Metrópoli

Extorsión en paraderos de Iztacalco; “si no pagas, tu unidad se viene con nosotros”

Una práctica que anidó ya en rutas de micros y autobuses que hacen rutas hacia el Edomex o dentro del territorio capitalino. Los maleantes no tratan de hacerse pasar por crimen organizado de mayor envergadura, pero son eficaces, detienen a los conductores que no les pagan y llevan sus unidades a unas calles de allí, donde permanecerán hasta que la deuda sea saldada

Unidades incautadas en la calle sur 12 y oriente 237

Unidades incautadas en la calle sur 12 y oriente 237

Los microbuseros de los paraderos Metro Puebla y Metro Coyuya sufren extorsiones por parte de individuos que les cobran hasta 600 pesos por unidad y que, de no pagar, les “incautan” el vehículo, lo llevan a unas cuadres del paradero y lo dejan allí hasta que el moroso pague. Las rutas interestatales, que van desde este punto de la alcaldía Iztacalco, CdMx, hasta puntos en el estado de México, son las más afectadas, pero las rutas que sólo van por el territorio de la capital también han sufrido el embate de estos extorsionadores.

Los taxistas de esos paraderos también fueron abordados por los delincuentes, pero ellos reaccionaron contratando seguridad privada. Tardaron 15 días en ahuyentar a los extorsionadores de sus unidades.

De acuerdo a narraciones coincidentes de conductores de microbuses y autobuses del servicio concesionado, el grupo de extorsionadores no se identifica como parte de algún grupo delictivo (ni Unión, ni Jalisco Nueva Generación, ni cualquier otra), sencillamente aparecieron hace algún tiempo y se adueñaron del lugar, amenazaron a los conductores con incautar unidades si no se les paga una cuota y les cumplieron la amenaza. En efecto, hay unidades paradas cuya vigilancia, según constato Crónica directamente, corre a cargo de un comando que se mueve en una minivan y motonetas.

Unidades incautadas en la calle sur 12 y oriente 237

Los conductores aseguran que este grupo cobra una cuta de entre 600 a 800 pesos

En cuanto a la policía, “hay puntos de vigilancia aquí cerca”, comenta uno de los conductores de Micro, “pero de nada sirve”, los cobros e incautaciones continúan.

“El cobro, varia dependiendo de la ruta que uno traiga, la carga de pasajes, los viajes que se realizan en el día, en general los pagos están entre 600 y 800 pesos, esto puede aumentar de pendiendo si uno pone o no de su parte”, cuenta a Crónica uno de los conductores.

De acuerdo con lo testimonios, el principal blanco de estos delincuentes son las rutas que van hacia el Estado de México debido. Están más desprotegidas pues recorren por algunas zonas poco transitadas. “Normalmente ya tienen estudiadas las rutas, a muchos los amagan con quitarles la unidad si no le entran con la cuota, algunos camiones terminan incautados en la rojo Gómez por no pagar”, relata otro de los trabajadores del volante.

Además, cuando los maleantes se aburrieron de un chofer que no paga, lo interceptan mientras está trabajando, lo obligan a bajar a los usuarios y uno de ellos toma el volante y se llevan la unidad. Y los declarantes señalan calles donde son llevadas las unidades del servicio público incautadas. Allí mismo, señalan, la unidad será desvalijada si el dueño tarda en pagar su deuda.

Unidades incautadas en la calle sur 12 y oriente 237

Unidades incautadas en la calle sur 12 y oriente 237

Crónica va a uno de estos lugares, en la calle Sur 12 y Oriente 237. Cuatro autobuses están en aparente abandono, pero en cuanto los enviados del diario se aproximan, una persona en motoneta se aproxima, observa y después se aleja. No han pasado más de tres minutos cuando una minivan azul y la motoneta se emparejan a la comitiva del diario. La puerta trasera de la minivan se abre y cuatro sujetos saltan de allí para rodear a los integrantes de este diario.

“Por qué les están tomando foto a los micros”, preguntan en tono hostil, con tubos y llaves mecánicas en las manos. Al interior de la minivan hay piezas de automotores.

“Nos perdimos y le enviábamos una foto, a mi amigo para que pase por nosotros”, se les contesta.

“Dejen de tomar fotos y mejor aváncenle”, gritaban los hombres y verifican que sus órdenes sean cumplidas. La minivan se detiene una calle más adelante, luego de escoltar a quienes han sido expulsados de ese depósito callejero de buses. La motoneta es enviada unas calles más. No se retira hasta que los intrusos abordan un auto y parten.