
El Ayuntamiento de São Paulo, en Brasil, comunico esta semana el desmantelamiento total del mayor mercado de drogas al aire libre del país denominado “Cracolandia” y ubicado en el corazón de la ciudad.
Lo que antes era una calle llena de personas consumiendo crack ahora luce vacía y vigilada por agentes de la Guardia Municipal.
El alcalde Ricardo Nunes, calificó este hecho como una “victoria para la ciudad” y dijo que muchas personas se alejaron del lugar de forma voluntaria para entrar a tratamientos de adicción, asegurando que operativos ayudaron a cortar el suministro de drogas en la zona.
Sin embargo, organizaciones de derechos humanos y varios exhabitantes de Cracolandia no están de acuerdo con esta visión optimista, pues aseguran que hubo uso excesivo de la fuerza y que lo único que se logró fue dispersar a los adictos, sin ofrecerles soluciones reales como atención médica, trabajo o vivienda.
“Nos trataban como basura. Me quitaron mis cosas, me cachetearon y hasta rompieron el dinero que llevaba”, contó Mariane Farias, una mujer de 32 años que hasta hace poco vivía en el lugar.
Aunque algunos vecinos están satisfechos con la limpieza del área y esperan que no regresen los campamentos, expertos advierten que “Cracolandia” no es sólo un lugar, sino una comunidad de personas unidas por su situación de vida y que, sin ayuda real, volverán a reunirse en otra parte.