Metrópoli

Siempre es lo mismo, aún con remodelación hay corrupción; vendedores ambulantes

No por tener nuevos accesos a la cultura y movilidad la demarcación ha dejado de ser violenta. Los vecinos se apropian de los espacios con la esperanza de que la economía mejore, la corrupción termine y la pandemia desaparezca 

realidades de Iztapalapa

Foto: Alier Blancas

Foto: Alier Blancas

 

Avenida Ermita, una de las vías más transitadas de la Ciudad de México, ha visto grandes cambios estructurales a la altura de “Los Tinacos” y la Vocacional 7 en Iztapalapa, pero no sólo ha cambiado la dinámica del cómo se mueve la gente, por la recién inaugurada línea dos del Cablebús, sino también el cómo los vecinos y las personas en general se han apropiado, cueste lo que cueste, de los espacios públicos.

“Llevamos aquí cerca de cuatro años, con lo de la pandemia todo se vino abajo, desde nuestras ventas hasta la gente que pasaba por aquí. Muchos siguen con miedo y no quieren salir” comentó desde su puesto Javier, vendedor de cubrebocas y ropa para dama, ubicado en una de las banquetas principales que llevan a la recién inaugurada Utopía Papalotl.

Foto: Alier Blancas

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El predio que actualmente alberga dicha Utopía hasta 2007 fue conocido como “La Ford”, una zona de autopartes robadas del extinto Distrito Federal, ahora, con la modernización de la demarcación, las personas se han apropiado casi de cada esquina de dicho centro de la manera en la que mejor lo saben hacer: el ambulantaje.

La Ford en 2007

La Ford en 2007

“A mi esposo lo han robado en el puesto muy seguido, a mi sólo tres veces. La verdad es que uno no reporta estas cosas porque es mucha perdida de tiempo y nunca dan solución” expresó Livia, vendedora de papas, dulces, cinturones y gorras en un puesto que tiene vista a avenida Ermita en dirección a metro Santa Martha.

Gobernada por la alcaldesa Clara Brugada, la demarcación refleja en sus ciudadanos la ganas de poder estar mejor, vivir con bienestar y alcanzar un pleno estado de derecho, sin embargo, no sólo construyendo centros culturales o brindando mayor movilidad a los vecinos se podrá lograr.

Foto: Alier Blancas

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La zona, rodeada de trabajadores que construyen el trolebús elevado que marchará de la UACM Casa Libertad a metro Constitución de 1917, no cuenta con un panorama fácil de digerir, pues mientras que una esquina se encuentra el ambulantaje, del otro lado provienen y viven los dichosos rateros que han asaltado a Livia. “Le dicen 'Las Casitas', hay que tener cuidado porque es una especie de vecindad y parece que viven muchos malandros”, apuntó Patricia García, otra vendedora de dulces.

Entrada a

Entrada a "Las casitas"

A simple vista los puestos parecen ser todos distintos: un puesto de carnitas, uno de ropa deportiva, otro de garnachas, etc. Pero no es algo que se haya dado por default, sino que el líder de esa pequeña zona de comerciantes fue quien lo decidió. “Nosotros pagamos 20 pesos diarios por estar aquí al que coordina, si quieres poner tu puesto primero debes de hablar con él”, comentó Patricia. Es decir, incluso los espacios públicos son controlados, se compran, se rentan o se venden.

Foto: Alier Blancas

Foto: Alier Blancas

“A mí lo que me gustaría es que ya no hubiera corrupción, porque luego aquí en la avenida hay peleas y lo policías no hacen nada y, por ejemplo, los de “Las Casitas”, compran a los policías para que no los agarren, siempre es lo mismo” añadió Patricia García.

Si bien la remodelación de los espacios no es suficiente para que la violencia se acabe, hay algunas voces que tienen la esperanza de que todo mejore. “Llevamos cerca de seis meses aquí, nosotros queremos que todo mejore, que esto de la pandemia se acabe y también pase la cuesta de enero, todos dicen que es por eso que no hay ventas, así que hay que esperar” comentó Javier, vendedor de ropa deportiva.

Foto: Alier Blancas

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