Metrópoli

Sobrevive Barrio Chino capitalino a pandemia por Covid-19

Los comerciantes salieron avante a pesar de que las ventas bajaron y otros tuvieron que cambiar de giro

Barrio chino

Barrio Chino de la Ciudad de México.

Barrio Chino de la Ciudad de México.

Lizeth Diana Hernández

La pandemia golpeó al Barrio Chino de la Ciudad de México, ese que es considerado el más pequeño del mundo.

En un recorrido hecho por Crónica se observó la resiliencia de la que fueron protagonistas, supieron adaptarse y mantenerse, muchos, a flote.

Varios comercios se fueron a quiebra por la pandemia de Covid-19, el resto optó por cambiar su giro… de adornos para casa a artículos de primera necesidad.

El Coronavirus hizo que muchos de los comercios se vieran envueltos en la crisis económica que detonó la enfermedad a nivel mundial; sin embargo, prefirieron cambiar el giro de su negocio.

Los chinos resultaron afectados ya que su día fuerte, dicen, es el festejo de Año Nuevo Chino, estos 2 años, el 2020 y 2021, no han podido celebrarlo por lo que sus ventas disminuyeron drásticamente.

A unos no les alcanzó para pagar la renta, otros tuvieron que cerrar por miedo a que el Covid- 19 llegará a su vida; los más valientes se esforzaron por salir adelante, ya que a pesar del virus se enfrentaron a la realidad y trabajaron para lograr sobrevivir.

El Barrio Chino abarca sólo una cuadra en Dolores y a pesar de ser una calle pequeña hay un mundo en ella; está ubicado en el Centro Histórico y una de sus principales atracciones son las famosas tiendas “Asia Shop”, en las que ofrecen souvenirs como galletas de la fortuna, adornos orientales y amuletos de acuerdo con tu signo zodiacal; además comercian artesanías chinas, ropa, alimentos y productos de importación.

SUPERVIVENCIA

Con la llegada de la pandemia las tiendas de Asia Shop se las vieron negras, aseguran sus dueños, debido a que sus ventas no subían y terminaban por tirar los productos.

Las ofertas y promociones no eran suficientes, por más que ofertaban sus productos antes de su fecha de vencimiento no se lograban vender, otros preferían comerse las ventas para no desperdiciarlas y en algunas ocasiones optaban por regalar a los trabajadores todo aquello que había caducado debido a que muchos artículos se pueden consumir con dos o tres días de haber pasado la fecha de consumo.

Lo mismo en restaurantes, donde la comida se les echaba a perder y decidieron comprar menos alimentos para cocinar y en repetidas ocasiones, confesaron, recalentaban la comida de un día antes y así la vendían bajo la justificación de, “no queríamos perder lo que invertimos”.

Ahora con el cambio de semáforo a verde los comerciantes de esta comunidad señalaron a esta casa editorial que comienzan a recuperarse con las ventas de días festivos o fines de semana.

“Lo único que sí hemos visto es que la mayoría de las personas que van a los juzgados ya se atreven a comer en los restaurantes y a comprar comida, antes no lo hacían por miedo”, cuenta uno de los comerciantes.

Lore, como pidió que se le llamara, contó que trabajar con los chinos es cosa seria, fue despedida hace dos meses de una tienda llamada Wang Wang; la corrieron por el robo de una caja registradora a mano de delincuentes.

“Salí hace dos meses de Wang, el fuerte de esa tienda es la ropa, el dueño dejó de comprar ropa en buen estado y con su distribuidor consiguió que le vendieran la ropa que tenía descoseduras o detalles mínimos para ahorrarse ese dinero el mismo la cocía”, narró mientras atendía otra pequeña tienda más adelante.

“Me despidió porque unos delincuentes del centro se metieron a robar una caja registradora supuestamente con 12 mil pesos y sin saber nada publicó en Instagram que se buscaba empleada sin antes avisarme que me despediría. Así me enteré que ya no tenía trabajo”, cuenta mientras se ríe.

Y agregó, “como buena mexicana lo afronté y le canté las cosas, a mí dígame en mi cara que estoy despedida, dígame cuánto me dará por los tres años que trabajé aquí, en ese momento sólo me dio 3 mil pesos y ahora me encuentro en juicio para exigir lo que me corresponde, sé que tardará, pero por trabajar con un chino no permitiré me difame y no me quiera liquidar como me corresponde, pues su empresa está registrada ante el SAT”.

Calle Dolores, callejón del Barrio Chino.

Calle Dolores, callejón del Barrio Chino.

Lizeth Diana Hernández

Dalia, de la heladería Kochi Kochi Land, explicó que antes de que la Ciudad de México se declarará en Semáforo Rojo Epidemiológico, las ventas del sitio eran muy buenas.

“Antes de que empezará la pandemia estaba muy bien nuestra economía en la heladería, pues vendíamos aproximadamente 40 crepas al día, los fines teníamos hasta 70. Cuando empezó la pandemia por lo del semáforo rojo no podía abrirse y sólo vendíamos por aplicaciones, el helado no se hacía diario, bajamos la cantidad de fruta para comprar pues también se nos quedaba. Ahorita venimos cinco trabajadores, descansamos un día a la semana cada integrante y vendemos más, los coreanos y chinos se enojan porque como no saben español se molestan cuando les explicas aun cuando les explicamos en inglés”, contó la joven de no más de 25 años.

Kochi Kochi Land, heladería.

Kochi Kochi Land, heladería.

Lizeth Diana Hernández

Un trabajador de Dynas-Tea contó que el negocio tiene apenas tres años de vida, sin embargo, a pesar de ser una heladería relativamente nueva, sus jefes supieron encontrar el equilibrio y sacarla avante.

“Este negocio tiene tres años, antes de la pandemia no era tan grande, pero supieron tener un balance y se agrando, ahorita que esta el semáforo verde metimos nuevos productos, la cantidad de venta es mayor, no es lo mismo que antes de la pandemia, pero ahorita estamos sobresaliendo y nuestras ventas se están viendo beneficiadas, trabajamos seis personas en el local, vendemos pan al vapor, dulces, fideo frito”, dijo.

La mujer narró que su jefe nació en la CDMX y que mantiene las costumbres mexicanas.

“Las costumbres que él tiene ya son como las de un mexicano más, podemos decir que es una persona amable, que nos respeta y que sabe lidiar con sus trabajadores, no por nada he durado tres años” explicó Jessica Rosas encargada de Dynas-Tea

Local de venta de pan al vapor y fideo frito. Dynas-Tea

Local de venta de pan al vapor y fideo frito. Dynas-Tea

Lizeth Diana Hernández