Metrópoli

Epidemia de hepatitis en reclusorio para enfermos mentales; "la peste moderna del CEVAREPSI"

Los familiares de los contagiados no tienen la posibilidad de conocer el estado médico de los internos, solamente se limitan a decir "todo va a estar bien"

NEGLIGENCIA MÉDICA

Epidemia de hepatitis en reclusorio para enfermos mentales;

La administración del CEVAREPSI ha bloqueado toda la información del estado físico de los presidiarios.

Especial

Un nuevo problema aqueja a los internos del Centro Varonil de Rehabilitación Psicosocial (CEVAREPSI), una epidemia de hepatitis invadió a la mitad de su población sin que existan medidas sanitarias o tratamientos para controlarlo. Las autoridades del reclusorio cerraron la comunicación hacia los familiares, diciéndoles que la enfermedad pasará y que todo está bien. Sin embargo, los testimonios de los internos retratan la insalubridad, negligencia médica y falta de interés del director Jaime Abasolo Rizada por curar a los enfermos mentales.

Esperando a que algún día la enfermedad desaparezca y ocultándola a puertas cerradas, decenas de reclusos se contagian diariamente sin la posibilidad de tener acceso a la salud, deteriorándose rápidamente, aguantando dolores, sufrimiento y molestias en silencio. Un nuevo método de tortura ha sido inventado por las "cabezas" de ésta cárcel, jugando a experimentar cuántos presos pueden ser exterminados en un ambiente hostil, arrebatándoles uno de los derechos humanos más importantes, el de la salud.

Derecho a la salud inexistente

La administración del CEVAREPSI ha bloqueado toda la información del estado físico de los presidiarios. Cuando las madres, hermanas y esposas de los internos solicitan al director el seguimiento de los infectados, Abasolo solamente responde "Todo va a estar bien, no se preocupe", además de mentir acerca de falsos tratamientos médicos, como la aplicación de vacunas contra la enfermedad, campaña que jamás existió.

"Mi hijo me llamó ayer a escondidas y me dice que la situación está grave, no sé si esté enfermo. No han sido atendidos ni tienen las medidas adecuadas para resolver el problema del contagio de hepatitis, que no sabemos que clase de hepatitis sea; la vacunación es mentira, solamente les dieron cubrebocas de color verde. Él teme porque están todos los contagiados juntos; el personal no los atiende", expresó la madre de un interno.

Al contrario de las vivencias relatadas, el Programa de Derechos Humanos de las Personas Privadas de la Libertad de la capital explica que la estancia de los reclusos se debe de desarrollar en condiciones de reclusión óptimas, que favorezcan su oportuna reinserción social y familiar, con pleno respeto a su integridad física y moral, en un espacio libre de violencia, de tortura y de tratos crueles, inhumanos o degradantes.

También, el decreto establece que el cuidado de la salud en las prisiones debe ser proporcionado de forma gratuita y sin discriminación. Todas las personas detenidas, ya sea se encuentren en prisión preventiva o sentenciadas tienen derecho a la atención médica gratuita.

Instalaciones que son el "hábitat" de los virus

No obstante, éste reclusorio ha violado las jurisdicciones que protegen a los presos con enfermedades mentales, utilizando la "peste moderna del CEVAREPSI" como un experimento social en el que el mobiliario de la cárcel, invadido por ratas, piojos, cucarachas, heces fecales y alimentos descompuestos son las "trampas" o "minas" en las que los reclusos caen, mientras la administración del penal solamente los observa en silencio absoluto.

"El día lunes cuatro se dieron a la tarea de hacer llamadas informando que las visitas se suspenderían por el contagio de hepatitis; en mi caso no me llamaron, me informó otra persona y me dijo que la comida la lleváramos en bolsas. Inmediatamente marqué y lo primero que me dijeron fue que no era posible comunicarme con mi hijo, pregunté cómo los atienden o qué medidas se estaban tomando y su respuesta fue que no me preocupara", declaró la hermana de un recluso.

Según el Artículo 469 de la Ley General de Salud de México, al profesional, técnico o auxiliar de la atención médica que sin causa justificada se niegue a prestar asistencia a una persona, en caso de notoria urgencia, poniendo en peligro su vida, se le impondrá de seis meses a cinco años de prisión y multa de cinco a ciento veinticinco veces la Unidad de Medida y Actualización y suspensión para ejercer la profesión hasta por dos años.

