
El gobierno de Estados Unidos ordenó este martes suspender todas las entrevistas para visados de nuevos alumnos extranjeros en las embajadas y consulados que Estados Unidos tiene por el mundo, mientras se prepara para implementar una nueva política que contempla una mayor revisión de las redes sociales de los solicitantes, según informó este martes el portal Politico.
El secretario de Estado, Marco Rubio, envió un cable diplomático a los consulados estadounidenses en el que ordena “con efecto inmediato” no programar nuevas citas para solicitar visados de estudiante o de intercambio (categorías F, M y J) hasta que “se emitan nuevas directrices”, lo cual, estima, ocurrirá “en los próximos días”. El texto añade que las entrevistas ya programadas pueden seguir su curso.
Los visados F-1 están pensados para los estudiantes extranjeros; los M-1 cubren a los alumnos de programas “técnicos o no académicos” (tales como escuelas de cocina u otros centros de formación profesional); y los J-1 sirven a los investigadores internacionales.
“Seguiremos revocando los visados de personas que vienen a nuestro país a perturbar la vida de nuestras instituciones de educación superior”. La última vez que Rubio había dado un cálculo de cuántos permisos se habían cancelado fue en marzo: entonces la cuenta ascendía a unas 300. “Un visado no es un derecho, es un privilegio”, declaró el secretario de Estado la semana pasada.
Consultada al respecto, la portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, declaró en rueda de prensa que el Gobierno empleará “todas las herramientas” a su disposición para investigar a quienes intentan ingresar en Estados Unidos.
“Cada país tiene derecho a saber quién intenta entrar y qué ha hecho esa persona. No es nada nuevo”, afirmó.
Acoso sin piedad a Harvard
La noticia llega pocos días después de que la Administración Trump enviara a las autoridades académicas de Harvard una carta, firmada por la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Kristi Noem, para comunicarles que quedaba revocada su potestad para admitir estudiantes extranjeros.
La medida se interpretó como una escalada en el acoso de la Casa Blanca a la institución de educación superior más antigua y rica de Estados Unidos, a la que acusa de incitar el “antisemitismo” y el “terrorismo” en su campus. Para doblegar a la universidad, los funcionarios de Washington ya habían congelado cerca de 3,200 millones de fondos federales y amenazan con rescindirles la exención fiscal de la que disfrutan.
El viernes, Harvard demandó al Gobierno por lo que sus abogados consideran “una represalia”, y, a las pocas horas, una jueza federal decretó la suspensión cautelar de la medida, con el argumento de que ponerla en práctica causaría “daño inmediato e irreparable” a la universidad.
Este martes, Trump fue un poco más allá, al ordenar la finalización de todos los contratos de nueve agencias federales con la universidad. El golpe económico para Harvard asciende en esta ocasión a 100 millones de dólares.