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"El paso de la muerte" en Iztacalco: Canal de Tezontle fue regalado a los delincuentes

Los ciudadanos que recorren la vialidad son víctimas de extorsiones, robos y hasta de secuestros; aunque policías recorren la zona, no intervienen cuando observan los delitos que se cometen

Accidente en la calle
Unidad Habitacional Mujeres Ilustres. Unidad Habitacional Mujeres Ilustres. (La Crónica de Hoy)

Al recorrer la avenida Canal de Tezontle, la mayoría de los que se atreven a circular por ese sito son víctimas de delitos graves como acoso sexual, extorsiones, agresiones físicas, robos con violencia y hasta secuestro exprés, es por ello que la vialidad fue apodada por los transeúntes, estudiantes, operadores de transporte público y automovilistas como "el paso de la muerte”. De acuerdo con los agredidos, las bandas delictivas que operan en la zona están coludidas con las autoridades policiacas, pues a pesar de que ubican a los criminales, no son detenidos a causa de que dicha "plaza para delinquir" fue entregada por judiciales, sin importar que a cualquier hora del día los conductores son despojados de sus autos y las personas raptadas.

Desde que la estación del Metro Iztacalco de la Línea 8 se inauguró en 1994, el pequeño paradero que se instaló en el acceso ayudó a atender con rutas de transporte público a la población residente de las colonias Los Picos, Unidad Infonavit, Ramos Millán y Paseos de Churubusco, sin embargo, dicha base de autobuses está a un lado de la Unidad Habitacional Mujeres Ilustres, uno de los sitios con mayores índices delictivos en la alcaldía. La problemática a la que se enfrentan los peatones, automovilistas y taxistas es por la desidia y poco interés que tienen las autoridades para vigilar la avenida, pues aunque en diferentes periodos, elementos policiacos recorren la zona, éstos no intervienen cuando observan los delitos que se cometen en el lugar, los cuales son más de 10 al día.

En palabras de los choferes de transporte público, en repetidas ocasiones, los propietarios de las unidades de taxi y microbús han sido despojados de sus pertenencias y de los vehículos, además de que los ciudadanos son sujetos a desapariciones forzadas.

En respuesta a las denuncias, Crónica decidió hacer un recorrido en el "paso de la muerte", ubicando como punto de partida la estación del Metro Iztacalco y finalizando al sur de la avenida Canal de Tezontle, a un costado del centro comercial del mismo nombre.

El viaje se realizó en tres medios de transporte, taxi, microbús y caminando; en los tres trayectos, las personas que están presentes en el lugar muestran expresiones de miedo, inseguridad y pánico por atravesar la avenida llena de delincuentes, extorsionadores y secuestradores.

Al abordar el camión, el chofer de la unidad recorre todos los asientos y les aconseja a los pasajeros que guarden y oculten todos los objetos de valor que sean visibles. Los estudiantes de la Escuela Nacional Preparatoria número 2, la cual se ubica a una calle del Metro, son quienes utilizan esa ruta, por lo que el conductor recomienda que en caso de asalto, los delincuentes solamente les roben los objetos que no son costosos, como pulseras de plástico y relojes baratos.

Cuando el camión avanza, los rostros de los pasajeros reflejan temor e inseguridad, ya que unos metros adelante, a un costado de la Unidad Habitacional Mujeres Ilustres se encuentra un semáforo, cuya luz roja dura más de cuatro minutos. Una señora que se sentó a un lado de la puerta de descenso, expresó en voz alta su pánico por detenerse en el cruce de las avenidas Río Churubusco y Canal de Tezontle, la mujer le gritaba al chofer "¡Ya vámonos". Igualmente comentó que todos los días se coloca cerca de la salida, en caso de que algún delincuente asalte el camión.

Las personas que salen de dicha Unidad Habitacional piden dinero a los automovilistas, como si se tratara de limosna o una cuota por pasar por ahí, ninguna persona está exenta de aportar a dicha cooperación. Cuando los sujetos se acercan a exigir la contribución, le dicen al chofer: "para que todos estemos bien y no te metas en problemas", después de recibir algunas monedas, proceden a pedir dinero a otro vehículo.

