Metrópoli

ZooAragón busca visitantes que prueben su renovación

El zoológico fue transformado radicalmente y ahora busca ser uno de los espacios favoritos de citadinos y extranjeros

Ely es la única elefanta que habita en los zoológicos de la CDMX y fue rescatada de un circo

Ely es la única elefanta que habita en los zoológicos de la CDMX y fue rescatada de un circo

Foto: Jennifer Garlem / La Crónica

Hace mucho tiempo no sentía interés por ir a un zoológico, después de la pandemia todos queremos conocer nuevos lugares, incluso si están a unos cuentos minutos de casa. La idea de la visita al Zoológico de San Juan de Aragón surgió el día que leí noticias y opiniones sobre las condiciones en las que se encuentra el lugar (supuestamente condiciones malas para las especies que lo habitan).

Tenía años sin pisar un zoológico de la Ciudad de México, la última vez que fui al de Chapultepec era una niña de no más de 12 años, por lo que mi visita al Zoológico de San Juan de Aragón se volvió bastante emocionante y más porque la intención era confirmar todo lo que se dice sobre el mantenimiento, el presunto abandono y maltrato de las especies.

Al llegar todo se veía tranquilo, era un día entre semana y el sol estaba en su máximo esplendor, la entrada lucía impecable, incluso la atención de la guardia de seguridad que muy amable me solicitó llevar la mochila a paquetería porque traía una manzana.

En paquetería se encontraba el señor José Luis, bastante atento, fue él quien me informó que entre semana no hay gente, únicamente asisten 400 o máximo 600 personas a lo largo del día y los fines de semana de 2 mil a 4 mil; si es un fin de semana feriado llegan hasta 6 mil personas y me comentó que la entrada es gratis. Cuando lo supe, tontamente imaginé que era porque vería algo no grato, por cierto, por sólo 20 pesitos puedes dejar tus cosas en paquetería.

Coincidí con una chica que estaba tan sorprendida como yo, “pensé que estaba bien feo”, me comentó. No hay basura en los corredores, ni siquiera hojas que caen de los árboles, los cristales de los estanques son impecables; los exhibidores son semicirculares y permiten observar a las especies desde cualquier ángulo, en cada espacio hay zonas con sombra, cuartos y cavidades de agua. Es moderno; incluso me recordó al zoológico de San Luis Misuri, que fue el que visité la última vez.

Foto: Jennifer Garlem / La Crónica

Foto: Jennifer Garlem / La Crónica

A pesar de que no había muchos visitantes, el personal de vigilancia y limpieza estaba atento al más mínimo detalle en los espacios; con el paso de las horas más familias comenzaron a llegar, pero también había muchas parejitas y hasta solitarios disfrutando de una caminata bajo el sol. Cada cierto tiempo un tren para los peques hace un recorrido, hay espacios para comer y un área de souvenirs con precios accesibles.

Viendo a los lobos marinos que jugueteaban en el estanque hice platica con una señora y no tardó en decirme que la última vez que visitó este zoológico se quedó sin ganas de volver, “yo visité este zoológico hace unos años y no me quedaron ganas de regresar, ahora es un lugar totalmente diferente y nos gusta venir seguido”.

Yo no lo había visitado antes, pero me quedó bastante claro que el lugar ha sido transformado radicalmente y ahora busca ser uno de los espacios favoritos de citadinos y extranjeros.

Foto: Jennifer Garlem / La Crónica

Foto: Jennifer Garlem / La Crónica

Durante mi visita, aproximadamente de cinco horas, me percaté de que todas las especies que habitan el zoológico son bien atendidas, comen frecuentemente, gozan de espacios con sombra y cavidades de agua, algunas tienen juguetes.

Cada especie cuenta con una placa informativa, que tiene un semáforo de riesgo de extinción, los nombres que tiene, una descripción, lo que comen, en donde viven, el tiempo de gestación, el promedio de crías por camada, un mapa de distribución, la actividad y lo más divertido el sonido que hacen, claro que traté de imitar el: auu.auu, uh-uh-uh, pshi-pshi-pshi, que hace el mono araña.

Presté mucha atención a cómo viven las especies y hasta las ardillas corren más lento de lo normal de lo gordas que están, vi que roban la comida de algunas especies, incluso una recibió un sape de un mono araña.

Observé que los animales están tranquilos, muchos son juguetones y también comelones; vi a los impalas forcejear mientras jugaban, me sorprendió la cantidad de leones que hay, el aviario es hermoso; me percaté qué las aves comen bastante sano y rico, tenían brochetas gigantes de fruta fresca clavadas en la tierra; también hay un herpetario al que podrás ingresar por un costo de 40 pesos, los niños pagan 30 y hay un descuento especial para adultos mayores, ahí podrás ver diferentes especies de serpientes, arañas, sapos, ranas, tortugas y algunos lagartos.

Foto: Jennifer Garlem / La Crónica

Foto: Jennifer Garlem / La Crónica

Uno de los temas que más han alertado a los medios y a la comunidad es que se rumora que Ely, la elefanta africana del zoológico y la única elefanta en la CDMX vive en malas condiciones. Activistas y abogados buscan que sea trasladada a un santuario por las supuestas deficiencias en su cuidado, en especial porque está sola. Sedema ha informado que sus cuidados son adecuados y se encuentra en buenas condiciones.

Ely tiene aproximadamente 39 años y fue rescatada del circo Hermanos Vázquez en el 2012, se dice que el gobierno capitalino pagó por ella más de 3 millones de pesos y a su llegada al zoológico fue diagnosticada con varios padecimientos crónicos, incluyendo una lesión en una de sus patas por un grillete, dermatitis y otros trastornos físicos y mentales.

Como una ciudadana que se preocupa por lo que dicen los medios pregunté sobre Ely a los trabajadores, supe que la elefanta es bien tratada y querida por el personal, incluso hay quienes van a hablarle en su tiempo libre, uno de ellos me dijo que aún tiene traumas, “cuando hay mucha gente, se pone muy nerviosa y se pone a bailar, yo creo que se acuerda de cuando la maltrataban, sabemos que la quieren mandar a un santuario, pero podría ser difícil que se adapte a una nueva manada, no es un animal joven y aún tiene traumas”.

Los trabajadores también me informaron que el zoológico busca la reproducción en cautiverio de los ejemplares y ya se han logrado algunas como la de una jirafa en el 2021, de lémures en el 2019 y de lobos mexicanos en el 2020.

Puedo decir que mi visita en el Zoológico de San Juan de Aragón fue bastante agradable luego de haberlo subestimado, a la salida volví a ver a la chica de la entrada y no dude en preguntarle si recomendaría o visitaría nuevamente el lugar y su respuesta fue inmediata, "¡claro que sí!".

Foto: Jennifer Garlem / La Crónica

Foto: Jennifer Garlem / La Crónica

La entrada al Zoológico de San Juan de Aragón es totalmente gratis y está abierto de martes a domingo de 9:00 a 16:30 horas, cierra sus puertas los días lunes, el 25 de diciembre y el 1° de enero. Visítalo en Avenida José Loreto Favela sin número, en la colonia San Juan de Aragón.