
Por primera vez en su historia, el “Corazón de la Ciudad de México” capacita a 20 monitoristas cuyo propósito es profesionalizar el trabajo de vigilancia y arraigar la identidad única de trabajadores en las calles de la metrópoli, a través de las 83 mil 414 videocámaras, así como de los botones de pánico.
El curso tiene la finalidad de fortalecer las capacidades de análisis visual, capacitación de metodologías en análisis aplicables en la videovigilancia, además de impulsar una cultura de observación estratégica, optimizar y aprovechar el ecosistema tecnológico del C5, contrastar experiencias y mejorar algunas prácticas.
A pesar de que el Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5) puede presumir de una respuesta casi inmediata a los llamados de emergencias, en entrevista con Crónica, Salvador Guerrero Chiprés, director de la dependencia, consideró que es necesario ampliar la nómina del organismo, pues el grueso de los monitoristas que laboran ahí pertenecen a otras instituciones y únicamente 500 personas son exclusivas del Centro.
A diferencia de otras entidades, que los C5 dependen únicamente de las Secretarías de Seguridad locales, en la Ciudad de México, al ser un centro manejado por la jefatura de Gobierno, se logra que el organismo interactúe con otras instituciones, como la policía, la Fiscalía General de Justicia y sus agentes de investigación con la finalidad de aportar mayor información de un hecho delictivo o incidente, contrastarla, generar cifras y suprimir malas prácticas del personal que no se corregían luego de más de dos sexenios desde su creación.
“En el C5 necesitamos innovar de acuerdo a la visión de la jefa de Gobierno, Clara Brugada, y generar monitoristas propios. En el Centro hay dos mil personas trabajando diariamente, pero solamente 500, o un poco menos, están propiamente en la nómina del C5 y los que hacen el monitoreo del servicio de las 83 mil 414 cámaras, son integrantes de otras instituciones”, mencionó Guerrero Chiprés.
“Trabajamos 29 instituciones, locales y federales, la más importante y por número es la Secretaría de Seguridad Ciudadana”.
La primera generación incluye a elementos de las áreas de Atención Prehospitalaria, 911, Vinculación y Operaciones, donde a lo largo del curso de 20 horas de duración, se abordan aspectos como análisis, orientación planimétrica e identificación de conductas sospechosas.
“Tenemos que diseñar una capacidad propia de monitoreo, de la gente que está en la nómina del C5 para que ayudemos a otras instancias y aprendamos a observar con esa mirada previa, actual y convencional y visualizar de otra manera”, dijo el director.
“La coordinadora del curso es una mujer muy experimentada, es una oficial de policía con 16 años de experiencia, entonces esa trayectoria es revisada desde un punto de vista crítico y colaborativo para crecer como institución, como C5 y de la oferta de servicios que tiene el Gobierno de la Ciudad de México y enfrentar los desafíos que derivan del monitoreo que se realiza de manera eficaz en lo general desde la capital nacional”.
El monitoreo lo realizan desde el C5 y los siete C2 de la capital la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), la Fiscalía General de Justicia (FGJCDMX), el Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM) y los Bomberos.
“Esperemos que este mismo año generemos otro grupo semejante. En la atención prehospitalaria tenemos que trabajar para mejorar la visualización y monitoreo de lo que pasa en la Ciudad respecto de las urgencias y emergencias. Qué hacemos con la vinculación social, con las operaciones necesarias para el despacho de policías, bomberos y patrullas a partir del monitoreo que hacemos los colaboradores del C5”.
“Hay miradas diferentes frente al monitor, la del policía, médico, abogado, analista, todas son distintas ¿Qué tal ahora la mirada de quien integra esas miradas y que dialoga con ellas? Es el desarrollo de esa mirada lo que legítima el esfuerzo que tenemos”.
El director adelantó que planean más estrategias de fortalecimiento del C5, como el crecimiento a 150 mil cámaras de videovigilancia para el año 2030, que su ubicación dependerá de las peticiones de los alcaldes donde consideran que faltan puntos de visión de las autoridades, además, en conjunto con las opiniones vecinales.