"Ya vámonos y no les des nada", es lo que grita una pasajera cuando observa que los delincuentes están pidiendo dinero. "Siempre me siento al lado de la puerta porque hasta 10 veces al día se suben a asaltar esta ruta, en caso de que pase ahorita, me bajo rápido porque mi celular es nuevo y no puedo permitir que me lo roben", expresó una capitalina.

"Tenemos que dar dinero porque si no, al regreso nos asaltan, por lo menos nos gastamos 100 pesos en un día por estarles dando cada que pasamos, es como la cuota por pasar por su avenida, porque en esa unidad viven muchas bandas de rateros y las autoridades los han dejado que se adueñen de la calle ¿Ves que sí hay patrullas? Pero nunca se meten y a veces hasta están bromeando con ellos; por eso es el 'paso de la muerte', porque no sabes si vas a salir bien, ya no importa que te roben, pero al pasaje y a nosotros nos han dado navajazos", reveló un chofer de microbús.

Al descender de la unidad y caminar por la banqueta de la U.H, sujetos con la cara cubierta entran y salen rápidamente de los edificios llamados "Carmen Serdán" y "Leona Vicario", en las oxidadas rejas, los esperan varios hombres que les reciben el dinero, posteriormente, les dicen 'vete otra vez y me traes más".

La acera de los grandes edificios se encuentra invadida por personas que se drogan sin restricción, puestos ambulantes que bloquean las rampas para sillas de ruedas y 'chácharas' que venden los habitantes de esos hogares. Aunque la vialidad se vuelve más peligrosa debido a que según los transeúntes, los delincuentes aprovechan los puestos para esconderse, no existen operativos que regulen la colocación de negocios ambulantes y mejore la visibilidad y seguridad en la zona.

"Los rateros se esconden entre los puestos, en esa miniciudad pueden hacer lo que se les de la gana y se están drogando todo el tiempo. Su organización es muy estricta, para que nos los agarren, entre cada semáforo se rolan e intercambian lugares, adentro hay alguien esperándolos para recogerles toda la morralla y si llega a haber algún operativo, se meten a la unidad y nadie los encuentra, además la policía no entra", subrayó un transeúnte.

Más adelante, después de varios intentos por abordar un taxi, un chofer decidió detenerse, aunque antes de que la persona suba al vehículo, le cuestiona si es residente de alguno de los edificios de Canal de Tezontle. Cuando se le preguntó al trabajador por los constantes asaltos en la vialidad de Iztacalco, declaró que el "paso de la muerte" es un sitio en el que las autoridades y los delincuentes tienen un pacto de no agresión, debido a que en esos predios se ubican grandes centros de distribución de drogas, autopartes y artículos robados. Igualmente, calificó la indiferencia de las autoridades ante los delitos como algo inadmisble, ya que a pocos metros de donde se ubican las patrullas han ocurrido delitos como acoso sexual y secuestro exprés.

"Te pregunté de dónde eres porque a la gente de aquí no la subo, a algunos compañeros los han secuestrado para quitarles el carro, incluso cuando las patrullas están viendo todo, pero entre ellos no se agreden porque aquí se mueve mucha droga y es un gran negocio que con corrupción puede seguir adelante. En la noche todo se pone peor, a las mujeres que esperan el camión hacia el Metro las tocan, a algunas las han metido a los edificios y les hacen de todo porque nadie se mete, ni la policía. En los puestos, que son puro pretexto para robar, se esconden y te quitan tu celular, si bien te va nada más te roban, pero no se detienen para usar la navaja", afirmó el taxista.

Al finalizar el recorrido y regresar hacia la estación del Metro Iztacalco, los delincuentes continúan pidiendo dinero sin limitaciones en la Unidad Habitacional, agresores que todos los días intimidan a los que se atreven a circular por la avenida Canal de Tezontle, pero son invisibles para las autoridades.

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