Metrópoli

"Mi inversión, ilusiones y sueños se convirtieron en cenizas": Locatarios de Plaza Oasis lloran por la pérdida de su patrimonio

Propietarios de las bodegas calcinadas intentan asomarse por la pequeña puerta y dicen "Por ahí se ven algunas de mi cosas, sí nos van a dejar". Ansiosos, esperan el dictamen de la alcaldía y de la Fiscalía; momentos después, la esperanza se diluye

"Desmañanarte e invertir es algo que se fue en segundos, yo perdí un millón, otros hasta 120 millones".

Especial

"Vengo desde Nezahualcóyotl a ver mi local, cuando se estaba quemando, la mayoría eran cenizas, cosas irreconocibles; debo un millón de pesos, que invertí en esto, no sé cómo lo voy a pagar, no tengo en qué trabajar", mencionó Hernán, con lágrimas en los ojos, al observar al personal de la alcaldía Cuauhtémoc, que revisó los locales que se calcinaron en la Plaza Oasis.

El incendio del pasado 16 de noviembre no solamente acabó con cajas repletas de mercancía, que en su mayoría, zapatos y sandalias, sostenían a cientos de familias que dependían del negocio del calzado, sino que también dejó sin empleo y con altas deudas a los titulares de esos negocios. Al llegar, se percibe un olor a plástico quemado, es posible observar a hombres con vestuario de protección entran y salen de los comercios, el exceso de ceniza, pinta las botas, manos y rostros de los trabajadores.

A pesar del panorama, los locatarios comentan entre ellos que existe una ilusión de que los dejen entrar a recuperar algunos objetos, minutos después, los peritos salen a anunciar que todo quedó irreconocible, nada se puede rescatar y el predio está muy debilitado; los rostros de confusión invaden el ambiente.

Hernán es un hombre que tiene poco tiempo en el negocio de la venta de zapatos, no obstante, él narra que la poca experiencia y su ambición de conseguir un espacio dentro del sector empresarial lo hizo solicitar varios créditos que le permitieron a su negocio desarrollarse durante los años, crecimiento que según él, no tuvo resultados.

"El esfuerzo de años ahora es nada"

En la calle Peña y Peña del corazón del barrio de Tepito, se encuentra la "Plaza Oasis", al llegar, todavía están los restos de charcos de agua que arrojaron las pipas que intentaron extinguir el fuego. Algunos adultos mayores que eran propietarios de las bodegas calcinadas, intentan asomarse por la pequeña puerta y dicen "Por ahí se ven algunas de mi cosas, sí nos van a dejar". Ansiosos, esperan el dictamen de la alcaldía y de la Fiscalía.

"Contarte es como regresar la mala película, entré el día de la quemazón cuando intentamos ayudar, estuvo difícil porque los bomberos no podían abrir un candado y retrasó un poco, entré y vi todo negro, cenizas" --- llora mientras observa el edificio --- "Ves tus cosas ardiendo y no puedes hacer nada, no teníamos pipas, no alcanzaron porque la mercancía es de petróleo y el agua no puede apagar eso. Los que entraron, que están en la planta baja, tienen una luz de esperanza porque lo peor pasó hasta arriba, por las cocinas, pero los que perdimos todo, no sabemos qué hacer".

"En la madrugada se volvió a prender, es una lástima ver tu material echado a perder, mi inversión, ilusiones y sueños se convirtieron en cenizas, da muchísimo coraje porque ves todo prendido y no puedes hacer nada, es imposible porque no tienes cómo combatirlo, tu mercancía está quemada, tu esfuerzo de tantos años ahora es nada".

"Después de muchas horas mi bodega todavía estaba incendiándose, tengo mucha tristeza, es mi esfuerzo de años verlo convertido en cenizas, el carnal de al lado estaba conmigo y me dijo: si te sirve de consuelo, ésta es mi bodega y está peor que la tuya, completamente en llamas; me quedé callado, le tengo que echar ganas, se me salen las lágrimas pero aquí estoy".

