Metrópoli

“Solo queremos estar bien”: Damnificada de la Pensil en Miguel Hidalgo

La alcaldía ofrece 3 mil pesos de renta a víctimas de explosión por acumulación de gas

Mujer recicladora recogiendo basura en la calle
Foto: Alier Blancas Foto: Alier Blancas (La Crónica de Hoy)

A casi 15 días de una explosión por acumulación de gas en la colonia Pensil, en la alcaldía Miguel Hidalgo gobernada por Mauricio Tabe, las familias afectadas continúan padeciendo los horrores de la burocracia.

Es en la Tercera Cerrada de lago Ammer que Blanca Lidia Gutiérrez, una de las víctimas de la tragedia, tuvo este viernes una disputa con policías de la demarcación y con personal del Ministerio Público cuando cerca de la una de la tarde, ella y su familia trataron de entrar a su domicilio para sacar algunas de sus pertenecías; ropa, electrodomésticos y demás.

Gabriela Beltrán, una de las trabajadoras de la alcaldía les impidió el acceso con el argumento de que “era peligroso y no se harían responsables por algún tipo de accidentes, ni la alcaldía o los trabajadores de la zona cero”. Fue así que Blanca, en compañía de Rosa, su vecina y también damnificada así como con amigos y vecinos presionaron a las autoridades, que al notar un ambiente de exaltación, casi al borde de la violencia, les permitieron el ingreso y se les abrieron las puertas de sus domicilios acordonados con cintas y en los que era visible apreciar los polines que soportaban el peso de algunos muros o techos al borde del colapso.

“Se nos acaba de otorgar un apoyo de 3 mil pesos para una renta, esto en conjunto con el INVI. Hice mi contrato de renta de una pequeña casa, muy cerca de aquí, en Callejón de san Juanico, lo que queríamos era sacar ya nuestras cosas para pasarlas a la casa porque están más en peligro aquí. Ellos no me van a pagar el refrigerador, mi tele o la estufa”, afirmó Blanca, quien sin titubeos alzó la voz como si quisiera que la escucharan todos los presentes.

Blanca comenta que el trato que les han dado durante su instancia en Pilares del Deportivo Pavón ha sido “bueno”, aunque hay personas que ya empezaron a enfermar y la comida con los días que pasan es de baja calidad. “Nos hace daño (la comida), está bien que Pilares no esté acondicionado como un albergue y que no tenga al cien por ciento las condiciones adecuadas para recibirnos, pero tampoco somos animales para que nos ofrezcan una comida tan fea”.

La demolición de su deteriorada vivienda está programada para dentro de dos meses y, aunque aún varias familias no cuentan con un lugar para rentar, y menos con los 3 mil pesos que se les da para este apoyo, Pilares seguirá brindando el auxilio a todas las familias que lo necesiten. 

“Somos 22 familias las afectadas por la explosión, en mi caso yo tengo una bebé de dos años y no podía seguir quedándome en ese sitio (Pilares), el agua con la que te bañas es tibia y me queda poco tiempo para regresar a mi trabajo de barnizadora, mi jefe fue comprensivo y me dio todo este tiempo para resolver mi situación”, agregó Blanca.

Con una zona acordonada hay un susurro del viento que hace mirar, irremediablemente, a aquel lugar de la explosión y donde casi perdida en medio de aquel tétrico escenario se encuentra una veladora que alumbra de día y de noche ese terreno casi baldío. El futuro de Blanca y Rosa son inciertos pues, en Pilares desde hace más de un año otras 20 familias viven “de aquí para allá” y no tienen un lugar fijo donde descansar y ellas no quieren el mismo destino para sus familias, ya que “una semana están ahí y otra en un albergue en Revolución”, comentó una niña que saludó a Rosa y que jugueteando se echó a correr.

“Hay que ser conscientes de las cosas, no estamos pidiendo ni más ni menos, solo queremos estar bien”, concluyó Blanca. 

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