Opinión

La coincidencia

(La Crónica de Hoy)

De casualidad viajamos desde el Distrito Federal * Tijuana por Aeroméxico. Primera clase. En la sala de espera quedó sentado frente a mí sin darse cuenta. Ordenó a su guardaespalda comprar un periódico. Hizo como que lo leía. Así no me veía ni yo tampoco. Y durante todo el viaje se cubrió con una frazada como si viniera dormido. Entonces ni pensaba ser alcalde.

A los editores de Frontera en Tijuana les brillaron los ojitos al ver esa foto. Entonces decidieron imprimirla a todo color en primera plana. Titularon: “Coinciden, pero se ignoran”. Gráfica captada durante el acto para relevar dirigentes del Grupo 21. Amplificada da apariencia de cercanía. Marcada por un círculo la figura del presidente municipal, Ing. Jorge Hank Rhon. Dejándose ver como decía el poeta: “…párpados gruesos y faz abotagada”. Vientre pronunciado. Luego aparezco enseguidita. Como si nada más estuviera en medio el nuevo presidente del grupo José Alfonso Sánchez Ortiz. “...mantienen un distanciamiento público”, publicó el diario. “Coincidieron por primera vez”. Y “no se saludaron ni intercambiaron palabras”. El reportero Manuel Villegas escribió la nota insertada en la página 3 de la sección A: “El distanciamiento y diferencias personales son públicamente conocidas”. Aparte: “Por la muerte de su colega el periodista Héctor Félix Miranda, en abril de 1989, Blancornelas ha publicado sus sospechas sobre la presunta participación de Hank Rhon, lo que oficialmente no han acreditado las investigaciones ministeriales”. Al reportero le llamó la atención el hecho. Pero no habló con los protagonistas. Quién sabe que le diría Hank. Pero si me hubiera preguntado le precisaría: No fue la primera ocasión que coincidimos. Antes hubo tres. Una cuando a petición de Félix platicamos en el ahora llamado hotel Emporio. Otra: Entró al restaurante del hotel Conquistador. Ya sus canchanchanes habían matado a Héctor. Cuando se dio cuenta que yo estaba allí mandó llamar a dos guardaespaldas. De volada ocuparon una mesa atrás de mí para vigilarme. Armados. En tanto él salió rápidamente del lugar. De rato hicieron lo mismo sus cuidadores. Seguramente pensaron que me iba a ir tras él hijo del profesor.

De ese tamaño era el temor. La tercera: De casualidad viajamos desde el Distrito Federal a Tijuana por Aeroméxico. Primera clase. En la sala de espera quedó sentado frente a mí sin darse cuenta. Ordenó a su guardaespalda comprar un periódico. Hizo como que lo leía. Así no me veía ni yo tampoco. Y durante todo el viaje se cubrió con una frazada como si viniera dormido. Entonces ni pensaba ser alcalde. Testigo, un joven empresario de Tijuana se me acercó para maldecir a al actual Presidente Municipal. Fuerte. Ahora es de los que más andan cerca de él y ni se me acerca. Bueno. Aparte le hubiera dicho al reportero: Los guardaespaldas de Hank mataron a Héctor Félix y mi hipótesis es clara: No fue por su propia iniciativa. Aparte le explicaría: Tales sospechas fueron reforzadas por el primer director de Frontera, José Santiago Healy. Colaboró ampliamente y sin límites en una investigación de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Y simplemente en vías de información: El caso Félix está en revisión. Así lo recomendó la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos al gobierno de Vicente Fox.

Coincidencia y distanciamiento como escribió Villegas, me hicieron recordar a muchos reporteros activos en mayo del 88. Entonces, y para no escribir otra palabra más estruendosa, estaban enojados. Muy enojados. Alguien tuvo la ocurrencia: “Vamos a escribir una carta abierta”. Y del dicho al hecho. Dirigida al Presidente de la República: el licenciado Miguel de la Madrid Hurtado. Remitida al procurador de tal época: licenciado Sergio García Ramírez: “…a todos los medios masivos de difusión” y “…a la opinión pública en general”. El texto fue tan extenso como puntilloso. Me lo trajeron el mero día 18 de mayo del 88 pidiendo publicarlo. La carta abierta ocupó dos planas. Firmaron 54 reporteras y reporteros. De prensa, radio y televisión. Fotógrafos. Solamente faltaron del oficialista periódico El Mexicano. Mortificados, dos me llamaron para justificarse: “Ya nos dijeron que si firmábamos nos corrían”. Y explicaron hasta un “tú nos comprendes”, que correspondí con “no se preocupen. Lo entiendo”.

