Metrópoli

Murió pidiendo ayuda en la puerta del Hospital Tlalpan: el caso de Gina Reyes, rechazada por no pagar 30 mil pesos

“Ayúdenme”, suplicó Gina Reyes: el hospital la ignoró y falleció sin auxilio

La familia de Gina Reyes acusa al Hospital Tlalpan de negar atención médica urgente y dejar morir a la mujer en la puerta del hospital por no presentar depósito de 30 mil pesos

Gina Reyes Vázquez, de 62 años, murió la madrugada del 16 de julio frente al Hospital Tlalpan, un centro privado en la Ciudad de México, luego de que el personal médico se negara a brindarle atención de urgencia sin un depósito previo de 30 mil pesos. Su familia asegura que la ayuda venía en camino, pero nunca le dieron primeros auxilios.

En entrevista con Crónica, Alexa Miranda, sobrina de Gina, y Mónica Reyes, su hermana, relataron con detalle los minutos de angustia que terminaron en tragedia. La familia afectada, ha exige justicia y que las autoridades investiguen al hospital.

Hasta el momento, nadie de la institución ha dado la cara, pese a que en su sitio oficial, el Hospital Tlalpan presume operar bajo una misión centrada en la ‘calidez humana” y la seguridad del paciente desde hace más de tres décadas.

La familia de Gina Reyes acusa al Hospital Tlalpan de negar atención médica urgente y dejar morir a la mujer en la puerta del hospital por no presentar depósito de 30 mil pesos

“Decía: ‘Ayúdenme, no puedo respirar’… y no hicieron nada”

Todo comenzó cerca de las 00:50 de la madrugada. Gina se había acostado a dormir como cualquier otra noche, pero comenzó a sentir que le faltaba el aire. Se levantó aún consciente desde la planta alta de su casa, bajó las escaleras y expresó: “Es que no sé qué me pasa, no sé qué me pasa”.

Su hermano José Luis Reyes, al ver la gravedad de la situación, llamó a su hermana Mónica —madre de Alexa— quien vivía más lejos, cerca de la zona de Six Flags. Gina vivía cerca del Colegio México, a escasos cinco minutos caminando del Hospital Tlalpan, por lo que Mónica le indicó a José Luis que la llevaran de inmediato a ese hospital privado mientras ella llegaba con la tarjeta para cubrir el depósito necesario.

José Luis puso a Gina en una silla de ruedas y la llevó, corriendo, hasta el hospital. Una vez en urgencias, solicitó atención inmediata. Fue entonces cuando el personal del hospital le respondió que para recibir cualquier tipo de auxilio debía dejar un depósito de 30 mil pesos o una tarjeta de crédito como garantía. José Luis respondió que sí tenían el dinero, pero que quien lo portaba venía en camino y rogó que atendieran mientras tanto a su hermana.

Alexa fue clara: “Nunca dijimos que no teníamos el dinero. Nunca. Era lo de menos. Mi mamá venía en camino con la tarjeta. Sólo pedíamos que la atendieran, que le dieran oxígeno. Estaba agonizando, sin poder respirar”.

A pesar de la urgencia, el hospital mantuvo su negativa. Gina, sin aliento, pedía ayuda con lo poco que podía decir: “Por favor, ayúdenme, ayúdenme”. Personas que esperaban en urgencias comenzaron a pedir también al personal médico que la auxiliaran. “Se está muriendo, véanla”, dijeron. Fue entonces cuando salió una enfermera y colocó un oxímetro a Gina.

“No nos enseñaron el oxímetro, no hay un documento, no hay registro. La enfermera sólo dijo: ‘Tiene 90 de saturación, está bien. Seguro solo tiene taquicardia’. Y después nos pidieron que saliéramos, que les íbamos a causar un problema”, relató Alexa.

A partir de ese momento, personal de seguridad del hospital comenzó a presionar para que abandonaran el lugar. José Luis se vio obligado a sacar a Gina de urgencias y la colocó justo en la puerta, entre la calle y el hospital. Minutos después, Mónica llegó corriendo con la tarjeta en la mano. Desde la esquina vio a su hermana. “Estaba totalmente desvanecida”, dijo. “Ya no había nada que hacer”.

La muerte en la vía pública

El personal del hospital no volvió a salir. “Se escondieron en una puerta detrás de la recepción”, aseguraron las familiares. Afuera, la desesperación aumentaba. Un señor que se encontraba en la sala de espera fue quien grabó en video lo que ocurría. Las imágenes comenzaron a circular en redes sociales y generaron indignación.

