Sergey, electricista ucraniano que se unió a las defensas de su país en contra de Rusia donde en una misión en la ciudad de Járkov, una mina terrestre exploto ocasionando una amputación parcial de tipo Chopart conservando únicamente su talón.
Luisa Alejandra Santos Borráez, maestra de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES), campus Juriquilla de la UNAM, comenta que “El afectado sufrió una amputación parcial, también conocida como amputación parcial de tipo Chopart, luego de haber pisado una mina terrestre que le ocasionó perder gran parte del pie, lo único que conservó fue su talón”.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC, por sus siglas en inglés) define que estas minas “están diseñadas para matar o provocar heridas graves cuando son activadas por una persona; es decir, que son inherentemente activadas por sus víctimas. Es difícil verlas, dado que por lo general están enterradas o camufladas en el suelo”.
“Algunas, como las minas explosivas, detonan directamente bajo los pies, lo que genera lesiones graves en los miembros inferiores; otras, como las minas de fragmentación, proyectan trozos metálicos sobre una superficie más amplia y causan lesiones en muchas personas. Por estas características, son fáciles de activar y no hay distinción entre combatientes y civiles”, precisó.
El soldado ucraniano había recibido atención médica en su país natal donde recibió “primero cirugía y luego rehabilitación en un hospital privado pagado por el gobierno ucraniano”, recordó Sergey. Santos Borráez expresó que “heridas como la suya representan un reto para los protesistas, por el espacio reducido con el que se cuenta para la protetización”.
Como parte de la atención hospitalaria, Sergey recibió dos prótesis de un material similar a la resina, rememora el joven minero. Cuando una de éstas se rompió, Sergey ingresó a un programa de vinculación promovido por el gobierno de su país que, a través de organizaciones no gubernamentales, busca mejorar el día con día de los veteranos y aquellos afectados por el combate.
Por esto, la Sociedad Civil Ucraniana en México, con apoyo de la Embajada de Ucrania y el Ministerio de Salud ucraniano, hicieron de puente entre Sergey y un grupo de especialistas de la ENES Juriquilla, quienes podían auxiliarlo no sólo a nivel físico, sino también mental.
Este equipo que ayudo a la rehabilitación del soldado fue comandado por Luisa Alejandra Santos Borráez, y contó con la participación de la académica Nora Ramírez, de la licenciatura de Nutrición, con la estudiante Aleida Cisneros de la misma área, los estudiantes Adrián Pastrana y Andrea Peña de la licenciatura en Órtesis y Prótesis, y los alumnos Daniel Rodríguez y Andrea Torres, de Fisioterapia.
Uno de los primeros retos a los que se enfrentaron, tanto Sergey como el equipo de Juriquilla, fue el idioma y la distancia buscando resolverlo el primero apoyándose de voluntarios traductores y de aplicaciones para comunicarse mejor con el paciente. Además, las primeras etapas fueron mediante videoconferencias hasta que el paciente pudo hacer el viaje a México.
“El joven llegó procedente de Ucrania en noviembre de 2024, con una prótesis que no se adaptaba a sus medidas, ya que él había bajado de peso y ésta era de un tamaño más grande de lo que requería; por tanto, le impedía hacer sus actividades diarias de manera adecuada”, expresó Santos Borráez.
“El procedimiento inició con una valoración multidisciplinaria por parte de especialistas de medicina, fisioterapia, nutrición y del área de órtesis y prótesis, quienes determinaron el tratamiento integral del paciente, incluyendo el tipo de prótesis que se ajustara a las necesidades, expectativas y nivel de actividad del paciente”, comentó debido a que desafortunadamente, no todas las víctimas son candidatos a prótesis a corto, mediano o largo plazo.
“También fue valorado por el área de nutrición, ya que presentaba bajo peso, y por los fisioterapeutas, quienes le aplicaron un tratamiento para el fortalecimiento muscular y la mejora de su equilibrio”, continuó.
Luisa Alejandra dijo que “después de dichos tratamientos, se concluyó que el paciente tenía las condiciones adecuadas para el proceso y se inició el desarrollo de una prótesis de prueba”.
“Primero se le tomaron medidas para elaborar sus moldes, sobre eso se hace el proceso de termoformado que involucra diversos ajustes hasta tener el socket (cuenca donde se aloja el muñón del paciente) definitivo. El joven ucraniano utilizó esta prótesis de prueba un mes y una vez que se hizo la alineación, la adaptación y el paciente se sintió cómodo, se desarrolló la definitiva. Todo el procedimiento tuvo una duración de cuatro meses” mencionó.
La docente puntualizó que “el tipo de prótesis que se le hizo fue en fibra de carbono con un apoyo en la parte anterior, en la parte de la tibia”.
Asimismo, informó que el paciente ya fue dado de alta y se encuentra ya en Ucrania con su familia y gracias a esta prótesis puede hacer actividades como correr, agacharse, subir y bajar escaleras, rampas y caminar en diferentes terrenos.
Con la nueva extremidad Sergey también mejoró su equilibrio, ya que anteriormente se le dificultaba el apoyo monopodal.
“Me gustó el trabajo. Están cuidándome mucho, corriendo, siempre haciendo algo, tratando de ajustar las cosas, ayudando” comentó el joven ucraniano.
“La tecnología que ofrece la UNAM es muy completa en el área de Órtesis y Prótesis, principalmente porque contamos con especialistas y también con tecnologías de vanguardia como los escáneres o robots, que nos permiten hacer los procesos de forma más rápida y de manera más precisa”, subrayó Santos Borráez.
La maestra reiteró que “el área de fisioterapia cuenta con diversos equipos que ayudan a fortalecer los músculos y el equilibrio de los pacientes, todo esto hace que el tratamiento sea integral y permite una mejor rehabilitación del paciente”.
“Este caso tuvo éxito gracias a que el afectado fue atendido por un grupo multidisciplinario de profesionales y de alumnos quienes son el pilar de la UNAM, y, a su vez, estas experiencias, supervisadas por profesionales, les dan a los estudiantes la oportunidad de reforzar su conocimiento por medio de la atención de casos reales de pacientes que requieren una prótesis”, agregó.
La docente finalizó comentando que se evalúa la posibilidad de extender esta atención en los próximos meses a otras personas con situaciones similares, para así fortalecer los vínculos de colaboración internacional y “reafirmar los valores esenciales de la UNAM, como la solidaridad y el compromiso con la mejora de la calidad de vida de los pacientes”.