Sumado a la negativa de los trabajadores del CEVAREPSI por brindar información, el director Jaime Abasolo continúa ignorando las causas de origen de la enfermedad, como los sanitarios descompuestos y la preparación de los alimentos en medio de animales rastreros que defecan y orinan en cualquier sitio de las instalaciones. 

Educación sexual es un mito

Además de la nula higiene del reclusorio, los afectados alegan que los enfermos mentales jamás reciben cursos de educación sexual, métodos de protección al mantener relaciones sexuales entre parejas homosexuales o revisiones periódicas de pruebas de VIH/SIDA u otros padecimientos. Dicha apatía por implementar en la reinserción social herramientas que incentiven el cuidado de su salud, es uno de los factores que ha ayudado a que las personas que se encuentran recluidas estén expuestas a sufrir afecciones.

"El contagio empezó por medio de la alimentación, además existe muchísima promiscuidad. No hay ningún control ni restricción para tener relaciones sexuales entre las parejas que están ahí; no es por discriminación, pero pedimos que tengan educación sexual", refirió una madre.

Algunos tipos de hepatitis se transmiten a través del contacto con alimentos o agua contaminados o con las heces de una persona infectada. También se puede contraer al comer carne de cerdo, ciervo o mariscos poco cocidos. Según las declaraciones de algunos presos que han permanecido dentro del CEVAREPSI, la comida que se prepara es insalubre. "Diario dan salchichas que están echadas a perder, a algunos no les dan agua y toman de la llave, que a veces está apestosa. El director lo hace para vender la comida especial que cuesta cincuenta pesos, todo lo que dan de comer huele mal y lo hacen donde están ratas y cucarachas", reveló un preso.

Aunque el director decidió que incomunicar a los familiares y cancelar todas las visitas era el método más efectivo para detener los contagios y la repartición de cubrebocas es la protección más efectiva, la realidad es que la transmisión de ese virus, en cualquiera de sus variantes se transmite primordialmente si se introduce en la boca un objeto contaminado con las heces de la persona infectada o con algún fluido, como sangre o semen con el virus de la hepatitis, generalmente a través de un pinchazo de aguja o por contacto sexual; ésta forma de transmisión se denomina vía feco-oral.

"Mi hijo me dijo que todos los infectados los tienen encerrados en el dormitorio uno, sin tratamientos para que los ayuden, nada más les dicen, estás contagiado y ya. Se esperan a que se curen pero no es cierto que los vacunaron, nunca nos avisaron y están obligados a decirnos porque tienen discapacidades; además permiten que tengan relaciones sexuales sin protección y no está mal que las tengan, pero la educación sexual es un derecho. Cuando pregunté me dijeron que no sabían cuanto tiempo sería", comentó la mamá de un preso.

Libre entrada a enfermedades de transmisión sexual

Igualmente, las autoridades del CEVAREPSI han "abierto las puertas" a las enfermedades de transmisión sexual al permitir violaciones cometidas por internos y custodios que el director dirige para que amedrenten a otros presos, quienes no tienen la facultad de expresarse, establecer oraciones y conversaciones para denunciar los crímenes que el funcionario a cargo solapa. 

La gravedad de los delitos que los trabajadores de ese reclusorio cometen, orillaron, hace algunas semanas, a una de las víctimas a permanecer varios días intubado en un hospital peleando por su vida, testimonios retratados en las diversas denuncias y quejas que los padres han impuesto en contra de ese reclusorio.

"A Carlos lo violan otros compañeros y los custodios lo saben, no le hacen caso porque le dicen que está loco y no tiene derechos; hasta lo bautizaron cambiándole el nombre a femenino porque saben que lo violan muy seguido, eso lo sabe el director y no hace nada. Con los que son más vulnerables y enfermos se ensañan más, si dicen algo les contestan que son unos locos y que todo se lo están imaginando, pero todos los que estamos ahí sabemos que sí le hacen esas cosas", comentó un expreso.

Actualmente, ninguna persona tiene la capacidad de conocer las condiciones o el "semáforo" en el que se encuentra la epidemia del CEVAREPSI. El director, quien ha fingido su despido y desaparición para evadir las acusaciones en su contra, solamente observa sin preocupación a su "pueblo", obligándolo a deteriorarse bajo una dictadura cerrada, siendo el "Gran Hermano" que vigila excesivamente a sus ciudadanos, controlando la información que éstos externan, invadiendo su intimidad y suprimiendo los derechos que les permiten tener contacto con el exterior.