La actitud de las autoridades mexicanas con la migración, especialmente la haitiana, es la de no ver ni oír. Una y otra vez se esfuerzan, incluso con coordinación entre gobierno rivales, para desaparecer los campamentos migrantes, pero no el problema de fondo. Así, no es extraño que una vez más se haya instalado la Pequeña Haití, el conjunto de casas de campaña en la Plaza Giordano Bruno de la Colonia Juárez, en la que familias antillanas, incluyendo decenas de niños de 2 o 3 años, duermen en la calle.

Al recorrer las calles de la Colonia Juárez, una vez más decenas de hombres, mujeres y niños negros están sentados en las bancas y banquetas en torno a la Plaza Giordano y el Sumesa del barrio; en torno a ellos, ropa tendida al sol, maletas, muchas maletas, y cocinas improvisadas en las que se prepara pollo. Hay personas jóvenes acostadas, algunos ya al interior de las casas de campaña, acompañados de sus niños.

Hay también, al menos, tres mujeres embarazadas, una de ellas, probablemente a inicios de 2024, será la primera en integrar un bebé a la inagotable marcha de haitianos hacia el norte, en dirección a los Estados Unidos. Los niños que están allí han pasado ya por eso, tiene unos dos o tres años, así que seguramente nacieron lejos de Haití, en Brasil o Chile. Nunca han pisado Haití y es probable que no lo hagan nunca, pues sus padres duermen con ellos en la calle justamente porque están a la espera de un papel migratorio de la Comar que les permita seguir el viaje. Para atrás, de regreso, nunca, es su deseo.

Según algunos de ellos, tienen en México un par de semanas y, de acuerdo al custodio del cercano albergue de la Alcaldía Cuauhtémoc, ya son varios días en los que la oleada migrante se ha incrementado lo suficiente para saturar este refugio. En la Giordano Bruno hay unos 400 migrantes, en torno al albergue se agolaban otros 200 con la esperanza de alcanzar una cama allí y evitar dormir a la intemperie.

Para la noche, la Pequeña Haití había crecido al doble en tiendas de campaña y personas. Los migrantes hablan de que están siendo discriminados, que a ellos en particular Migración no les está dando papeles en tanto ven que a otras nacionalidades sí se les atiende.

Batres quiere quitar la oficina de la COMAR en Tláhuac

Martí Batres, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, solicitó a la secretaria de Gobernación (Segob), Luisa María Alcalde retirar la oficina de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), que se encuentra en la alcaldía Tláhuac, debido a la alta presencia de migrantes haitianos, venezolanos, colombianos entre otras nacionalidades.

El mandatario capitalino dijo en conferencia de prensa que de acuerdo a quejas vecinales de la demarcación pidió a Gobernación y a la secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Barcena, buscar otra dirección para la oficina de la COMAR.

“Le planteé a Luisa María y Alicia Barcena buscar otra oficina de la COMAR, de hecho en la semana vamos a tener una reunión formal”, dijo Batres.

La oficina de la COMAR en Tláhuac fue habilitada dentro del Bosque del mismo nombre de la demarcación, ademas de un albergue para los migrantes, éste se abrió el pasado 10 de abril debido a la alta presencia de migrantes en la Plaza Giordano Bruno, en la colonia Juárez, a unos metros de la oficina oficial de la COMAR.

En una entrevista en meses anteriores, Jorge García Hidalgo, subdirector de migrantes en la Sibiso, dijo que la idea de la nueva sede de la oficina en Tláhuac es evitar que lleguen a la colonia Juárez, “no son las condiciones adecuadas para que se queden en la calle, es por eso que la COMAR agilizará los trámites aquí en el albergue, entonces la invitación es que lleguen directo aquí los migrantes”.

No obstante, los migrantes siguen pernoctando en la Juárez, así como en calles de las alcaldías Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Cuauhtémoc, y Venustiano Carranza. Debido a que los albergues ya no cuentan con capacidad para albérgalos.

Sobre este tema, el jefe de Gobierno capitalino aseguró que el G-CDMX, ha otorgado la atención en hospedajes y comidas a los migrantes, contrario a lo que dicen los albergues de las asociaciones civiles únicos en atender a los migrantes, quienes piden un grito de auxilio para que el gobierno de la CDMX habilite casas de refugio.