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Más de 10 millones están convocados a votar en las cuartas legislativas en cinco años; el bloque de centroderecha parte como favorito

Portugal va a las urnas entre hartazgo electoral y abstención creciente

Elecciones en Portugal Evento de campaña de Chega en el último día de la campaña de las elecciones legislativas, en Lisboa. (EFE)

Portugal celebra este domingo unas elecciones legislativas marcadas por el cansancio electoral, la desafección ciudadana y el persistente desafío de la alta abstención. Son los segundos comicios legislativos en poco más de un año y los cuartos en el último lustro, en un país donde el voto voluntario convive con una creciente sensación de inutilidad democrática.

Más de 10.8 millones de personas están llamadas a votar, pero muchos lo harán con escepticismo. Incluso el primer ministro en funciones, Luís Montenegro, de la coalición centroderechista Aliança Democrática (AD), reconoció el viernes que existe un claro hartazgo entre los portugueses.

Ventaja de la centroderecha

Según una encuesta publicada por la Universidad Católica, la coalición AD obtendría el 34 % de los votos, seguida por el Partido Socialista (26 %), y por el partido de extrema derecha Chega, liderado por André Ventura, con un 19 %. Este último resultado podría variar tras los recientes problemas de salud de Ventura, no contemplados en el sondeo.

Un 12 % del electorado sigue indeciso, y el 81 % afirma que ya votó o piensa hacerlo. Sin embargo, los analistas coinciden en que la participación podría bajar respecto a 2023, pese al alto porcentaje de voto anticipado por movilidad (94,45 % de 330.347 inscritos).

Abstención estructural

En las calles, la apatía es tangible. António Lemos, jardinero de 48 años, no irá a votar: “Siempre lo mismo, socialistas o socialdemócratas. No vale la pena”. Como él, más de 4.3 millones se abstuvieron en 2024, y la tasa ha crecido desde 2005 (de 35,7 % a 41,1 %).

Leonor, administrativa de 34 años, dice no votar desde antes de la pandemia: “Siento rechazo, no creo en ninguno”. Lo dice mientras camina bajo un cartel electoral tachado con tinta negra, símbolo silencioso del hartazgo político.

Según la politóloga Ana Rezende-Matias, el abstencionista portugués suele ser menor de 35 años, apático y desvinculado de la política. Cree que estas elecciones tendrán menos participación, en parte por la proximidad con las municipales y presidenciales de los próximos 12 meses, lo que genera un “cansancio democrático”.

El experto João António, del Centro de Estudios y Sondeos de Opinión Pública de la Universidad Católica, añade que parte del aumento de la abstención se debe al registro automático de votantes. Aun así, afirma: “Me sorprendería que la participación subiera”.

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