Ana Morales tenía 15 años cuando comenzó una relación con CE, sobrino del ex alcalde de la Gustavo A. Madero, Víctor Lobo; los jóvenes estuvieron juntos durante once años, compartieron muchas etapas de sus vidas, pero ya no se sentían la misma sintonía que cuando eran más pequeños, CE comenzó a ser celoso.

“Llegó un momento en el que CE era extremadamente celoso y yo codependiente de el, entonces permitía muchas cosas”, relató Ana y resaltó que el proceso de violencia fue progresando de manera sutil y lenta, por lo que no podía percatarse de las banderas rojas.

Debido a que los jóvenes crecieron juntos, sus círculos sociales eran los mismos. En una ocasión Ana invitó a CE a su viaje de generación de preparatoria, ahí los celos pasaron a los golpes: “En una fiesta fui al baño y CE me cuestionó que a dónde me había ido, le dio un ataque de celos, pero a mí nunca me gustó hacer escenas o discutir delante de la gente, entonces salimos de la fiesta y me dio la primera golpiza”, recordó la chica.

CE golpeó a Ana en el estomago y en la espalda, cuidando no dejar marcas en el rostro para que nadie lo notara: “Me dio puñetazos y patadas en la espalda, cuando regresamos a la fiesta yo ya no quería saber nada de nada, estaba alejada de todos y él conviviendo perfecto como si no hubiera pasado nada”, cuenta.

Un día antes de las elecciones para definir al nuevo alcalde de la Gustavo A. Madero en 2015, Ana acompañó a CE a una reunión: “Él estaba muy metido con su tío, un día antes de elecciones hicieron una fiesta para celebrar el pre triunfo, en esa fiesta tomó y se descontroló y ahora sí me golpeó en la cara”, afirmó la mujer.

Ana levantó una demanda, cuando la reviso el médico legista le descubrió un esguince en la pierna entre otras lesiones: “Volvió a pedirme perdón, yo era muy codependiente de él, no podía pasar una semana sin CE porque sentía que me moría, accedí a regresar con él a cambio que tomara terapia psicológica y aceptó”, explicó.

En la desesperación de ver que la situación no progresaba a favor, Ana habló con la mamá de CE para pedirle que lo hiciera entrar en razón, “pues para qué lo haces enojar”, respondió la mamá.

CE ya no era el chico del que Ana se enamoró, se volvió una persona agresiva con ella y con todo su entorno: “Cada fin de semana lo llevaban al MP, por sus influencias lo sacaban con una llamada, pero todos los fines se agarraba a golpes o se metía en algún problema”.

Cuando Ana tenía 23 años se embarazó, pensó que sería el inicio de una nueva etapa: “Cuando le conté se emocionó, estaba fascinado, me dijo que íbamos a casarnos, que no me preocupara… me pinto todo padrísimo y me animé”. Pronto comenzaron a buscar departamento y planificar su vida, pero otra golpiza interrumpió el embarazo.

“Estábamos en una fiesta, yo no quería estar ahí, me sentía muy hormonal, quería descansar, le pedí que me llevara a casa y él se regresara, pero se enojó, entonces me esperé y me puse a platicar con un amigo, llegó el monstro de los celos y me dio otra golpiza tan fuerte que perdí al bebé”, dijo Ana.

Los papás de Ana le prohibieron seguir con CE y procedieron a denunciar: “En el hospital me dijeron que no se logró el embarazo y me hicieron un legrado para sacar el producto, el hospital dio aviso a las autoridades y notifiqué que ya había una carpeta previa y a partir de ese día no lo volví a ver”, comentó.

CE fue notificado con una orden de restricción, Ana describe que es como si hubiera desaparecido, a ella le dejaron de hablar todos los círculos sociales, sólo conservó dos amigos: “Cuando terminé esa relación perdí muchas amistades, muchas, el peso político tuvo mucho que ver, sólo conserve dos amigos quienes me dijeron que CE estaba muerto de miedo y nadie habia sabido de él”, aseguró.

Ana y CE también eran vecinos, pero desde la tragedia el agresor y su familia huyeron, bloquearon a la chica de todas las redes sociales y ella no sabe nada de él, la demanda no procedió porque continua prófugo de la justicia.