Atento a las indicaciones de los trabajadores, el hombre intenta asomarse por la pequeña rendija en la que solamente asoman materiales irreconocibles que construyeron lo que algún día fueron bodegas. Las esperanzas aumentan, pues los curiosos, comerciantes y vendedores del otro lado de la banqueta gritan: "Ánimo, si se va a poder entrar, sacaremos lo que podemos", como si lo imposible solo costara un poco más. El locatario, continúa con la narración, con un rostro diferente, ya sin lágrimas, cambia su tono de voz, gracias a que los dichos al exterior de la plaza, construyen la ilusión de una pronta recuperación.

Las ventas comenzarían el martes 

Niños juegan y saltan en los charcos de agua, rápidamente, el pasillo se llena de más comerciantes, ya que los trabajadores y peritos darán muy pronto el resultado del análisis de la estructura. "El martes ya empezamos a trabajar, con lo poquito que hay, al ratito entramos por nuestras cosas", se dice entre la multitud.

"Vengo desde abajo, tengo siete años trabajando duro para hacer algo, pero siento que hice la chamba para nada, no sirvió, tengo que volver a empezar, ahorita no tengo nada, en mi casa no hay dinero, todo lo tenía invertido aquí, esperaba estos días, según el día o el mes chido, por lo menos para vivir cómodo. Éste tropezón me bajó muchísimo; tengo la esperanza de que sí voy a entrar y a recuperar algo, aunque sea una cajita de cien chanclas, poder moverlas y tener poquito dinero, no sé que chingados hacer, tengo una pequeña luz".

El 2023 no fue un buen año

Además, el hombre y los demás presentes expresaron que el 2023 no fue un año de altas ventas, dado que la falta de dinero y eventos internacionales como las guerras, lastimaron la adquisición al mayoreo de los productos que nacen en el extranjero. También, el incremento al cobro de "derecho de piso" en la zona, afectó gravemente a la economía de los locatarios, quienes tienen que destinar una parte de sus ingresos al pago de las extorsiones.

En los rostros de los afectados se observa tristeza, desilusión y algunas lágrimas caen,

Jorge Aguilar

"Desmañanarte e invertir es algo que se fue en segundos, yo perdí un millón, otros hasta 120 millones, no sabemos qué vamos a hacer con los que nos dieron el crédito, hoy en día ya no hay temporadas, la guerra de Ucrania hace que nuestras cosas que vienen en barco, las vendan más caras y ganamos muy poco; antes esperábamos el buen fin y la época de diciembre, ahorita está todo caído, se vende más en febrero".

"No sacamos mucho, vienen a pedir el piso y a veces les decimos: no tengo nada, pero hay que pagar, todos nos cobran, pero ahorita que nos pasó el incendio, ninguno de ellos nos ayuda".

"Si me dicen que no puedo entrar, con los proveedores me tendría que volver a embarcar, dar la cara y pedirles prestado, ellos nos han hablado, apoyado y esperado pero las cuentas no se pagan solas".

El tiempo de espera se agotó, la alcaldía terminó de analizar el inmueble y los afectados convocan a una junta exprés; al comenzar a hablar, el funcionario de la alcaldía anuncia que solamente la planta abaja está estable y es imposible acceder a los siguientes niveles, ya que está en estado irreconocible. Añade que el inmueble se encuentra muy debilitado y el acceso a un gran número de personas podría ocasionar un colapso; la posibilidad de entrar y recuperar algún objeto se extingue.

Por último, el trabajador expresó que hasta la semana del 20 al 24 de noviembre, se podrá iniciar un trabajo de campo más exhaustivo y evaluar lo existente en la planta baja.

En los rostros de los afectados se observa tristeza, desilusión y algunas lágrimas caen, sin que alguien intente expresar algo dada la gravedad de la noticia. Entre susurros, se escucha: "¡No! ¿Qué vamos a hacer?".

En seguida, los comerciantes realizan otra asamblea, convocan a grupos de Whatsapp para agilizar la información que se emita en las próximas horas, cada vez más fuerte y recurrente, se escucha: "Sí vamos a poder, nos dicen que no pero saldremos de ésta".