La carta inició con una condena por el crimen de nuestro coeditor Héctor Félix Miranda. El Gato, popularmente conocido así por su columna “Un Poco de Algo”. Y “…a fin de precisar nuestra postura ante el artero asesinato”. Aparte: “…con el propósito de acabar con especulaciones, con manipulaciones y dudas”. Resaltando “las serias inquietudes que se han surgido en nosotros por el trato ‘especial’ que se ha dado a este caso, aparentemente más con el ánimo de encubrir personas y presuntos responsables que descubrirlos, perseguirlos y capturarlos”. Reclamaron “muestra inobjetables que indiquen que las investigaciones continúan”, y exigieron repuesta a 15 espinosas preguntas.

La número 5: Larga pero claridosa: “¿Por qué razón no se ha ejercido acción penal en contra de los directivos del Hipódromo Caliente, y en especial en contra del Ing. Jorge Hank Rhon, si de acuerdo a las investigaciones realizadas existen elementos suficientes para presumir la posible comisión de uno o varios delitos, tales como el de acopio de armas, incluso las llamadas cuernos de chivo, que no son precisamente necesarias para el servicio de vigilancia de dicha empresa, o bien en tanto que aunque el joven empresario manifestó disposición para que la policía entrara a las instalaciones del hipódromo, no brindó la información suficiente, oportuna y necesaria para la localización y aprehensión de sus empleados que presume participaron en dicho asesinato?”.

Luego otra: “¿A quiénes en particular se referían las autoridades policiacas cuando al ser cuestionadas sobre este asunto decían que había fuertes intereses en esto, personas con gran poder económico y advertían que pese a eso seguirían investigando ‘caiga quien caiga’ y de pronto se conforman con una versión inverosímil y con un presunto autor material sin ahondar más en las investigaciones?”.

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Más preguntas de aquella carta abierta: “¿Por qué razón, no obstante que inicialmente se mencionó insistentemente la participación de un individuo de nombre Emigdio Nevarez, también agente de seguridad del Hipódromo Caliente, no se le involucra en la causa penal 242/88 que se investiga en el Juzgado Cuarto de lo Penal en contra de Victoriano Medina (otro guardaespaldas de Hank) ni se solicitó orden de aprehensión en su contra?”. Enseguida dos preguntas de terremoto: “¿Por qué razón no se ha determinado el tipo de relaciones que hubo entre Héctor Gato Félix y los directivos del Hipódromo Caliente, principalmente al Ing. Jorge Hank Rhon y el Lic. Alberto Murguía, que son las personas a las que con más insistencia mencionó en sus últimas publicaciones?”. Luego: “¿Por qué razón excluyen a Hank Rhon y a Murguía de las lista de posibles sospechosos y no se les involucra en nada dentro del delito de todas las investigaciones, si para la población en general, entre casi dos mil personas que laboran en el Hipódromo Caliente, de donde son empleados los presuntos autores materiales del asesinato, son ellos los principales sospechosos de tan artero crimen?”. Aparte los firmantes muestran su extrañeza cuando después de asesinar a Félix, el guardaespalda principal de Hank, Vera Palestina, dispuso de 10 mil dólares mediante vale en el hipódromo y huyó.

Aparte los periodistas acordaron públicamente: “Hasta en tanto no se esclarezca totalmente el crimen y se castigue a todos los que lo planearon, ordenaron y ejecutaron no participaremos en festividad alguna relativa a la Libertad de Expresión, y desde ahora solicitamos a las autoridades que por respeto a esta determinación a la memoria del compañero asesinado no se efectúe festividad alguna”. De los 54 firmantes, algunos fallecieron. Varios se retiraron o cambiaron de residencia. De quienes permanecen en activo y firmaron: Araceli Domínguez, hoy presidente de la Asociación de Periodistas de Tijuana; Elía Manjares, conductora del noticiero Hechos TV Azteca; Dora Elena Cortés, de Agencia Fronteriza de Noticias; Oscar Genel, editorialista de Frontera y En Síntesis; Juan Ramón Hurtado, fotógrafo de El Sol de Tijuana; René Gómez Noriega, Roberto Martínez Cuevas de El Mexicano; Juan Arturo Salinas, corresponsal de Proceso; José Enrique García Sánchez, Agencia Fronteriza de Noticias; Lorenzo Garibay, Expediente Público; Jaime Chaidez Bonilla, de El Mexicano; Martha Saldívar Ortega, de En Síntesis; Miguel Cervantes Sahagún, de MXPhoto, y Ramón Tomás Blanco, de ZETA.

A sus preguntas en aquella carta abierta nadie les contestó. Los festejos de la Libertad de Expresión no se suspendieron. Asistieron a tales. Tampoco realizaron lo acordado: “..Llevaremos a cabo actos luctuosos y reuniones de trabajo para reflexionar y analizar este caso, así como los avances que haya habido en las investigaciones”. También eso le hubiera informado a Manuel Villegas, reportero de Frontera.

blancornelas@zetatijuana.com

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