar, imaginar, crear. El poder de ese rayo es tan fuerte que me invita a ser un doer: a innovar, ejecutar ideas, crear, hacer y buscar el bien común.
Todo lo que les comparto es a partir de la experiencia que acabo de tener como dreamer, asistiendo durante más de 15 años a la FIL, soñando algún día en participar. Ahora, como doer, logré participar llevando a la Universidad Panamericana a la FIL con un stand que mezcló innovación y tradición, con interactividad, un foro de participación y libros.
Los invito a ser dreamers, a soñar, a soñar en grande, confiar y creer que todo es posible. Pero, sobre todo, los invito a ser doers: perder el miedo, escuchar y tener actitud. Eso puede llevarnos mucho más lejos de lo que imaginamos. Así como encontrar ese rayo de luz que les dé la actitud. Espero que el mío me dure toda la vida y me siga llevando por el buen camino, permitiéndome dar mi mejor versión y brindar mi “muchosidad”.
Gracias y hasta la próxima, queridos lectores.
Jorge Alejandro Peña Landeros
Director de Biblioteca