La popularidad de un vapeador o cigarrillo electrónico ha sido masiva, y creció exponencialmente en los últimos años, con una amplia gama de productos en el mercado. Dada la difusión que tienen en redes sociales y la modernidad de los medios publicitarios, han colocado al vapeo como una moda sobresaliente y de estatus entre los jóvenes, ampliando el sector de uso que involucra a menores de edad sin importar su estatus socioeconómico dada la accesibilidad de adquirirlos.
Existen diferentes tipos de vapeadores: cigarrillos electrónicos desechables, compactos y de un solo uso, pods que son dispositivos pequeños y recargables, con cartuchos intercambiables, mods o vapes avanzados, son más grandes y personalizables
Pero su popularidad no los exime de causar estragos en la salud
¿Por qué prohibir los vapeadoeres?
Aunque algunos los consideran menos dañinos que fumar tabaco convencional, el uso de estos se basa principalmente en preocupaciones de salud pública y en el marco regulatorio relacionado con el control del tabaco y los productos alternativos.
Algunas de las razones más relevantes es que pueden contener sustancias nocivas, ejemplos, metales pesados como el plomo, el níquel y el estaño, anticongelantes, como el propilenglicol o el etilenglicol, nitrosaminas, que son agentes carcinógenos, diacetilo, una sustancia química que está relacionada con una enfermedad pulmonar grave, acetato de vitamina E, una sustancia tóxica que puede causar enfermedades respiratorias agudas.
Estos productos llevan sin duda a causar daños en los pulmones, el corazón, el cerebro, los riñones y el hígado, además, pueden aumentar el riesgo de desarrollar cáncer pulmonar, tumores en la piel, tumores intestinales y cambios en la vejiga.
De igual manera existe la preocupación por el uso entre adolescentes y jóvenes, quienes son más propensos a iniciarse en el consumo debido a los sabores atractivos y la percepción de que son inofensivos.
No hay un período exacto de tiempo en el que se presenten daños importantes, esto también dependerá de la susceptibilidad y salud de cada persona, pero si se sabe que el consumo constante durante meses o años aumenta significativamente el riesgo de generar cualquier tipo de enfermedad respiratoria principalmente.
Independiente de los factores antes mencionados que afectan directamente a la salud del consumidor debemos tomar en cuenta el impacto que ejerce sobre el medio ambiente, ya que se fabrican a partir de materiales no biodegradables: plásticos, metales y componentes electrónicos, cuya extracción y fabricación generan emisiones de carbono y contaminación.
Durante la fabricación y producción de dispositivos electrónicos se requiere grandes cantidades de energía, que suman a la huella de carbono.
Muchas partes de los vapeadores, como baterías de litio y circuitos, no se pueden reutilizar, esto los clasifica como residuos electrónicos, que, si no se desechan correctamente, estos residuos pueden liberar metales pesados y sustancias tóxicas en el suelo y el agua, dañando los ecosistemas.
Los dispositivos desechables y los cartuchos de líquidos suelen estar hechos de plástico, que puede tardar cientos de años en descomponerse.
Por otra parte, los líquidos para vapear, aunque son menos dañinos que los cigarrillos tradicionales en términos de emisiones contienen compuestos químicos como el propilenglicol, que puede ser tóxico si se libera en grandes cantidades al medio ambiente y los líquidos derramados durante el desecho pueden contaminar el agua y el suelo.
Su consumo energético, los vapes dependen de baterías de litio que requieren recargas constantes, si bien la energía consumida es relativamente baja, la acumulación de millones de dispositivos puede aumentar la demanda energética global.
Impacto indirecto en la biodiversidad, plásticos y materiales pequeños de los vapeadores pueden descomponerse en microplásticos que terminan en océanos, afectando a la vida marina.
Desechos en áreas naturales, los cartuchos y dispositivos desechables a menudo terminan como basura en calles, playas o parques, dañando la fauna que los puede ingerir accidentalmente.
De Igual manera las estrategias de las tabacaleras señalan que muchas compañías que comercializan vapeadores son filiales de grandes tabacaleras que buscan mantener su mercado ante la disminución del consumo de cigarrillos tradicionales, esto ha generado desconfianza en las políticas de promoción de los vapeadores como alternativas “más saludables”.
Y cabe resaltar que muchos vapeadores disponibles en el mercado mexicano son de origen ilícito o no cumplen con estándares de calidad, lo que incrementa los riesgos para los consumidores, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido sobre sus posibles riesgos, México, alineado con recomendaciones internacionales, opta por aplicar el principio precautorio al restringir su comercialización con el cumplimiento de la Ley General para el Control del Tabaco, prohíbe la comercialización, distribución y promoción de productos que imiten el acto de fumar, como los vapeadores y cigarrillos electrónicos.
Se ha generado controversia y debate con la prohibición de los vapes. Por un lado, hay quienes argumentan que podría empujar a los usuarios hacia el mercado negro. Por otro lado, algunos consideran que los vapeadores podrían ser herramientas útiles para dejar de fumar si se regularan adecuadamente.
En México, la venta de estos productos está prohibida. Hasta el momento y dependiendo el estado no hay una multa específica solo por vapear en público, sino que las sanciones se enfocan principalmente en la venta, promoción y distribución de productos de tabaco y cigarrillos electrónicos.
La multa podría aplicarse en los siguientes casos: Venta ilegal de vapes quienes infringen esta ley pueden recibir una multa de hasta $ 20,000 a $ 30,000 pesos mexicanos, dependiendo de la gravedad de la infracción.
Uso en espacios públicos cerrados: Si un vapeador utiliza su dispositivo en un espacio público cerrado donde está prohibido fumar, podría ser sancionado como si estuviera fumando un cigarro tradicional. Las multas en estos casos pueden variar, pero generalmente rondan los $1,000 a $2,000 pesos.
Aunque la multa es más comúnmente asociada con la venta o distribución de vapes, el consumo en ciertos lugares podría acarrear sanciones dependiendo de la normativa local en cada estado o municipio.
En conclusión, México busca proteger la salud pública y evitar un aumento en el uso de estos dispositivos, especialmente entre la población joven, en un contexto donde no hay suficiente evidencia científica que respalde su inocuidad.
“Tu salud vale más que una nube de vapor; dejar el vapeador hoy es invertir en un futuro libre de adicciones y riesgos”.