Metrópoli

Entrevista | Para Alejandro Girón, el éxito financiero no se mide en cifras, propiedades o lujos. Se mide en libertad

Alejandro Girón: el dinero sí da felicidad, cuando tiene propósito

Asesor financiero
Asesor financiero. Foto: Cortesía

Alejandro Girón no se considera un experto financiero convencional. No viste traje y corbata todos los días ni necesita anunciar a cada paso que pertenece a un entorno de inversionistas consolidados. Lo suyo es otra cosa. Lo suyo es servir. Porque antes que los números, lo que a él realmente le importa son las personas. Y desde ahí, desde ese compromiso por hacer del conocimiento financiero una herramienta para el bienestar real, ha construido una comunidad, una marca personal y una filosofía que rompe con muchos de los mitos que han rodeado al dinero por generaciones.

Nacido en el seno de una familia de clase media, Alejandro no creció entre lujos, pero sí entre valores. Fue su madre, doctora de profesión, quien le enseñó que el verdadero éxito está en servir a los demás. “Siempre vi en ella ese deseo genuino de mejorar la vida de otros. Yo solo tomé otro camino para hacerlo”, cuenta. Ese camino fue el de las finanzas, pero no como un fin egoísta, sino como un medio para generar impacto. Porque, como él mismo asegura, “el dinero, bien enfocado y con propósito, sí da felicidad”.

Su historia no sigue el patrón típico. En lugar de permanecer en el camino cómodo de una carrera bancaria tradicional, Girón apostó por lo incierto: construir su propia ruta, asesorando personas de forma independiente, y buscando su bienestar por encima de los intereses de cualquier institución. “Poner primero a las personas no solo es más satisfactorio. También es más rentable a largo plazo”, afirma con convicción. En un sector que suele ser rígido, técnico y hasta intimidante, él decidió mostrarse transparente, humano y cercano. Y poco a poco, su autenticidad comenzó a destacar.

Al principio, pensó que su juventud podía jugar en su contra. Pero con el tiempo entendió que tener una mirada más fresca era precisamente lo que muchos buscaban: alguien que hablara su idioma, que entendiera sus preocupaciones y que no repitiera fórmulas caducas. “No soy el asesor de los abuelos, pero tampoco soy de los que se dejan llevar por la emoción de hacerse rico en dos días”, comenta. Alejandro representa a una generación intermedia que se ha formado en la práctica, que ha cometido errores y que ha aprendido a base de trabajo. Y eso se nota.

Cuando habla de inversiones, lo hace desde la experiencia, pero también desde la empatía. Para él, una inversión inteligente no es la que más promete, sino la que te permite dormir tranquilo. “Tiene que estar bien estructurada, bien explicada, con respaldo real y gestionada por personas en quienes puedas confiar”, dice. Esa paz mental, esa tranquilidad de saber que tu dinero está trabajando de manera segura y transparente, vale más que cualquier promesa de rendimiento inmediato. Y en tiempos de tanta volatilidad económica, eso se agradece.

Alejandro también reconoce que uno de los errores más comunes de quienes empiezan a invertir es dejarse llevar solo por las cifras. “El rendimiento es lo último que deberías analizar. Primero hay que entender el negocio, los riesgos, el respaldo”, explica. Para él, no hay fórmulas mágicas. Y aunque suene menos emocionante, insiste en que lo que siempre funciona es lo básico: generar, ahorrar, invertir y multiplicar. “Es una fórmula aburrida, sí. Pero es la que construye patrimonio real con el tiempo”.

Mirando hacia el futuro, identifica sectores clave como la inteligencia artificial, la tecnología aplicada a las finanzas, los créditos privados con flujo constante —su principal especialidad— y algunas oportunidades en el tema inmobiliario. Pero también hace énfasis en algo menos tangible, pero igual o más importante: la educación financiera.El conocimiento es el activo más valioso. Saber qué hacer con tu dinero, a quién escuchar y cómo protegerte puede marcar toda la diferencia”.

Alejandro es muy crítico con la falta de educación financiera en América Latina. Más allá de los sistemas educativos, habla de una cultura que ha normalizado vivir al día, que evita hablar de dinero en familia, que asocia riqueza con culpa o arrogancia. “Nos enseñaron a ver el dinero como algo malo o lejano, y eso nos limita desde el inicio”, asegura. Por eso, decidió usar las redes sociales como plataforma de transformación. Sus videos, consejos y reflexiones tienen un solo objetivo: acercar las finanzas a la vida real. Demostrar que no son complicadas, que no son exclusivas y que sí pueden ser parte de las decisiones cotidianas.

Al principio, crear contenido era solo una estrategia de posicionamiento. Pero pronto se convirtió en una misión. “Cuando empecé a recibir mensajes de personas que habían tomado mejores decisiones gracias a lo que publiqué, entendí que tenía una responsabilidad”, recuerda. Hoy su objetivo es claro: crear contenido gratuito que inspire, que informe y que acompañe. Y si puede cambiar al menos una vida al día, siente que su propósito se está cumpliendo.

Porque para Alejandro Girón, el éxito financiero no se mide en cifras, propiedades o lujos. Se mide en libertad. “De joven pensé que el éxito era tener mucho. Hoy entiendo que es tener tiempo. Tiempo para compartir, para descansar, para hacer lo que te apasiona, para estar presente con los tuyos”. En un mundo que corre sin detenerse, él ha decidido detenerse a pensar. Y a enseñar a otros que la verdadera riqueza no está en acumular más, sino en saber usar lo que tienes para construir una vida que realmente valga la pena.

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