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Calaveras, catrines y orquestas abrieron el paso de las almas en el Desfile del Día de Muertos

Detrás de los bailarines, se asomaba la catrina, figura que coloca a México como el país que celebra a la muerte de manera diferente respecto a las demás naciones: al mismo tiempo avanzaba la música de las orquestas, cuyas flautas y percusiones animaban el ambiente

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Calaveras, catrines y orquestas abrieron el paso de las almas en el Desfile del Día de Muertos

Mientras avanzaba la procesión, existió una combinación de culturas, porque a pesar de que las catrinas y catrines se mostraban elegantes al caminar, se acoplaron a bailar la música de otras naciones.

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Este sábado cuatro de noviembre se llevó a cabo la conmemoración 2023 del Gran Desfile del Día de Muertos, en el que más de 14 mil participantes, entre los que se encontraron catrinas, esqueletos, alebrijes, carros alegóricos y orquestas en vivo, marcharon por las calles capitalinas y para indicar a los difuntos el camino hacia el Mictlán, lugar donde la creencia mexicana apunta que descansan todas las ánimas que trascendieron después de la muerte.

Al inicio, un grupo de representantes de las culturas indígenas danzaron para llamar a las almas que regresan a visitar a sus familiares, acompañados de incienso y música regional, hombres vestidos con trajes coloridos y al ritmo de los tambores, invitaban a los asistentes a aplaudir y a bailar para recordar a los fieles difuntos y que el camino por la avenida Paseo de la Reforma fuera alegre y ameno; en palabras de los observadores, es la mejor forma de recibir a quienes tanto amaron.              

“Me encanta ver a los danzantes y a los concheros, a mi tía era algo que le gustaba venir a ver, el año pasado estuvo aquí y fue un día feliz porque tuvo la oportunidad de tomarse fotos con los carros alegóricos, esta vez ya no está, murió en enero, pero venir aquí y oler el humo que suelta el incienso es sentir que está aquí conmigo”, declaró una de las asistentes. 

Calaveras, catrines y orquestas abrieron el paso de las almas en el Desfile del Día de Muertos

Invitaban a los asistentes a aplaudir y a bailar para recordar a los fieles difuntos y que el camino por la avenida Paseo de la Reforma fuera alegre y ameno.

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Detrás de los bailarines, se asomaba la catrina, la figura del Día de Muertos más emblemática, hecha por el artista José Guadalupe Posada, que coloca a México como el país que celebra a la muerte de manera diferente respecto a las demás naciones. Al mismo tiempo en el que avanzaba la música de las orquestas, cuyas flautas y percusiones animaban el ambiente, la cabeza de la calavera volteaba a ver a quienes estaban posados en las banquetas, personas que la saludaban y reían mientras la figura movía la boca.

Posteriormente, los carros alegóricos, que en su interior tenían ofrendas, desfilaban para representar la comida que más les gustaba disfrutar a los que ya no están. Botellas de tequila, pan de muerto, guisados y bebidas hechas de cartón, lucían en los toldos de los automóviles, que adornados con papel picado, emulaban a las mesas en las que próximamente cenarían y se encontrarían.

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“Puede ser que no vengan, tal vez sí, pero me siento feliz que este desfile es una ofrenda a la que pueden venir. Es increíble cómo el pan parece de verdad y que todas esas mujeres, vestidas de verde y hermosas, bailen al rededor de los carritos y además avienten las flores amarillas que sirven para que ellos estén aquí, con nosotros”.

Mientras avanzaba la procesión, existió una combinación de culturas, porque a pesar de que las catrinas y catrines se mostraban elegantes y rectos al caminar, se acoplaron a bailar la música de otras naciones y estados, en específico a la de Brasil, cuyas trompetas y tambores, amenizaron e invitaron a bailar al público.

Además, las mujeres vestidas de verde postraban en sus manos botes y recipientes con incienso, con la finalidad de que el humo llegara a todos los rincones de los carros alegóricos y en específico a las calaveras monumentales que se posaron en la parte más alta de las estructuras.

Calaveras, catrines y orquestas abrieron el paso de las almas en el Desfile del Día de Muertos

Las mujeres vestidas de verde postraban en sus manos botes y recipientes con incienso.

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Algunos de los cráneos tenían movimiento y mientras pasaron por la Glorieta de las Mujeres que Luchan y la avenida cinco de mayo, bajaban sus cabezas y sus bocas en las que tenían cigarros, para que los niños, adultos mayores y el público tocaran las figuras hechas de papel y cartón. En ese momento, los infantes, que iban disfrazados de catrines, besaban las calaveras y tocaban sus dientes que, en algunos casos, lucían como dentaduras reales.

“Estoy muy feliz de haber venido, todos los años lo veía por televisión, pero nada que ver a estar aquí, quiero llorar de ver a las catrinas cuando se bajan a saludarnos, es como si fuera de verdad, las personas que están adentro son muy amables porque nos dejan agarrarlas, adentro de sus bocas tienen pedazos de comida, como si acabaran de comer en la ofrenda, es sorprendente”, comentó uno de los niños.     

Calaveras, catrines y orquestas abrieron el paso de las almas en el Desfile del Día de Muertos

Algunos de los cráneos tenían movimiento y mientras pasaron por la Glorieta de las Mujeres que Luchan y la avenida cinco de mayo, bajaban sus cabezas y sus bocas en las que tenían cigarros.

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Más tarde, terminó la música brasileña y de los estados de Puebla y Veracruz, después, los catrines y calaveras y comenzaron los ritmos de sonidero y rap; inmediatamente, las familias comenzaron a cantar acompañados de las calaveras monumentales, que movían la cabeza y subían y bajaban de los carros alegóricos. Mientras los participantes invitaban a la gente a moverse y a cantar las canciones que salían de las bocinas, algunos niños tuvieron al oportunidad de montarse a los carros alegóricos y tomar de la mano a los cadáveres, además de que pudieron manipular las extremidades, para que vivieran la experiencia de manejar todas las estructuras.

“Nunca pensé que iba a poder hacer esto, moví uno de los hilos y le di la mano a una señora, es genial, quiero participar el próximo año y ayudar a construir las calacas”, explicó una niña.

Al caer la noche, el público continuaba bailando las canciones del ritmo sonidero, la entrada al Zócalo Capitalino se convirtió en una gran pista de baile, sitio en el que el humo de los inciensos, las luces y las flores de cempasúchil adornaban la gran verbena.

Calaveras, catrines y orquestas abrieron el paso de las almas en el Desfile del Día de Muertos

Al caer la noche, el público continuaba bailando las canciones del ritmo sonidero.

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Durante el corte del listón de inauguración, el jefe de Gobierno, Martí Batres, explicó que la Ciudad de México hoy en día es el sitio más visitado por turistas extranjeros, de turismo nacional y de América Latina.

“Desde hace siglos en el Anáhuac barremos los caminos para que lleguen nuestros ancestros. Ahora llenamos las avenidas de flores de cempasúchil y llegamos al momento cumbre de estas festividades con el Gran Desfile del Día de Muertos, festividades únicas en el mundo”.

“Este desfile es expresión de tradición, pero también de renovación. Aquí se expresa la creatividad de los jóvenes, de los PILARES, de los FAROS, de los centros culturales y de miles y miles de artistas; se expresa la diversidad y la búsqueda de nuestras raíces con los rostros de las nuevas generaciones”, explicó.

Durante el discurso, Batres destacó que el festejo rompió un récord de asistencia, con 1 millón 250 mil personas que acudieron a observar el espectáculo de música, danza, arte, color e identidad nacional, con más de 4 mil participantes y voluntarios.