Metrópoli

Amenazas de muerte dentro del penal para enfermos mentales de la CDMX

Crónica ha seguido el caso de Rodolfo desde el día que fue detenido, el joven fue acusado de un delito que no cometió, procesado fast track y sentenciado injustamente

Rodolfo disfrutaba pasar tiempo con su familia jugando juegos de mesa.

Rodolfo disfrutaba pasar tiempo con su familia jugando juegos de mesa.

“Temo por la vida de mi hijo, Rodolfo está en desventaja física y mentalmente”; el hijo del Blanca, está en el CEVAREPSI, la prisión capitalina para enfermos mentales, lleva dos años ahí pagando por un crimen que no cometió y recientemente le ha contado a su mamá que fue amenazado de muerte por otro interno que es un “monitor” de la prisión.

Blanca ya no sabe qué hacer, acudió a la Jefatura de Gobierno, a Fiscalía General de Justicia capitalina y a Derechos Humanos a llevar escritos que relatan lo sucedido con la esperanza de que ellos puedan intervenir no sólo por la seguridad de su hijo, sino también para que revisen el caso y se percaten de las anomalías que hubo en su detención y sentencia, pues Rodolfo fue acusado injustamente y sin pruebas contundentes.

Blanca acudió a solicitar ayuda a la FGJ, Derechos Humanos y a la Jefatura de Gobierno para la revisión del caso.

En la FGJ, Derechos Humanos y a la Jefatura de Gobierno, le aseguraron a Blanca que revisarían el caso. 

Blanca se percató hace apenas unos días que uno de los monitores (internos que se encargan de vigilar, apoyar y cuidar a los más vulnerables) abusa de los más indefensos, entre ellos su hijo, que tiene 32 años y problemas cognitivos.

“Rodolfo me habló por teléfono sólo para decirme: ‘Te voy a pasar al Moy’, me sorprendió porque nunca había hecho eso”. Moisés le solicitó a Blanca material para cuadros, ya que él se dedica a venderlos y “tiene muchos pedidos”.

“Tengo muchos pedidos de cuadros, tráigame una hoja de mdf de 1.40 por 2.40 de tres milímetros de grosor y pecho paloma, le paso a su hijo”, fueron las palabras del monitor para Blanca.

Blanca únicamente le dijo que sí, pero desconfió por las circunstancias en las que se lo había solicitado, porque si se trataba de material de trabajo, Moisés también podía pedírselo a su mamá; la madre de Rodolfo cuenta que anteriormente ese y otro monitor ya le habían pedido cosas como dulces, café, azúcar, jamón, quesillo y tortillas, ella se los llevaba de buena fe porque “estaban al pendiente de su hijo”.

“A pesar de que he visto a sus mamás y también los visitan, a mí no me costaba nada compartir un poco de lo que yo le llevaba a Rodolfo”, relató.

Cuando Blanca acudió a la prisión para visitar a su hijo, lo cuestionó sobre la llamada que le había hecho y Rodolfo le reveló que le tenía mucho miedo a ese monitor “porque le dijo que lo iba a matar a él o a su familia, si no le daba lo que le pedía”.

“Le dijo que se iba a desconectar, lo iba a golpear y que también lo iba matar, que nada le importaba y que mandaría a matar a su familia”; dijo.

Blanca está consciente de las limitaciones de su hijo, pero también lo conoce y sabe que algo no va bien por la manera en la que se expresa con ella y, analizando la relación de Rodolfo con el interno encargado de cuidarlo, descubrió que no es la primera vez que lo intimida para quitarle sus cosas o abusa de él.

“Hace un tiempo le llevé una chamarra a Rodolfo, luego se la vi puesta al monitor en una de las visitas y le pregunté a mi hijo por qué la traía Moisés y me dijo que se la había prestado; ahora me contó que esa vez el monitor se la pidió de mala manera, que le dijo: `me la das o te la quito´ y Rodolfo prefirió dársela porque le dio miedo”.

El joven también le contó a su madre que le da miedo el monitor porque le habla con muchas groserías, que lo ha golpeado y le ha quitado sus cosas bajo amenaza, “hace unas semanas me di cuenta que mi hijo traía un brazo morado, le pregunté que le había pasado y me dijo que se cayó, pero sentí que no decía la verdad, yo insistí en que me dijera la verdad, pero no me dijo nada y ya me contó que le pegó el monitor pero que le daba miedo acusarlo”.

Atando cabos, Blanca también se dio cuenta que el monitor obligaba a su hijo a comprarle artículos excesivamente costosos, “Rodolfo le compró una bocina, un reloj y una resistencia, muy caros; yo le decía a mi hijo que ya no le comprara nada, que le daba todo muy caro y yo era la que terminaba pagando la cuenta, la bocina se la dio en quinientos pesos y no valía ni doscientos”.

El día que Rodolfo se sinceró con Blanca, ella acudió con los directivos para pedir ayuda con la situación y el director le aseguró que se levantaría la denuncia y que en estos días acudirían a tomar la declaración de Rodolfo.