
Colombia se ha convertido en el tercer país del mundo con mayor número de personas desplazadas internamente por la violencia, solo por detrás de Sudán y Siria, según cifras divulgadas este viernes por la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). Al cierre de 2024, el país sudamericano acumulaba 7,3 millones de desplazados internos, lo que representa el 14 % de su población.
La portavoz adjunta del secretario general de la ONU, Stéphanie Tremblay, informó en rueda de prensa que la situación sigue deteriorándose en 2025.
En apenas cuatro meses y medio del año en curso, se han sumado otros 66.000 desplazamientos forzados, lo que representa un aumento del 28 % en comparación con los desplazados registrados durante todo el año anterior.
La región del Catatumbo, en el departamento de Norte de Santander, es una de las zonas más golpeadas por esta crisis. Allí se concentran los combates más intensos entre grupos armados ilegales, así como entre estos y las fuerzas del Estado. Solo en esa región, los desplazamientos han afectado a más de 56 mil personas.
A pesar de la magnitud de esta tragedia, los esfuerzos humanitarios están lejos de ser suficientes. La OCHA advirtió que los recortes presupuestarios han permitido cubrir solo el 25 % de las necesidades detectadas, dejando a decenas de miles de personas sin asistencia básica.
El contraste entre la realidad humanitaria y el discurso diplomático es notable. A pesar del recrudecimiento del conflicto interno y la persistencia de la violencia, el proceso de paz en Colombia continúa siendo valorado como un modelo por las Naciones Unidas.
En cada sesión trimestral del Consejo de Seguridad dedicada al país, el proceso recibe elogios y respaldo unánime por parte de las grandes potencias.
Sin embargo, sobre el terreno, la crisis humanitaria no da tregua y el número de personas obligadas a abandonar sus hogares por la violencia no deja de crecer.