Pese a la gravedad del hecho, los trabajadores del hospital se negaron a responder. Nadie salió a explicar qué había pasado. “No queremos decir que se murió por su culpa, porque no podemos saber qué habría pasado si la atendían. Pero lo que sí sabemos es que no le dieron primeros auxilios, que por ley se deben otorgar”, indicó Alexa.

Una patrulla que se encontraba cerca del hospital se acercó. El policía, al ver la escena, recomendó a la familia llevarse el cuerpo para evitar problemas. “Nos dijo: ‘Señora, yo le recomiendo que mejor se lleve a su hermana de aquí, porque falleció en la vía pública y si la deja aquí va a causar problemas al hospital’”.

Mónica se negó. “Ella falleció aquí, no me voy a mover. Sea por lo que sea, aquí murió. Y eso se va a respetar”. La respuesta del policía fue insistente: que si no se movían, sería un proceso tedioso. Mónica, alterada, respondió: “¿Qué más va a sufrir? Ya está muerta. Aquí sufrió y nadie hizo nada”.

Seis horas con el cuerpo afuera del hospital

Después de la muerte, la familia fue al Ministerio Público de Periférico, por la zona de Coquimbo, correspondiente a la alcaldía Tlalpan. Llegaron entre la 1:00 y 2:00 de la madrugada. La atención fue lenta. “Estuvimos toda la madrugada ahí. El cuerpo de mi tía seguía afuera del hospital. No lo recogieron hasta las 8:30 de la mañana”, relató Alexa.

“Nos dijeron que no había forense, que esperáramos el cambio de turno. No es viable morirse en la calle en la madrugada”, dijo, con amargura.

Una vez que se realizó el levantamiento del cuerpo, comenzaron los trámites funerarios. “Y ahí nos dicen que todo lo que se hizo en la madrugada está mal. No eran ni siquiera los formatos adecuados. Nos lo hicieron repetir todo”. Fue hasta las 7:00 de la mañana cuando el proceso comenzó a fluir.

“Estuvimos desde las 2:00 hasta las 8:30 con el cuerpo tirado. ¿Eso es justicia?”, preguntó la familia.

Sin respuesta del hospital, ni de las autoridades

Hasta el momento, ni el Hospital Tlalpan ni autoridad alguna se ha comunicado con los familiares. “No ha dado la cara nadie del hospital. Nadie nos ha dicho nada. Literalmente, se escondieron. Y seguimos esperando”, afirmó Alexa.

En su búsqueda por justicia, la familia ha compartido la historia en medios y redes sociales. Alexa aseguró que este no es el único caso. “En Google hay reseñas donde se relatan cosas similares. Hay una prácticamente igual. También piden depósitos, 7 mil, 30 mil, 35 mil. ¿Con qué criterio? ¿Por qué esa diferencia?”.

A través de los comentarios de Google y testimonios de otras familias, han identificado que el hospital tiene antecedentes. “Lo que pedimos es que investiguen al hospital, que revisen sus protocolos. Que vean si están cumpliendo con la ley. Si un paciente llega en riesgo, lo mínimo es brindarle oxígeno”.

Alexa también cuestionó el papel de las autoridades. “Entiendo que es un hospital privado, pero el gobierno debe tener injerencia. Si no se regulan estos lugares, vamos a seguir viendo muertes así”.

“Nosotros tuvimos la suerte de que se volviera viral. Pero hay personas que no tienen redes, no tienen contactos, y sus familiares también mueren así. Hoy fue mi tía, ayer no sé quién, mañana puede ser cualquiera”.

“No es una cuestión de dinero, es humanidad”

Para Alexa y su familia, lo que ocurrió no se puede justificar bajo argumentos administrativos. “Entiendo que es un negocio. Pero ante una vida, no puedes actuar con esa frialdad. Es una persona, no una araña. ¿Cómo le niegas oxígeno a alguien que no puede respirar y te suplica ayuda?”.

“Nadie del hospital ha dicho una palabra. No pedimos caridad. Sólo pedimos empatía. Queremos que se responsabilicen. Lo que hicieron fue inhumano”.

Mónica, José Luis, Alexa y el resto de la familia Reyes han transformado su dolor en una exigencia: que nadie más tenga que morir en una silla de ruedas, a la entrada de un hospital, por no tener 30 mil pesos en ese instante.

Y mientras siguen esperando una respuesta del Hospital Tlalpan, la imagen de Gina sentada en una silla de ruedas, sin poder respirar, pidiendo ayuda entre jadeos, persiste como símbolo de un sistema donde, en ocasiones, primero ha de llegar la transacción antes de que se vaya la vida.

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