Metrópoli

Sin hogar y amenazados para que vendan el activo

La botella de solvente llega a las 5 de la tarde, se reparte en ocasiones a la vista de la policía. Es una escena que se repite día con día para quienes, sin hogar, son víctimas fáciles del abuso

La vida en la calle

Un líder que mueve a todos los jóvenes en situación de calle

Un líder que mueve a todos los jóvenes en situación de calle

Adrián Contreras

La fachada del antiguo edificio y abandonado del ISSSTE sobre Avenida de la República, a un costado del Monumento a la Revolución Mexicana, funge como guarida de jóvenes en situación de calle que viven entre la mona y la venta de drogas. Son comandados por Mundo. A diferencia de sus súbditos, que deben dormir en el piso, entre la suciedad, cucarachas y ratas, este líder de 25 años que siempre se acompaña de su celular, duerme en una cama improvisada sobre una tarima con cobijas y almohada.

Mundo se pasa el día acostado, mirando quien pasa y esperando a que llegue su vendedor de activo, el Iguana que generalmente se hace acompañar por su pequeño hijo. El Iguana y su hijo llegan a bordo de una bicicleta negra con gris; el Iguana localiza a Mundo y se acerca a él, de inmediato le entrega una botella de un litro de activo; el niño de unos 8 años va y saluda de mano a todos los hombres y mujeres de la calle presentes. Mundo deberá pagar por la venta del activo, está amenazado y si incumple la cuota o se niega a vender el activo, él y sus compañeros correrán peligro de muerte.

La amenaza ha sido suficientemente creíble para que algunos hayan huido de allí.

Aunque el Iguana y su pequeño hijo conviven con los jóvenes de la calle que ocupan el viejo edificio gubernamental, Iguana es quien transmite las amenazas para que Mundo y su gente no abandonen la venta de droga.

Mundo y su novia, Luna, a veces se la pasan durmiendo o platicando entre ellos; hay días que tienen bicicleta si el Iguana se las presta; también perros pitbull que Luna lleva al lugar. Otros días simplemente se encuentran bajo los efectos de las sustancias tóxicas que se meten y quedan tumbados en el piso.

Grupo de jóvenes en situación de calle viven en el edificio abandonado del ISSSTE

Grupo de jóvenes en situación de calle viven en el edificio abandonado del ISSSTE

Adrián Contreras

El activo se mueve en botellas de plástico, la orden es clara, en punto de las 5 de la tarde empiezan a desfilar frente a Mundo los demás indigentes; el fin: comprarle activo y estopa para hacerse una mona.

La policía ronda todas las tardes, se estacionan frente a ellos a la hora que empieza la venta de activo, sin hacer nada al respecto debido a que reciben una cantidad de dinero por hacer caso omiso a la situación y dejen trabajar al Iguana y Mundo.

Vigilancia en el lugar donde venden activo

Vigilancia en el lugar donde venden activo

Adrián Contreras

Los peatones que pasan por frente de ellos los miran sorprendidos, como si nunca hubiesen visto personas indigentes; una pareja pasa y ella lanza un “¡Guácala!”; señoras de la tercera edad detienen su andar para mirarlos fijamente.

Crónica observa e incluso convive con el grupo de Mundo y durante la visita los jóvenes narran un poco de su vida, cómo sobreviven al frio y al hambre, narran también la violencia de la calle e incluso de la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social (Sibiso) capitalina y de los albergues a los que las autoridades tratan de atraerlos.

La neta Sibiso nos golpea, nos maltrata, nos tira nuestras cosas cuando vienen por nosotros y nos suben a las camionetas a la fuerza; si estamos dormidos, llegan y nos patean todo para llevarnos al albergue Coruña que, al chile, está peor que la calle; a una compañera, hace tres meses, se la llevaron y hasta ahora no sabemos nada de ella, hemos ido a preguntar y dicen que no saben nada. Y no es la única, también a mi compa no le quieren dar informes de su hermano”, comenta uno de los indigentes.

“Simón”, responde el otro joven, “a mi hermano igual se lo cargó la chingada, los del Coruña se lo subieron hace 4 meses en su camioneta blanca con verde, dizque a bañarlo y mira que no sé nada de él; cuando voy a preguntar me mandan a la chingada”.

Coruña está ubicado en Iztacalco y los indigentes pueden llegar por su propia cuenta para pernoctar. En las noches de invierno salen de allí brigadas a repartirles un kit que contiene cobijas, jabones, pasta de dientes, toallas femeninas, condones, entre otras cosas.

En los días durante los que Crónica conoce de sus vidas, la droga aparece continuamente; ellos no niegan que la usan y la venden. Estos jóvenes caminan alrededor del Monumento a la Revolución, se quedan sentados en esquinas o tirados en medio del paso, desvanecidos por el hambre.

Jóvenes en situación de calle, conviven entre ellos

Jóvenes en situación de calle, conviven entre ellos

Liliana Gómez

Piden comida a quienes consumen en restaurantes cercanos, pero generalmente su comida sale de la basura, aprovechando que el personal de limpieza suele estacionar sus carritos con los botes de deshechos en las cercanías. Los jóvenes de la calle los registran a detalle en busca de algo comestible.

En la siesta durante horas

En la siesta durante horas

Adrián Contreras

En su guarida, en los últimos días, se pueden observar casitas improvisadas, podrían parecerse a las que uno formaba cuando era pequeño para jugar, pero ellos no la usan para eso, es su hogar cubriéndose del frio, con un techo de lona, paredes de tela con guacales. Algunas ocasiones ya no estarán en su punto de reunión debido a que los llevan a los albergues a pasar las fechas decembrinas, pero los jóvenes en situación de calle prefieren pasar sus días y noche en las calles de la CDMX.